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Montañismo y Exploración
El espíritu
25 junio 2005

Darío Bracali, autor de Andinismo presenta en su libro una serie de recomendaciones que tituló "El espíritu" y que tiene mucho que ver en los Andes, pero también en cualquier montaña del mundo.







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Antes, el montañismo era entendido como una lucha del hombre contra la naturaleza. Hoy lo es como la comunión del hombre con el de la naturaleza, y en todo caso como una búsqueda de superación de las propias limitaciones.

El éxito de una expedición depende en primera medida de la Voluntad de sus miembros. Luego, del grado de adecuación de su conocimiento técnico, estado físico, adaptación a la altura, alimentación e hidratación a las exigencias de la ruta elegida. Y finalmente, de la pertinencia del equipamiento frente al clima y el terreno.


alpirama.chEl montañero es un desafío más mental que físico. Sin Voluntad, perseverancia y confianza en uno mismo cualquier objetivo es demasiado. La posibilidad de cumplirlo está en la mente. Y a veces la diferencia entre la vida y la muerte también.


En el mundo hostil y desolado de la alta montaña la solidaridad es vital y es una obligación del andinista ofrecer su ayuda a quien pueda precisarla. Quien dé prioridad a una cumbre antes que a salvar una vida no tiene sitio en los Andes. Ni entre los verdaderos montañeros.


Aprende dónde y cuándo es sabio darse vuelta, lo cual debe ser antes de quedarte sin recursos. Distingue entre ambición y locura. El miedo a veces nos impide realizar un sueño y a veces nos salva la vida. Domínalo, no dejes que te haga perder el control y ayude a provocar lo que temes. Cuanto más delicada sea la situación, más serenidad debes tener. Recuerda que los accidentes no son fatalidades sino el producto de una concatenación de errores humanos. Nunca te arriesgues más allá de lo sensato; el buen montañero es el que muere de viejo. Escala con toda la seguridad posible, sin comprometer ética ni eficiencia. Respeta los altos Andes; la ruta más simple se puede convertir en muy peligrosa.


Evalúa con objetividad tu propia capacidad y busca un desafío acorde. El exceso de confianza puede ser tan peligroso como la falta de conocimiento. Si tienes un sueño, prepárate para poder cumplirlo con seguridad. Capacítate y entrena tu cuerpo. El buen estado físico permite la velocidad, que es seguridad. Y para poder ir rápido hace falta ir liviano. Deja entonces todo lo superfluo abajo.


Cuando más concentrado, integrado en el medio y fundido en los elementos estés, mejor será tu rendimiento. El conocimiento te hace seguro y eficiente. Minimiza las distracciones y no hagas las cosas a la ligera. Y todo ello sin dejar de disfrutar del entorno.


La idea en la montaña es pasarlo bien. Cuando el disfrute se desvanece, ha llegado el momento de pensar en cómo salir de allí con el máximo grado de seguridad.


Algún regreso a una cumbre te puede exigir ir al límite. Aún cuando parezca que no hay más energía, siempre queda un poco. Búscala y sigue. Nunca te des por vencido. T cuerpo es más resistente de lo que tú mismo crees.


La magia del espíritu humano se resume en aquella mirada que busca, con entusiasmo sin límites, la próxima montaña desde una cumbre. Por eso, cuando llegues a la cumbre, sigue subiendo.




Tomado de: Darío Bracali. Andinismo. Manual para ascender a las montañas más altas de los Andes. Ediciones Desnivel, Madrid. 2004. ISBN: 84-96192-61-X, páginas 121-122





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