TOCAR Y DEJAR PLAGAS
1 enero 2003
Palabras de una anciana india de la tribu de los Wintus de California. Tomado de T. C. McLuhan (recopilador). Pies desnudos sobre la tierra sagrada. Outerbridge y Lazard, New York, 1971. Traducción de Andrés Hurtado García.
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Los blancos de burlan de la tierra, de las plantas y de la caza. Cuando nosotros, los indios, cazamos, nos comemos toda la carne. Cuando buscamos las raÃces, hacemos pequeños hoyos. Cuando construimos nuestras casas hacemos pequeños hoyos. Cuando quemamos la hierba por causa de las langostas, no arruinamos todo. Sacudimos los frutos y bayas de los árboles. Sólo utilizamos los árboles muertos.
El hombre blanco, en cambio, revuelve el suelo, tumba los árboles, destruye todo. El árbol dice Â?¡Detente! Estoy herido, no me hagas malÂ?. Pero el hombre lo tumba y lo destroza. El EspÃritu de la Tierra odia al hombre blanco. Arranca los árboles y aniquila hasta las raÃces. El blanco corta los árboles con sierra. Eso les hace mal. Los indios jamás hacen daño, mientras que el hombre blanco destruye todo.
�l hace explotar las rocas (para las minas de oro) y deja las piedras esparcidas por el suelo. La roca dice: �¡Detente! Tú me haces mal�. Pero el hombre blanco no presta atención. Cuando los indios utilizan las piedras las toman pequeñas y redondas para hacer fuego...
¿Cómo podrÃa el EspÃritu de la Tierra amar al hombre blanco? Dondequiera que él la toca deja una plaga.
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