Rodolfo Rosales S.

Profanar la blancura que cubre al Monte Everest y coronar su cima, que alcanza los ocho mil 850 metros, es el sueño que tiene el alpinista mexicano Guillermo Carro Blaizac.

Con apenas 23 años, Carro no tuvo la fortuna de poder llegar a la cima del Everest, debido a que el mal tiempo, combinado con el hecho de no llevar oxígeno artificial y sin sherpa, se lo impidieron.

“Me quedé a 850 metros de la cima… no lo pude creer”, relata con la emoción dibujada en el rostro.

A sus 23 años, Guillermo es un experimentado alpinista, ya que desde los diez años de vida inició su gran pasión, al lado de su abuelo en el Pico de Orizaba, quien al final de su vida le heredó sus arreos de trabajo.

Sin apoyo de grandes patrocinadores, Carro estuvo dos meses en el Monte Everest con la intención de cubrirse de gloria al colocar la bandera de México en la cima.

“Desgraciadamente no fue así, tuve problemas, pero lo que aprendí valió la pena. Desde que llegué allá sentí una gran emoción, frente a mí estaba el coloso como retándome a vencerlo y fui tras él.”

Fueron dos largos meses de pelea entre Carro y el Everest…

“El inicio no fue fácil ya que tuve que hacer el ascenso sin sherpas —guía— y sin oxígeno artificial, sólo tuve dinero para colaborar con los gastos de los campamentos intermedios, es decir, el gas y los alimentos.

Fueron pasando los días, las semanas y el Everest iba cediendo, pero lo hizo de una manera salvaje.

Primero porque el frío era tremando, los dedos de las manos se engarrotaban y hasta llegaron a ponerse un poco morados, así que el ascenso, el cual fue por la cara norte, no fue fácil, luego la nieve, la cual caía inclemente y a mayor cantidad cuando escalaba”.

Recordó que los atardeceres en la altura son un espectáculo impresionante, ya que la nieve se tiñe de un amarillo pálido y sobre ella las nubes forman figuras caprichosas.

“Poco a poco fui escalando y al llegar a los cuatro mil (sic) metros sentí que estaba venciendo a ese gigante blanco que al llegar a sus faldas me había desafiado, pero estaba muy lejos de imaginar que miles de metros más arriba me esperaba con toda su furia”.

Y es que en el último campamento, a 850 metros de la cumbre, todo cambió.

“Estaba a casi nada de lograr la cima, de verdad que ya me imaginaba en ella, el día estaba soleado, todo era propicio para atacar la cima pero… de pronto el clima cambió, empezó a soplar un viento muy fuerte y a medio camino, empezó a fáltame el oxígeno, las manos se congelaron más que nunca, por momento no las sentía, entonces el cuerpo comenzó a congelarse y el oxígeno a faltarme, como era una lucha entre la furia del Everest y un simple mortal, decidí desistir, ya que mi vida estaba en riesgo, por lo cual descendí al campamento base y ahí quedó mi primer intento”.

Va por la revancha

Pero eso no significa que Guillermo Carro haya desistido.

“El próximo año voy a ir por la revancha, claro, será en igualdad de circunstancias; es decir, sin guías, ni oxígeno, ya que sólo tengo un patrocinador, Sport City y mi presupuesto no es alto; aunque no estoy seguro de que en los dos meses que estaré de nueva cuenta en el Everest y esta vez creo que lo podré vencer, ya que lo atacaré por la cara norte, la cual ya conozco y también sé cuál es su comportamiento”.

Para llegar en mejores condiciones, iniciará su preparación un día después de la navidad, ya que el 25 de diciembre viajará a la cordillera de los andes, en Chile, para iniciar un trabajo escalada, estar en contacto permanente con la nieve y perfeccionar su método de escalada.

“Es un viaje carao, porque todo cobran allá, pero sí deseo vencer al Everest, vale la pena hacerlo”.

Su otra faceta

Además de alpinista, Guillermo es actor, en octubre del 2001 actuó como doble para un comercial de youghurt, escalando en un edificio de la Ciudad de México y en agosto del 200 (sic) fue el actor principal escalando en la Peña de Bernal para un video motivacional de una constructora.

Su trayectoria

Abril a junio (2002): Monte Everest (8,850 metros) alcanzando los 8,000 metros en solitario y sin oxígeno artificial, debido al mal clima.

Noviembre a diciembre (2001): Encargado y guía de las actividades verticales de un evento deportivo recorriendo la Ruta Maya.

Febrero 13 (2002): Cerro Ramada (6,410 m). Ascenso y descenso en solitario en 18 horas continuas desde el Campamento Base a 3,500 metros, cubriendo 2,900 metros de desnivel hasta la cumbre, en total de 5,800 m de desnivel (sic).

Enero 28 (2001): Guía profesional de montaña, para un grupo de finlandeses, en el Cerro Aconcagua (6,962 m), exitosamente.

Enero (2000):Monte Cook (3,762 m) la montaña más alta de los Alpes australes en Nueva Zelanda.

Noviembre (1999): Guía profesional de montaña con un grupo de 9 personas de una prestigiada compañía inglesa de aventura, en el Iztaccíhuatl y en el Pico de Orizaba exitosamente.

Enero 23 (1999): Ojos del Salado (6,893 m), Chile, el volcán más alto del mundo.

Enero 14 (1999): Cerro Aconcagua (6,962 m), Argentina, la montaña más alta del continente americano y fuera de la cordillera del Himalaya.

Octubre 28 (1994): Descenso al interior del cráter del Popocatépetl (5,452 m), alpinista más joven en lograrlo.

La Afición

Noviembre 27 de 2003