Desde mi llegada a Isla Contoy quedé fascinada de ese paraÃso. Fue mi primer contacto real con el mar y todo lo que lo rodea. La experiencia
fue maravillosa e increÃble porque durante tres meses estuve en una isla
en estado prácticamente natural, donde la intervención del hombre
no existe en un noventa por ciento. Convivà con la naturaleza en un equilibrio
que parece total. Es grandioso encontrar un lugar asà en nuestro paÃs.
Por supuesto, ese contacto te cambia la vida para siempre. Por las tardes,
después de las actividades comunes de la isla, me dedicaba a nadar en
el mar, a un lado del muelle. Pero también me monté en un kayak
y en ambos casos, el contacto con el mar te cambia la visión del mundo.
KAYAK
En la punta sur de la isla existe un arrecife que detiene el oleaje del mar
abierto y recibe del otro lado al mar caribe. Hasta allá fuimos un amigo
y yo en kayak. El paisaje y la sensación eran increÃbles. Un mar
verde y ese reventar de olas. Estábamos apenas a dos metros del arrecife
sin perturbaciones de la marea que jugaba inquieta del otro lado.
El recorrido en kayak es de lo mas estimulante que pueda imaginar. Recorrà la mayor parte de la isla en uno y la sensación de estar sentado en medio del mar, algunas veces ayudándote por el oleaje, otras luchando contra él, es maravillosa. El simple hecho de estar quito sin remar dejando que el mar juegue un poco contigo�
NADANDO ENTRE PECES, TIBURONES Y ALGO MÃ?S
Un dÃa divisamos en la punta norte de la isla las aletas de dos tiburones
ballenas; la adrenalina se apoderó de mi cuerpo y cuando menos lo noté me encontraba en el agua viendo un espectáculo inimaginable: innumerables peces alrededor del inmenso cuerpo moteado de un gran tiburón ballena que nadaba apacible mientras comÃa. La sensación de no ver un fondo mas allá de donde alcanzaba mi vista, el tacto de la piel rasposa del tiburónÂ? Experiencias que no se pueden contar con palabras.
En diferentes ocasiones llegué a ver delfines nadando a lo lejos, algunos
saltando, otros simplemente cortando las aguas con sus aletas oscuras. En una
ocasión, vimos cerca de la lancha lo que parecÃan aletas chapoteando
en el agua. Nos acercamos y descubrimos que eran por lo menos tres manta rayas
diablo, enormes, gigantes, en la superficie del agua y comiendo.
En más de una ocasión descubrimos tortugas carey acercándose a la costa de la isla. Es hermoso ver a esas criaturas tan apacibles y tan veloces dentro del mar. La infinidad de vida que existe en el océano es increÃblemente maravillosa.
EN BUSCA DE LA VIDA
También la vida terrestre de la isla es hermosa, la aves son la especie
predominante de la isla, hay infinidad de ellas y tuve la fortuna de aprender
a monitorearlas haciendo un recuento en las diferentes zonas de anidación
que existen en la isla. Es maravilloso ver a esos polluelos indefensos y esos
padres alimentando a sus polluelos. Después de un par de meses, ves cómo el polluelo se convierte en un ave juvenil, casi autosuficiente.
Por la noche monitoreábamos el arribo de las tortugas para medirlas y marcarlas, desde que la tortuga salÃa del agua, buscaba el lugar adecuado
para hacer el nido, rasca en la arena y luego de 40 minutos de grandes esfuerzos
termina de llenar el nido con los huevos. Después, con mucho cuidado,
lo tapa y regresa al agua. Algunas personas dicen que cuando la tortuga pone
los huevos entra en un trance y por esa razón se puede uno acercar sin
temor a que huya, yo creo que es tanto el dolor que ellas deben soportar que
no puedan percatarse la presencia de nadie.
Pero no siempre era asÃ. A veces, al recorrer las playas de la isla
nos topábamos con rastros de tortugas que subÃan a anidar y seguÃamos su rastro hasta localizar los nidos. Rascábamos en la tierra hasta encontrar los huevos. Un pequeño huevo frágil que en menos de dos meses será una pequeña tortuga que luchará para sobrevivir.
SENTIR
Una tarde nadando en el mar caribe, nos sorprendió el atardecer. Ver
fundirse al sol dentro del mar, dentro del mismo mar en el que tú estás
nadando. Como sentirse parte de una sola cosa, de la naturaleza, de la tierra
y quizás un poco con el universo. Cuando el sol por fin se oculta, y
empiezan a aparecer las estrellas, de repente observas "estrellas fugaces"
cruzando el cielo; no tienes más que decir, solo callar y permitirte
el deleite del espectáculo más maravilloso de toda tu existencia.
Las nueve de la noche. Un cielo completamente estrellado. Del lado oriente
de la isla una nube con un resplandor rojizo tras ella. Minutos después
una gran luna naranja que emerge de la nube. Era un "amanecer de luna",
con el mar iluminado con su luz.
O te vas a la parte más alta de la isla: una duna de doce metros sobre
el nivel del mar, un lugar perfecto para ver los amaneceres y atardeceres.
Alguien me preguntó si no me aburrÃa en la isla. No: ningún atardecer, ningún amanecer son iguales, son diferentes todos. Una tarde estaba sentada en una roca viendo hacia el oeste. Me quedé mirando fijamente la puesta del sol.
Aun queda mucho que contar, pero temo que no cabrÃa en este espacio. Una de las cosas que observé fue que quien menos respeta las áreas naturales protegidas es el mexicano. Es triste que no nos importe cuidar lo que tenemos y nos demos a tirar basura o a hacer otras cosas que perjudican
el medio ambiente. Es triste ver que aún no tenemos esa cultura para
cuidar nuestros recursos naturales. Espero que poco a poco esto mejore.
Estoy de regreso en la ciudad, pero con un gran cambio en todo mi ser. El poder convivir en equilibrio con la naturaleza es la cosa mas grandiosa que he experimentado. Tuve la oportunidad de conocer esto además de sentirlo en carne propia y me hace más conciente de cuidar lo que nos rodea, de difundir este mensaje para que el resto de las personas que hay a nuestro alrededor pongan
su granito de arena y asà conservemos la maravilla que es nuestro planeta.