Los miembros de la expedición Mares de México arribamos al Puerto de Veracruz el día sábado 15 de junio a las 17:28 horas con viento en contra y sol de frente. Nos bajamos de nuestros respectivos kayaks, nos acercamos uno al otro y nos dimos un fuerte abrazo: habíamos olvidado los dolores que habían hecho casi insoportable remar los últimos diez kilómetros.
Dejábamos atrás mil cuatrocientos kilómetros de navegación en el Caribe y el Golfo de México y concluíamos así las etapas 3 y 4 del Proyecto Mares de México, que quiere recorrer todos los mares de nuestro país a bordo de kayaks.
Mil cuatrocientos kilómetros es mucha distancia, más que la longitud de la península de Baja California, pero era más importante conocer ahí donde casi nadie va o donde los extranjeros han navegado en pequeños veleros, catamaranes o incluso kayaks hacia el sur, hasta el Amazonas y quizá más lejos.
En los kayaks, embarcaciones muy bajas, nos perdíamos de vista con facilidad y daba la sensación de estar perdidos o solos, pero familiares y amigos nos siguieron paso a paso a través de Internet y vía telefónica. No estuvimos solos, aunque lo pareciera.
En lo personal, quiero agradecer a Alex Niz, mi compañero de viaje, todas las experiencias compartidas, desde los hermosos atardeceres o los descubrimientos de vida dentro de los manglares hasta los ataques de chaquistes que nos tuvieron debilitados por un tiempo o la paciencia enorme de aguantar una convivencia tan prolongada con sólo un compañero. Espero seguir contando con él.
La Universidad Nacional Autónoma de México y nuestros patrocinadores, El Séptimo Grado, Interplanet y Petrel, hicieron posible esta expedición en lo material, pero también en la confianza que nos tuvieron desde el principio. Ambos queremos agradecer esa confianza.
Estamos a la espera de embarcarnos de nuevo porque la ventana de buen tiempo (entre huracanes y nortes) ha terminado por la aparición de El Niño. El mar, ese inmenso desconocido, sigue ahí y faltan muchos miles de kilómetros por navegar.