Se llama asà a la cadena montañosa que comenzando
con el Tláloc al Norte, termina en el Popocatépetl
al Sur.
La narración comienza hace unos 60 millones de años. La fisonomÃa
de la Tierra, en aquella época, era muy diferente a
la que ahora conocemos; enormes mares de poca profundidad,
se extendÃan por el planeta, el clima era seco y caluroso,
la vegetación bastante semejante a la actual pero de
mayores dimensiones y en este ambiente correspondÃa
a los mamÃferos el predominio dentro del mundo animal.
Formas antecesoras de muchas que en la actualidad conocemos, recorrÃan
el planeta, en algunos casos un solo animal reunÃa
caracterÃsticas que posteriormente encontramos en varios,
ejemplo de éstos es el Phenacudus, del tamaño
de un coyote, con hocico en forma de trompay otros caracteres
propios de los carnÃvoros, rinocerontes y caballos.
Pero hay algo muy especial en los mamÃferos de esta
época; su tamaño, la extrema pequeñez
de los antecesores de los animales de hoy, era tal que los
caballos y camellos tenÃan las dimensiones de un gato,
los rinocerontes no eran mayores que un puerco y los elefantes
no llegaban al metro de alzada.
Este perÃodo de la vida va a presenciar una gran serie de
cambios en el terreno geológico. Fuerzas terribles,
por largo tiempo quietas, comienzan su tarea de cambiar la
faz de la tierra, fuertes movimientos internos permiten que
el magma terrestre encuentre salida al exterior y asÃ
aparecen grandes volcanes que vomitan lava lentamente, pero
enormes cantidades. Es con ellos con quienes se originan los
primeros aparatos volcánicos de la Sierra Madre, que
corre del NW al SE de México, los levantamientos que
la produjeron crearon las grietas por donde tuvieron su origen
los volcanes ya citados. A esto corresponden una serie de
grietas secundarias que permitieron la formación de
la zona volcánica que va desde el PacÃfico al
Golfo, más o menos entre los paralelos 18º y 21º
[norte].
La tierra continuó en su labor remozadora, se fueron formando
continentes, muy semejantes a los actuales, simultáneamente
tuvo lugar por todo el mundo el llamado Plegamiento Alpino,
originado por terribles fuerzas internas que presionando en
distintas direcciones hicieron aflorar el Himalaya, el Cáucaso,
los Balcanes, los Cárpatos, los Apeninos, los Alpes,
los Pirineos, y los Andes.
La energÃa desplegada preparó la corteza terrestre para lo que
más tarde darÃa las caracterÃsticas fisionómicas
del altiplano de México.
El momento que vamos a describir se encuentra separado de nosotros por
unos 14 millones de años. El escenario es la región
situada al E. De la cuenca lacustre en la que actualmente
se encuentra la ciudad de México.
El Ajusco ya habÃa hecho su aparición, creando la divisoria
de aguas respecto a los valles de Toluca y Morelos. El enorme
cráter de este volcán, que tuvo paroxismos de
tipo estromboliano, está casi destruido por la erosión,
lo que nos muestra su antigüedad. En su sistema tuvieron
origen el Xitle, Mezontepetl, Malacatepetl, Pelado,Oyamelo,
Cuautzin, Tuxtepec, Tepayahualco, Chichinautzin, Tulmiaqui,
San Bartola, Quimiztepec, Zonquinquillo, Tilcoyao, Teutli,
Zacayuca, La Venta, Cerro de la Herradura, etc... Algunos
de ellos, son mucho más tardÃos y se originaron
los Texcales o MalpaÃses.
Cuando la región al SE, S. y SW de la Ciudad tenÃa
más o menos el aspecto actual, que estos volcanes le
habÃan dado, aunque con alturas mayores, ya que la
erosión todavÃa no era notable, en la región
E. de la Cuenca, movimientos precursores comenzaron a agrietar
el suelo por estas fisuras, y provenientes de grandes profundidades,
empezaron a salir gases y vapores. Fuertes estruendos y violentas
conmociones hicieron huir a los animales que poblaban esta
zona, la expansión de los gases, en su rápida
salida removÃa grandes fragmentos rocosos; el futuro
volcán estaba "despejando su garganta". Por
las grietas, pedazos de roca, cada vez mayores hacÃan
su violenta aparición, en las noches podÃa percibirse
que salÃan al rojo casi blanco, el material expulsado
era cada vez más blando y formaba, al amontonarse en
las cercanÃas, un cono que rodeaba el orificio de salida,
convirtiéndolo en chimenea. Cuando las terribles explosiones
cedÃan, la lava comenzaba a correr mansa y fluidamente,
en enormes cantidades. PerÃodos de calma total, se
alternaban con épocas de violencia; asÃ, lentamente,
se fue formando el edificio volcánico, la enorme altura
adquirida impidió que los materiales encontraran salida
por la parte superior, teniendo que hacerlo en las zonas más
débiles que encontraban a los lados, extendiendo el
área ocupada.
De este modo y con una altura aproximada de 6,300 metros se formó
el primer IztaccÃhuatl, junto con el Tláloc,
Telapón, Papayo y Tecamac.
Podemos decir que después sobrevino un largo periodo de calma,
quizá alterado por pequeños fenómenos
volcánicos que comparados con el que acababa de pasar
no tuvieron mayor importancia. Los elementos comenzaron su
labor de destrucción, rebajando la altura del volcán;
posibles "glaciaciones" tuvieron lugar, el acarreo
del material desde los puntos altos por la erosión
ha tapado las huellas que estos fenómenos debieron
haber dejado en las partes bajas. Los dominios de la montaña
se iban extendiendo pues el material que perdÃa en
las cumbres extendÃa su base. Pero la Tierra todavÃa
no encontraba una estabilización tal que impidiera
continuar su terrible obra de crear por la destrucción.
Es por esto que el tramo que va ahora del Pecho a las Rodillas
[del IztaccÃhuatl] se origina de nuevas grietas en
el antiguo edificio volcánico, la silueta caracterÃstica
de la Volcana, empieza a perfilarse. Un nuevo perÃodo
de quietud y se cierra el ciclo con un nuevo cono adventicio,
un cono lateral que crea lo que hoy es la Cabeza.
La extrañeza que causa el no encontrar cráter alguno en el IztaccÃhuatl tiene explicación en la gran edad de este aparato y
en la abundancia de superposiciones. Las huellas de lo que
podrÃamos llamar su biografÃa han sido tapadas
por el acarreo de los glaciares y de las corrientes de agua,
grandes desplomes de rocas, causados por las diferencias de
temperatura que actúan desgajando el roquedo, también
han ayudado. En realidad el IztaccÃhuatl es producto
de dos fuertes perÃodos volcánicos que superpusieron
edificios aprovechando una larga grieta de comunicación
tonel magma y localizada en una zona no muy extensa.
Algo posterior a la última época activa del IztaccÃhuatl
o quizá contemporáneo con la aparición
de la Cabeza, fué el origen del Popocatépetl,
que surgió de una grieta de menor extensión,
a lo que debe su cráter aislado.
Este volcán representa un gran problema geológico.
Desde luego comparte con el IztaccÃhuatl lo que podÃamos
llamar "delito de ocultación de datos". Por
ser más tardÃo estuvo, sin duda alguna, cubierto
de un gran manto de hielo, manto que con las erupciones se
fundÃa, produciendo enormes fenómenos de acarreo
que borraban datos imprescindibles para la reconstrucción
de su vida. Posteriormente su actividad, de tipo explosivo,
con lanzamiento de cenizas y piedra pómez, sirvió
para ocultar más y mejor los datos que quizá
la licuación de grandes masas de hielo hubieran respetado.
Este último periodo ya fue conocido por el hombre,
prueba de ello es la mención que Chimalpain Cuauhtlehuanitzin
hace en sus Anales del antiguo nombre del Popocatépetl,
el Xaliquehua, palabra Nahoa que quiere decir "El que
lanza arena". Ya indicado el problema que el volcán
plantea a los geólogos, debemos mencionar un punto
que quizá pueda aclararse a fine sde este año
[1950] por estudios que se planean. A todos nos ha extrañado
siempre esa bella formación que es el Ventorrillo,
con los costillares que encontrándose en su parte más
alta forman la Flecha del Aire y que enmarcan esa maravilla
a la que nombramos Abanico. Pues bien, tómese esto
como hipótesis surgida de algunos breves estudios que
el geólogo y montañero norteamericano Sydney
White, de la Universidad de Syracuse, estuvo haciendo el año
pasado y a quien me cupo el honor de acompañar: Es
muy posible que el Ventorrillo , con todos sus dependientes,
sea un Popocatépetl más antiguo que el actual,
quien solo serÃa un cráter adventicio, más
tardó. Esto, repito, es una hipótesis y creo
poder decir personal.
La génesis y formación del Popocatépetl coincide en todos
sus momentos, menos en el cronológico con los del IztaccÃhuatl.
Por esto haremos salvedad de una descripción que fundamentalmente
serÃa igual a la ya dada sobre la Volcana. Solamente
indicaremos, por ser peculiar del Popo, que está en
la fase de actividad solfatárica, que en su formación
se alternan las capas de lavas, brechas, arenas, y cenizas,
que la lava en sus últimas apariciones proyectó
los espolones rojizos en la parte NE y que, como ya dijimos,
después solo lanzó arenas y piedra pómez.
En último lugar, queremos hablar algo sobre la Laguna Verde. Esta laguna
se ha formado por precipitaciones de agua atmosférica,
en la actualidad se encuentra seca, lo que puede deberse a
dos razones: Una que el equilibrio entre precipitación
y evaporación se ha roto a favor de ésta última
y la otra que alguna grieta formada en su fondo no permite
que se llene, causando con la filtración correspondiente
la gran actividad de sulfatarse que a últimas fechas
ha tenido lugar.
Y con esto creo haber terminado mi pobre aportación al caudal
de conocimientos que el montañero consciente debe tener
sobre su campo de actividad más querido.
Alpinismo, revista mensual. Tomo 1, número 8, mayo 12 de
1950. Páginas 11-12.