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Montañismo y Exploración
Huantsán

En 1984, un grupo de estudiantes universitarios se dirigió a la Cordillera Blanca, en Perú, para realizar el ascenso al Huantsán. Después de varios días de ascender por la montaña para realizar lo que se convirtió en el primer ascenso latinoamericano a esa montaña.







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Martes 28 de mayo de 1984

Llegamos a Lima, Perú, a las 6:45 de la mañana. Hace algunas horas, en México nuestros amigos y familiares nos despidieron con abrazos, una goya y deseándonos mucha suerte; fue agradable...
Inmediatamente partimos rumbo a Huaraz al norte de Lima. Después de casi siete horas de viaje tenemos el primer contacto con el paisaje andino; observamos la laguna Conococha y el nevado Caullaraju; estamos impresionados por la majestuosidad de la naturaleza dura de la Cordillera Blanca.

Nos instalamos en el Hotel "Barcelona", posada preferida de casi toda las expediciones mexicanas. Los próximos días los dedicaremos a comprar la comida faltante y a conseguir el transporte y animales de carga para el acercamiento al campamento base. Pepe y yo nos encargamos de obtener información sobre la mejor ruta de acercamiento y costos.

Sábado 2 de junio

A las cuatro de la mañana están listas las camionetas por lo quo es necesario acomodar los costales y mochilas en una camioneta y en la otra vamos los nueve. Cuando partimos aún no amanece, hace un poco de frío, observamos con interés cómo queda atrás la ciudad de Huaraz.

Las camionetas nos dejan en Paso Pitéc, donde nos esperan el señor Juan (nuestro cocinero y guardián) además de los arrieros, con 17 animales de carga; caminamos durante cuatro horas a través de la Quebrada Shallap para llegar al campamento base. El paisaje por la cañada es majestuoso; al centro corre el río que nace del glaciar del Nevado San Juan. En ambos lados do la quebrada se yerguen impresionantes paredes de roca de hasta 400 metros de altura donde se antoja una "escaladita".

El campamento base está cerca de la laguna que forma el glaciar del San Juan; ahí existen unas habitaciones de piedra que utilizaron los trabajadores de ElectroPerú que hoy funcionan como albergues: dos de ellas las utilizamos como bodegas y la tercera como cocina y comedor; realmente estamos muy cómodos.

Domingo 3 de junio

Hoy iniciamos el primer reconocimiento para instalar el campamento I. Hago cordada con Pepe Valencia, y Sergio Cedeño con Jorge Soriano, para realizar el reconocimiento por diferentes vías. En la mañana decidí hacer un recorrido rodeando la Laguna por el norte y localicé una posible vía: bordear la laguna por ci sur hasta un lomo verde de pastizal para después realizar una travesía a la izquierda; poco antes de llegar al final se encuentra un canalón nevado en su parte más alta; exploramos esta vía y colocamos algunas banderas de ruta. Dejamos al final de la travesía todo el equipo quo llevamos, momento en el cual. nos sorprendió una ventisca.

A las 19:00 horas llegamos al campamento base; el doctor Reynaldo Téllez nos tomó las constantes vitales. Me siento en plena forma además que no me molestó la rodilla derecha en lo más mínimo.

Lunes 4 de junio

Hoy instalaremos el campamento I (4,800); Jorge y Sergio se quedan en el base, los demás subimos siguiendo la ruta que ayer exploramos. Al final el campamento base queda a la derecha del Nevado San Juan y del Tunarinaraju, y a la izquierda el Huamshpunta. Es un circo perfecto, libre de avalanchas y con suficiente agua. Dejamos el material, levantamos una tienda, comimos algo y bajamos al base.

Martes 5 de junio

Es día de descanso, lo que significa atender la cocina, lavar platos, etc. Los demás parten al campamento I para dejar material; Sergio y Jorge se quedan en él a fin de continuar abriendo ruta. Por la tarde los muchachos llegaron todos mojados pero con una sopa caliente se reanimarán al instante.

Miércoles 6 de junio

Hoy subimos nuestras cosas de dormir Pepe y yo pues nos quedaremos en el I. Subimos algo tarde y sin prisa, pero a un buen ritmo, con lo que comprobamos nuestra forma física. Al llegar no encontramos a los muchachos; no han bajado aún, pero poco después los vemos descender; subieron poco debido a la nieve floja y la nula visibilidad. Dejaron algo de material en una grieta y emprendieron el regreso.

Jueves 7 de junio

Son las 3:30 de la mañana; es la enésima vez que despierto a Pepe, está nevando y hay mucha neblina. Me doy vuelta y quiero seguir durmiendo, Pepe prepara un poco de té, lo tomamos y decido ir a la otra tienda. Le digo a Jorge que esperemos por si se compone un poco; no podemos acostumbrarnos a la variación del clima: neblina, nevada continua, a ratos llovizna y a veces, de día, mucho calor. Decidimos no subir hoy. Espero que mañana sea favorable el tiempo. Desde este punto por primera vez observamos más completamente al Huantsán.

Viernes 8 de junio

Hoy el clima es más propicio para ascender, lo cual nos da mucha alegría. Aún no amanece y es necesario que utilicemos las lámparas para ayudar en la escalada de la pared rocosa. El ascenso por el glaciar es rápido gracias a la orientación de los compañeros que pusieron banderas, aunque más adelante tenemos que abrir ruta. A los 16,300 pies fijamos un tramo de cuerda, hicimos una repisa y depositamos el equipo; es tarde y el sol nos atormenta. Javier y Enrique Miranda suben al campamento I.

Sábado 9 de junio

Hoy fijamos más cuerda; Pepe se encarga de dos tramos y yo instalo el tercero en una pared de roca con tres clavos. El viento es fuerte y en momentos tengo que esperar a que se calme un poco para seguir asegurando el cable. Mientras aseguro el equipo, Pepe baja; ya es muy tarde y no fijaremos el campamento II como habíamos pensado, por lo que Jorge Soriano y Sergio Cedeño ponen la tienda al inicio del cable fijo para mañana instalar definitivamente el campamento II.

Domingo 10 de junio

Amanece muy mal; son las cuatro de ha mañana y está nevando; tal vez se componga más tarde, me duermo, sigue nevando. No es propicio subir. Bajamos al campamento base por comida, me surge la idea de quedarme un día abajo Â?se acordó dos días de trabajo por uno de descansoÂ?, pero al final decido subir con los demás.

Juanito (el cocinero) bajará nuevamente por comida a Huaraz y decidimos mandar correspondencia a México. Comemos bastante y riquísimo; le entrego mis cartas a Juanito y emprendo el regreso al campamento I. En ocasiones me envuelve completamente la niebla; escucho el canto de un pájaro pero no logro localizarlo. Siento la atmósfera pesada y misteriosa; a pesar de la nevada sigo mi camino.

Lunes 11 de junio

No es aceptable el tiempo para subir. Ya en la mañana recibimos un poco el sol por lo que saco la bolsa do dormir a secar. Arreglamos el equipo, la comida y las cargas del próximo día.

Martes 12 de junio

Son las 3:30 do la mañana y la noche es bella; subo mis cosas para dormir al campamento II, que suponemos ya fijo. Los compañeros tardan poco en estar listos por lo que decido empezar a subir. No puedo evitar parar y contemplar esta mágica visión de oscuridad y puntos luminosos en el umbral del amanecer.

Al llegar a la cuerda fija observo que Jorge y Sergio van subiendo rumbo al campamento II mientras atrás viene Alfredo Rivera y otros compañeros.

Después de comentar varios aspectos con Enrique Miranda, jefe de la expedición, fijamos la cuerda en la cumbre de Huamashpunta, bajamos y decidimos que el campamento II se quedará al inicio de la cuerda fija. Llevamos 11 días y no se ha podido ubicar el campamento II en el sitio planeado (5,400).

Miércoles 13 de junio

Jorge y Sergio bajan a descansar al campamento base. Fijamos 110 metros de cable, el mal tiempo nos impide continuar y decidimos bajar.

La arista en la que fijamos el cable conduce a la parte oeste del Huantsán Norte (6,119 metros); ya anocheciendo salgo de la tienda y contemplo la luna que se sitúa casi por encima de la cumbre del Huantsán Chico; hacia el oeste algunas nubes se disipan tomando diversos colores y contrastes, quisiera permanecer más tiempo fuera y admirar esta maravillosa naturaleza pero la idea de levantarme mañana temprano me convence para ir a descansar.

Jueves 14 de junio

Creo que por tomar café con leche no pude dormir más de tres horas. Javier Riviera hizo cordada con Pepe y conmigo; fijamos 130 metros más de cable a un buen ritmo lo cual me hace sentir más optimista a pesar de que el mal tiempo continua.

Estoy satisfecho con el trabajo de hoy. Es grande esta montaña, realmente respetable. Tal vez nos dé oportunidad de estar en la cumbre y, quizá, permitir intentos a varias cordadas.

Viernes 15 de junio

Un terrible dolor de cabeza me despierta insistentemente durante toda la noche, la disipo con respiración profunda, duermo y me vuelve a despertar. Hoy fijamos el campamento III (5,650 metros). Enrique Miranda se quedó en el campamento II. Javier trabajó muy bien en nuestra cordada, pues además de cumplir su tarea principal de filmar en 16 mm la ascensión, nos ayuda equipando la ruta y acarreando material.

Subimos el último tramo de cuerda ya instalada y le pido el equipo a Pepe pues deseo puntear el siguiente tramo. El viento, el eterno viento, está presente. Estamos cerca de la parte más alta del domo mayor do la arista oeste, justamente el cable sólo nos alcanza para llegar a este sitio. Saco la pala para nieve y Pepe empieza a formar la plataforma para la tienda, nos turnamos. Me doy cuenta quo se pueden sacar bloques grandes como para hacer un iglú, así que empiezo a sacarlos y comenzamos a construir un muro para proteger el lugar más expuesto al viento. La tienda es muy pequeña para los tres. No podemos movernos sin molestar a otro. Me siento un pace cansado.

Esperamos con impaciencia el equipo que subirá Enrique, pero el mal tiempo le impide llegar.

Tendremos que soportar un día más la incomodidad de la tienda. No cesa el viento y al chocar con la tienda aumenta su apariencia. Dormito a ratos, salgo a tensar la tienda, el viento casi me impide respirar, entro, el ruido es menor, duermo un poco.

Domingo 17 de junio

La mañana es tranquila; ha estado nevando y en vista de que no van a subir, decidirnos bajar para saber qué ha pasado. Javier está de acuerdo pero Pepe no está muy seguro pues insiste en seguir esperando.

Poco antes de llegar al campamento II vemos que alguien esta afuera, parece que es Alfredo. Pepe le pregunta a Enrique por qué no han subido las estacas y dice que el mal tiempo no lo ha dejado. Después de enterarnos de lo que ha pasado, llegamos a un acuerdo: Pepe y Carlos harán el primer intento a la cumbre y los demás fijarán el campamento IV.

Lunes 18 de junio

Blanca Arthur Â?la única mujer de nuestra expediciónÂ? y Alfredo Rivera han subido con nosotros el día anterior y bajan par más material que está entre los dos campamentos. Unas horas después regresa Alfredo agotado y deshidratado par el fuerte sal; entra a la tienda y siente el calor molesta, no la soporta y decide salir. El día es espléndido, pero en la tarde empieza a nevar.

Martes 19 de junio

Parece que el mal tiempo no permitirá seguir el plan. Leo un poco mientras los demás platican y descansan en la otra tienda. Pepe me llama, no me agrada la idea de salir, pero lo hago. Enrique me dice que el plan original se ha desechado y surge el siguiente:

Jorge y Enrique intentarán armar ha arista oeste del Huantsán Norte, hasta donde se pueda en un día; al día siguiente subiremos Pepe y yo a terminar de armar lo que falte.

Miércoles 20 de junio de 1984

Amanece un poco mal el tiempo por lo que Enrique y Jorge salen muy tarde a equipar la ruta; poco después los alcanzan Blanca y Pepe. Fijan cerca de 200 metros de cable ya muy noche. Mañana subiremos Pepe y yo.

Jueves 21 de junio de 1984

El tiempo no es muy favorable pero tampoco impide que nos preparemos. Estamos listos, casi olvido la pala. Partimos con un viento bastante fuerte; nos despedimos de Blanca y ella nos desea suerte, esperamos no defraudarla, a nosotros, a todos.

El viento es terrible, en dos ocasiones me tira y en otras me impide avanzar, tengo que inclinarme para evitar caer. Al llegar a la cuerda fija le doy a Jorge Soriano unos clavos para roca y cuatro "niños muertos". El cable sólo llega por debajo de la mitad de la pared, cerca del "embrión" (una cornisa que, vista de perfil, semeja un embrión humano de algunas semanas de desarrollo). Con seis tramos de cuerda más llegamos a la antecumbre del Huantsán Norte. Grande es mi sorpresa al ver que la ruta a seguir es una enorme cornisa que nos separa de ha Arista que lleva a la verdadera cumbre del Huantsán. Son las cinco de la tarde, descansamos un poco y saco ha estufilla para fundir nieve. Tres horas después aún no logramos superar la cornisa; estamos a poco más de la mitad de la cornisa. Es de noche y sopla el viento con fuerza. Saco la pala, empiezo a cavar para establecer un pequeño refugio y después de dos horas tenemos un hueco en la nieve que nos permite evitar el viento; estamos a 6,030 metros de altitud.

Viernes 22 de junio de 1984

Amanece nublado y con ligera ventisca. Nos levantamos ya muy tarde, comemos un poco de sopa con carne, té y miel con pan.

Partimos envueltos por una densa niebla que nos impide continuar. Unos metros adelante del vivac debemos de permanecer parados por más de una hora hasta que se despoja un poco para descender por una fuerte pendiente que nos coloca en otra cornisa. A las ocho de la noche, la ventisca es muy fuerte y tengo fuertes dolores en los pies. Mientras Pepe asegura a Jorge, me quito ha mochila y empiezo a cavar un orificio en la nieve; el esfuerzo es agotador aunque prefiero hacerlo a quedarme inmóvil y sentir el frío. La tormenta no cesa, nuestro refugia va tomando sentido. Formo una cueva suficiente para estar sentados con cierta comodidad a pesar de saber que estamos en condición peligrosa, pues un resbalón o un alud nos haría caer más de dos mil metros.

En la cueva no pega el viento; es raro, estamos rodeados por hielo y la oquedad parece un cobertor fantástico. Tomamos un poco de té con granola. Es nuestro segundo vivac y aquí también pasaremos el tercero a seis mil metros sobre el nivel del mar. Mañana será el día decisivo.

Sábado 23 de junio de 1984

Nuevamente este dolor de cabeza. Son las cuatro de ha mañana, sopla un ligero viento, los tres estamos despiertos. Hoy es el día: es la realidad y decido incorporarme. Le digo a los muchachos que hay que darle, se entiende, nos preparamos para partir... Es propicio el tiempo.

Pepe y Jorge se preparan y equipan; casi fundimos dos litros de nieve para preparar té y comemos un poco de granola; sólo llevamos medio litro de té para el ascenso. Son las siete de la mañana, el viento es más fuerte, se ven densas nubes en el valle. Tal vez logremos subir la mitad antes que nos envuelvan.

A las diez de ha mañana las nubes están sobre nosotros sólo llevamos un tercio de la escalada. Al inicio del ascenso pequeñas nubes grises surcaban sobre la cumbre como saetas a una velocidad extraordinaria. Me impresionan. Recuerdo los relatos de expediciones al Himalaya, con vientos de 120 kilómetros por hora. ¿[Nos] enfrentaremos a ese viento cuando estemos más arriba?

En el octavo tramo, después de una dura escalada en hielo se presenta una pared de roca, esto parece lo más difícil. Logramos esquivarla por ha derecha. En el décimo tramo encontramos una pared formada par una cornisa que bordeamos hacia la izquierda para posteriormente seguir escalando. Fue un tramo de gran dificultad, con una inclinación de 85 grados.

El viento del este nos azota incesantemente además de los embates de una fuerte nevada, lo que ocasiona que todo nuestro costado izquierdo se cubra de nieve. En el onceavo [sic] tramo de escalada sentimos cerca la cumbre.

Subimos Pepe y yo lo seguro; la neblina nos impide ubicarnos. Jorge llega junta a mí. El aire helado enfría mi cara, no puedo hablar, no puedo articular palabra alguna, intento silbar pero sin tampoco lograrlo. Tengo que hacer gestos y masajear mi cara para que entre un poco en calor. Pepe me grita que está listo, subo, le doy la estaca, la pendiente es más leve, la nieve más floja, le aseguro unos cuantos metros y el cable no corre.

�¡Cumbre, cumbre!

La neblina no me permite verlo. Asciende a toda prisa, se me dificulta la respiración pero me reúno con Pepe.

�¡Lo conseguimos Charly, estamos en la cumbre!

Mi alegría es grande, abrazo a Pepe, tropezamos, mi júbilo es incontenible. Llega Jorge y nos abrazamos los tres. La neblina impide ver el panorama, que ha de ser maravilloso. Doce tramos de cuerda de 40 metros cada uno: 480 metros de desplazamiento, cinco horas nos llevó recorrerlo, pero al fin estamos en ha cumbre, a 6,395 de altitud.

Son has 13:20 horas, nuestra alegría no se disipa. Tomamos un poco de té con miel, sacamos los banderines de la UNAM y de México, hacemos un sin fin de combinaciones fotográficas y luego tenemos que bajar pues la tormenta arrecia; realizamos el descenso sin ningún problema mientras voy contando de tramo en tramo. A las siete de ha noche llegamos a nuestro vivac en ha cueva de hielo.

Se siente la presencia del viento, el eterno viento. Nos quitamos el cable y los crampones para meternos rápidamente a nuestro refugio. Hablamos lo relacionado con nuestro triunfo. Recordamos que algunas personas en México decían que no lo íbamos a lograr, ahora no importa, lo que requerimos es descansar para mañana bajar al campamento III y al día siguiente al base.


Revista Montañismo y Exploración, No. 6, 1984, p. 3-7




 



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