follow me
Montañismo y Exploración
Alpinismo: la vida sin punto de apoyo
23 noviembre 2001

Laura Cortés Aunque estés acompañado, estás completamente solo. La supervivencia depende de tu voluntad. A pesar de lo terrible de la situación, sonríes porque eres tú quien la ha escogido. A miles de metros de altura continúas el ascenso hacia …







  • SumoMe

Laura Cortés


Aunque estés acompañado, estás completamente solo. La supervivencia depende de tu voluntad. A pesar de lo terrible de la situación, sonríes porque eres tú quien la ha escogido.


A miles de metros de altura continúas el ascenso hacia la cumbre. Las lecciones sobre destreza, valor y competencia pierden sentido, cada montaña plantea una técnica diferente dependiendo, entre otros factores, de la ruta. Por eso lo mejor es aplicar tu propia estrategia.


A diferencia de ocasiones anteriores —cuando tus movimientos fueron lentos porque ibas en una cordada enlazado a dos escaladores y uno de ellos los aseguró y colocó las protecciones—, esta vez encaras el ascenso solo y a un ritmo rápido.


Pero tienes cierta confianza, revisaste el equipo varias veces: cuerda, arnés, tornillos, mosquetones y botas con las que caminas a la perfección.


Para quien escala una montaña, velocidad  significa seguridad y cuando la ruta se complica debes seguir moviéndote: el movimiento es tu único refugio. Afianzas el piolet (tu principal elemento) a la roca (sic) con la pica apuntando a la pendiente y sigues cuesta arriba.


Mientras avanzas piensas en lo que te llevó a esta lucha en las escarpadas cumbres: dominarlas, estar al filo del peligro o simplemente “llenarte los ojos de horizonte”.


Para ti no era suficiente escalar en una pared artificial en la ciudad, eso sólo fue el entrenamiento. Uno de los aspectos que más disfrutas del montañismo es el contacto con la naturaleza; por otra parte el riesgo es superior, escalar una montaña con un manto de hielo involucra algo tan elemental como la propia vida. Cualquier decisión que tomes —ropa, alimentación— repercutirá en la supervivencia.


Después de muchas horas y enormes esfuerzos estás en la cumbre. Otros alpinistas llegaron antes que tú; de cualquier forma te sientes invencible, aunque sabes que esta sensación es una ilusión provocada por el orgullo, porque falta la parte en la que ocurren la mayoría de los accidentes: el descenso.


A pesar de los contratiempos y las dificultades que puedan presentarse, sabes que lo conseguirás. Si decides bajar por un filo escarpado, tienes el recurso del rappel, una de las maniobras más importantes dentro del alpinismo, que consiste en bajar de espaldas al vacío por una cuerda, usando la fricción de la misma contra el cuerpo a través de un dispositivo de descenso; la seguridad depende de que te concentres y logres un buen anclaje.


Mientras desciendes recuerdas que los grandes escaladores se transforman a sí mismos. Esta transformación no comenzó en la montaña sino cuando decidiste que el alpinismo sería tu forma de vida. De ahí una nutrición analítica, ingestión adecuada de líquidos, preparación psicológica y arduo entrenamiento.


Te has librado de los impedimentos que te atan al suelo y ahora ves el camino que te llevará a tus objetivos.


Extravagancia

Noviembre 23 de 2001





Páginas: 1 2



 



Suscríbete al Boletín

Google + Facebook Twitter RSS

 

Montañismo y Exploración © 1998-2024. Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con SIPER
Diseño por DaSoluciones.com©