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Montañismo y Exploración
UNA MENTALIDAD EN LA ESCALADA
15 agosto 2000

Uno de los artículos presentados en este número es el de las primeras escaladas hechas por mexicanos en el Cañón Negro de Gunninson, Colorado. En el relato escrito por Gerardo Castelazo, se pueden sentir ciertas incongruencias, pues habla, por ejemplo, …







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Uno de los artículos presentados en este número es el de las primeras escaladas hechas por mexicanos en el Cañón Negro de Gunninson, Colorado. En el relato escrito por Gerardo Castelazo, se pueden sentir ciertas incongruencias, pues habla, por ejemplo, de un grado de dificultad 5.10 como algo difícil. No hay que engañarse con ello, pues se trata de un artículo de 1982 y en ese entonces sólo un mexicano (Germán Wing) había logrado escalar un 5.11 y en el Black Canyon, gerardo se convirtió en el segundo en tener este grado de dificultad.

Eran otros tiempos y quizá no sea tan interesante el artículo por sus descripciones ahora que se escalan 5.13 y la Salathé Wall, en el Capitán, ha sido escalada en libre totalmente. Sin embargo, algo llama fuertemente la atención: la manera como se abordaba la escalada entonces. A principios de la década de 1970 llegaron las primeras nueces a México, pero sólo las conocían pocos y la mayoría escalábamos con clavos que colocábamos en hendiduras en la pared o que ya estaban puestos ahí.

La llegada del nuevo material tardó en hacer sentir su influencia, pues se pasaba entonces por la misma etapa de estancamiento que Europa había tenido diez años antes con el surgimiento del concepto de las "directísimas". Un escalador cualquiera colocaba un clavo donde le venía en gana y la pared terminaba saturada de hierro. Poco a poco, las paredes fueron llenándose de gente.

Lo que las nueces trajeron no fue sólo el hecho de colocar una protección diferente, sino un estilo de ascender por las paredes completamente nuevo. Entonces se le llamó "escalada natural" pues con esto se pretendía que la escalada eliminara en lo posible todo uso de artificio, como el colgarse de las protecciones. Hubo disputas entre muchos escaladores, pero ya para entonces, habíamos un pequeño grupo de personas que asediábamos una pared alta cercana a la Ciudad de México con esa nueva mentalidad. Así nacieron rutas ahora clásicas: "Adriana", "Las Hormigas", "Las Dalias"...

Fueron no sólo rutas, sino el florecimiento de una nueva mentalidad en la escalada que fue rechazada muy violentamente en un principio y que ahora ni siquiera se pone en tela de juicio, aunque sigan habiendo muchos que se cuelgan de los anclajes como antaño se hiciera con los clavos.

La escalada ha evolucionado tanto ahora que es un poco difícil recordar lo que hicieron los predecesores y cómo se las vieron. El relato de Gerardo es una muestra del conflicto que se vivía entre los escaladores de punta con la mayoría que seguía usando botas, clavos y se colgaba de ellos sin más.


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