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Montañismo y Exploración
SÓTANOS DE LA HUASTECA POTOSINA
1 noviembre 2000

La región del noreste de México conocida como La Huasteca y compartida por tres estados (San Luis Potosí, Veracruz y Tamaulipas) tiene una gran cantidad de cavernas verticales y entre ellas las más famosas: el Sótano de las Golondrinas y Hoya de Guaguas. Este es un breve recorrido a estas cavidades.







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La Huasteca potosina comprende casi toda la parte oriental del estado de San Luis Potosí. Su clima se caracteriza por ser tropical lluvioso y su vegetación es densa y colorida. Se cultiva principalmente el café, el maíz y el frijol, aunque sus campos y veredas también se ven pintados por naranjas, mandarinas, limones y plátanos; y si aunamos esos matices a los coloridos trajes típicos y tocados de las mujeres huastecas, encontraremos que el lugar se tiñe de miles de colores.
Es también en la Huasteca potosina donde se encuentran unos de los más bellos abismos existentes en el país y según algunos expertos en mundo. Aquí reseñaré una breve visita a tres de ellos y a un bello balneario rústico muy cerca de éstos. El recorrido lo hice en cuatro días, en Noviembre de 1997, junto con algunos compañeros de la Asociación de Montañismo y Exploración de la UNAM.
SÃ?TANO DE LAS GUAGUAS
Para llegar a este hermoso abismo es necesario dirigirse a la folclórica población de Tamazunchale, después tomar la carretera número 85 que lleva hacia Ciudad Valles, a unos 70 kilómetros podremos encontrar el caserío llamado El Limón, donde entronca una carretera de terraceria que conduce a muchas poblaciones del municipio de Aquismón: Tamapatz, San Isidro y Unión Guadalupe, entre otras.
Para ir al Sótano de Guaguas nos fue indispensable dirigirnos de El Limón al poblado de San Isidro, distantes por menos de 10 kilómetros, que serpentean de subida por una agradable carretera de terraceria. Una vez allí nos presentamos ante las autoridades, quienes amistosamente nos solicitaron registrarnos en la bitácora de visitantes al Sótano de las Guaguas. Fueron las mismas autoridades del lugar quienes nos comentaron que el sótano lleva ese nombre ya que hace tiempo en él habitaban "pájaros como pericos, pero más grandes, pero a la gente ya no les gustaron y los acabaron", por eso suponemos que en huasteco "guaguas" significa "guacamaya".
Como no conocíamos el camino hacia el sótano, una persona del lugar se ofreció amablemente a llevarnos hasta la entrada de él, que está a tan sólo 2 kilómetros de San Isidro. La vereda que nos lleva hasta el sótano nos pareció particularmente atractiva por los vivos colores de los cafetales, siempre contrastando con el amarillo, o anaranjado de mandarinas, naranjas y plátanos. "Aquí no hay animales grandes �nos dijo nuestro guía por el camino� sólo pequeños como tlacuaches, armadillos y mapaches". Pero sin lugar a dudas, los animales que más abundan son los insectos: hormigas, abejas y unos mosquitos diminutos conocidos por la gente del lugar como "angelitos", que en todo nuestra estancia nos picaron con singular alegría.
Sin embargo ni los mosquitos ni las abejas nos mermaron la alegría de visitar este hermoso lugar al que llegamos después de una caminata de aproximadamente 40 minutos desde San Isidro hasta la boca del impresionante sótano. Después de despedirnos de nuestro guía, quien regresó para continuar con "la labor" a pesar de que este día era festivo. Inmediatamente procedimos a colocar los anclajes que nos habrían de servir para colocar la cuerda por la que descenderíamos. El sótano tiene varias posibilidades para descender, nosotros elegimos la parte más vertical para hacerlo, debido a que este tiro es el más espectacular que presenta el sótano. La distancia desde esta parte hasta tocar el piso es de 202 metros y tiene una vista por lo demás impresionante.
Una vez colocadas las cuerdas comencé a descender; rápidamente sentí la emoción que siempre embarga al ser humano cuando está realizando alguna actividad de este tipo o visitando un lugar tan fascinante por primera vez. Mi descenso fue bastante rápido pues deseábamos que los 6 miembros de nuestra excursión pudieran bajar aun con la luz del sol, para así poder apreciar mejor aún el lugar y los animales que lo habitan (incluyendo a las abejas, que nos regalaron más de un piquete, a pesar de ir protegidos contra ellas). Descendí 150 metros y después un paso de nudo, tres o cuatro minutos más tarde me encontraba en el suelo de la gran galería. El sitio es impresionante, puesto que �a diferencia de otros sótanos que tiene nuestro país� Guaguas presenta bastante vegetación en el interior, plantas y pequeños arbustos que alcanzan hasta 1.5 metros de altura; unas rampas de guano increíbles, y por supuesto una gran cantidad de pequeños ratones que rondan a los visitantes de su hogar sin ninguna vergüenza.
No pasamos más de dos horas en el sótano, deseábamos aprovechar el tiempo al máximo así que decidimos comenzar a subir lo antes posible, después de haber visitado el lugar. El ascenso no fue menos interesante que el descenso, para mi fortuna todavía pude subir con luz de día, por lo que pude apreciar aun más a detalle toda la majestuosidad de la cueva. Que desde abajo tiene una perspectiva totalmente diferente a la que podemos observar desde la parte alta del sótano.
SÃ?TANO DE LAS GOLONDRINAS
Al día siguiente, en nuestro afán de continuar visitando sótanos de la región nos dirigimos a un sótano ya muy conocido por muchos extranjeros y no menos mexicanos: el impresionante sótano de las Golondrinas con más de 330 metros de caída libre y con un espectáculo de coloridas aves, tal vez único en el mundo.
Para ello, desde el sótano de Guaguas regresamos nuevamente a San Isidro, que se encuentra justamente a la orilla de la carretera que serpentea esta parte de la huasteca potosina; allí nos subimos a una camioneta que iba para el poblado de Tamapatz, y que nos ofreció que por unos cuantos pesos más nos dejaba muy cerca del sótano, en el poblado de Unión Guadalupe. Yo tenía dos años que no visitaba Golondrinas, así que aunque me habían dicho que una nueva carretera quedaba a unos trescientos metros del sótano, no lo creía. Sin embargo, cuando llegamos me sorprendió el cambio del lugar en tan poco tiempo. En efecto, la nueva carretera que viene de Aquismón, aunque sigue siendo de terracería, es más rápida y segura que la antigua carretera (por la que nosotros llegamos, aunque necesaria si se desea visitar antes el Sótano de Guaguas) que comunica a la Huasteca con una de las principales carreteras de San Luis Potosí.
Golondrinas es uno de esos lugares que aunque uno ya conoce nunca dejará de admirar; es simplemente mágico. Desde el instante en que te paras cerca del abismo y ves toda la majestuosidad de sitio sientes que una extraña sensación, mezcla de entusiasmo y miedo.
Descender 330 metros (aproximadamente 2 Torres Latinoamericanas una sobre otra, incluyendo sus antenas) como se hace en Golondrinas no es difícil técnicamente, es más bien difícil en el sentido que por unos minutos �entre 10 y 60 que dura el descenso, dependiendo de la persona que lo haga� te sientes unido al mundo tan sólo por una cuerda estática de 10.5 milímetros de diámetro. No hay nada más importante en el mundo en ese momento: el sótano, la cuerda y tú. La velocidad que puedes alcanzar en el descenso puede ser vertiginosa, el aparato que se utiliza para bajar se calienta de una forma increíble, tanto así que debes de enfriarlo constantemente con agua a fin de evitar perder el control en la bajada. Una vez que has terminado el descenso y comienzas a pasearte por el lugar, sientes que estás en otro mundo, ves las cosas en otros colores y en distintas dimensiones, si tienes la fortuna de estar ahí con luz de día volteas hacia arriba y ves el cielo, los vencejos que revolotean, y la cuerda que se pierde en la altura.
El ascenso toma en promedio hora y media o dos horas, aunque en el Grupo hay compañeros que llegan ascender los 330 metros en 40 minutos. En la subida tienes tiempo de ver con más detalle las paredes, que conforme vas llegando a la superficie ves más cerca, puesto que Golondrinas tiene forma de una campana. Otra particularidad de la salida es la sensación de "yo-yo" que da la elongación de la cuerda cuando se comienza a subir y que va disminuyendo conforme te acercas a la superficie; además que debemos mencionar que en la subida la cuerda también te hace girar, de tal forma que puedes ir viendo todo el sótano sin necesidad de que voltees. A algunos esto le provoca mareos, pero a otros nos agrada pues podemos ir viendo mucho más. Una vez que estás arriba te sientes más vivo y muchos de nosotros regresaríamos al fondo del sótano tan sólo por el gusto de sentir nuevamente estar bajando a las entrañas de la tierra.
SÃ?TANO DEL VINAGRILLO
Este pequeño sótano se ubica a unos cuantos kilómetros del sótano de las Golondrinas. Unos amigos ya lo conocían y nos aseguraban que se trataba de uno de las más bellas cuevas que conocían, más bellas �sugirió uno� que el Sótano de la Calavera �en la Sierra Gorda�, que varios conocemos y sabemos que es fantástica.
Como no conocíamos el camino hacía el sótano y no disponíamos de mucho tiempo, le pedimos a un amigo del lugar que nos llevara, este accedió gustoso porque le ofrecimos que bajara con nosotros. Al día siguiente nos levantamos a eso de las 5 de la mañana y nos dispusimos a caminar entre la espesa vegetación, más oscura que de costumbre. Después de haber caminado detrás de nuestro veloz amigo, por espacio de 45 minutos llegamos a la entrada del pequeño pero bello sótano.
Colocamos la cuerda por donde habríamos de bajar y comenzamos el descenso. Quedé sorprendido de ver una cueva tan maravillosa, la pequeña entrada se extiende en un gran salón, en donde convergen formaciones espectaculares: grandes columnas, estalactitas, estalagmitas, orejas de elefante, gurs; además de algunos arroyos subterráneos y lechos de agua en donde habitan ciertos animales que, además de ser ciegos, son transparentes. Todo eso nos sorprendió pero quedamos más impresionados todavía cuando nuestro guía nos llevó a ver unas ofrendas que existen en el lugar. Se trata de tepalcates de algunas vasijas y algunos huesos que suponemos son humanos. Dejamos todo como estaba con la esperanza de que algún antropólogo algún día visite estos lugares y nos pueda decir quienes colocaron estas ofrendas en que época y porque motivo.
Continuamos recorriendo el sótano y cada vez nos maravillamos por las bellas formaciones que presentaba. Mientras algunos compañeros comenzaron el ascenso, yo continué revisando todo los recovecos que parecían interesantes y fue precisamente en una rampa de lodo, que al parecer nos lleva a la parte más profunda del sótano, en donde encontré otros restos de vasijas, aún más grandes de las que ya habíamos visto. Después nos dijo nuestro amigo y guía que esas vasijas no las había visto él y por lo tanto es difícil que las haya visto otra persona además de mí.
Desafortunadamente el tiempo seguía transcurriendo y me llegó el turno de subir. Era el último y estaba encargado de recoger la cuerda y el material que utilizamos para anclarla. La subida fue bastante rápida, pues el tiro que nos lleva a la entrada de la cueva es de sólo 35 metros. No tenía mucho material que recoger así que en 20 minutos ya estábamos de regreso. Era cerca del medio día cuando volvimos a tomar la vereda que nos llevaría a nuestro campamento cerca de Golondrinas. �bamos comiendo naranjas y plátanos que predominan bastante en el lugar.
Una vez que recogimos el campamento y como aún teníamos un poco de tiempo, nos dirigimos al corredor turístico de Aquismón, que se encuentra a una hora y media de Golondrinas, yendo no por la carretera por la que nosotros llegamos sino por la nueva y comprobamos que se llega más rápidamente a Golondrinas. El lugar es también muy agradable, puesto que a la orilla del corredor corre un precioso río de aguas muy limpias en donde se puede nadar, chapotear o simplemente refrescarse; el corredor también cuenta con varios lugares para comer o tomar algunas bebidas; y lo mejor de todo: la entrada al corredor es gratis.
Al día siguiente por la mañana, después de cuatro días de bellos e interesantes recorridos por la Huasteca Potosina emprendimos el retorno a la ciudad de México. Muchos de nosotros coincidimos en que en esta excursión utilizamos el tiempo al máximo y que disfrutamos cada momento en que duró nuestra visita. Sabemos que la región tiene muchos más lugares por visitar y que es importante que nosotros como huéspedes sepamos conservarla limpia y respetemos los usos y costumbres de esta gente tan hospitalaria y amable que son los huastecos.

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