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Montañismo y Exploración
Protección solar

La luz ultravioleta emitida por el sol alcanza la superficie de la Tierra en una proporción muy baja gracias a la capa de ozono que existe en la parte alta de la atmósfera. Sin embargo, cuando se sube a una montaña, la radiación es más fuerte y las consecuencias de la exposición directa a esa radiación puede ir desde una ligera irritación hasta cáncer de piel, pasando por las conocidas bronceadas y quemaduras de piel de diferentes grados.







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Radiaciones solares

El sol, motor energético de nuestro planeta, es un pequeña estrella con más de un 99% de hidrógeno a altísima presión y temperatura, que arde en una continua fusión termonuclear a 150 millones de kilómetros de distancia. Podríamos decir que el proceso es el mismo que millones de bombas atómicas estallando cada segundo, aunque debido a la impresionante gravedad solar, su onda expansiva nunca es totalmente liberada. En tan solo 8 minutos, un amplio espectro de radiaciones electromagnéticas llega a nuestro planeta proveniente del sol. Nuestro cuerpo, a través de los sentidos, puede detectar las frecuencias centrales del espectro de radiaciones solares en las que se encuentra la luz y el calor. Dicho espectro abarca una extensa gama de ondas.

Ondas electromagnéticas

El gran espectro de radiaciones electromagnéticas solares que recibe nuestro planeta se divide en dos tipos de energía: 56% de infrarrojos o IR (sólo transmiten calor), 39% de rayos visibles (producen los deslumbramientos) y 5% de ultravioletas o UV (son los que broncean la piel y producen quemaduras).

Energías de baja frecuencia

  • Radiofrecuencias. De 0 a 30 MHz. Comprende las bandas de radio habituales, onda corta, media y larga. También las de ultrabaja frecuencia como las del tendido eléctrico.
  • Microondas. De 300 MHz a 30 GHz. En estas frecuencias actualmente operan la mayoría de canales de televisión, las comunicaciones via satélite y la telefonía móvil por su mayor calidad de transmisión y recepción. Pueden ser percibidas, igual que el calor, a través de la piel y por su específica longitud de onda son muy penetrantes en la materia biológica, favoreciendo el aumento de radicales libres.
  • Luz. Luz visible e infrarroja a 300 GHz y luz ultravioleta a 1,000 THz. La luz infrarroja la percibimos mediante calor. Cuando decimos que un metal está al rojo es porque su temperatura ha superado el humbral del infrarrojo y ha llegado al de la luz visible.

Energías de alta frecuencia

  • Rayos X. 100,000 a 99,999,999 THz. Presentes en los tubos de rayos catódicos de televisores y monitores, en radiografía, etc., penetran sin problemas en nuestro organismo.
  • Rayos gamma. 100,000,000 THz. Podemos encontrarlos en centrales y desechos nucleares, pararrayos, esferas luminiscentes de relojes, etc. Son muy peligrosos ya que por su alta frecuencia traspasan sin problemas nuestro organismo, el hierro y es preciso medio metro de plomo para detenerlos.
  • Rayos cósmicos. 1,000,000,000 THz. De efectos aún poco conocidos, con su alta energía es capaz de atravesar todo el planeta, como el caso de los rayos de neutrones.

Ondas ionizantes

La radiación de alta frecuencia tiene el nivel de energía suficiente para arrancar electrones de la corteza de los átomos de nuestro organismo, ionizándolos y desequilibrándolos eléctricamente, convirtiéndolos en agresivos iones de carga positiva. Estos iones de carga positiva, ya como radicales libres, absorben electrones de nuestras células para equilibrar su carga eléctrica, destruyéndolas o alterando su información genética, ejerciendo de este modo una acción mutógena sobre el patrimonio genético, potenciando malformaciones congénitas y la aparición de tumores. Se observan efectos ionizantes sobre la materia a partir de la banda alta de los rayos ultravioleta (UVB y UVC) y en todas las energías de alta frecuencia.

Parte de la radioactividad que recibimos diariamente procede de la radiación cósmica (alrededor del 15%) y sus efectos son distintos según la altitud. Así, en la montaña se está más expuesto a mayor radiación, ya que la atmósfera es más delgada que a nivel del mar. En las zonas donde se está experimentando una reducción significativa en la capa de ozono (filtro natural de la alta atmósfera) las radiaciones ionizantes actúan sin ninguna barrera. La radiación es acumulativa y por este motivo, azafatas y pilotos aéreos, los cuales vuelan habitualmente en la estratosfera (zona sin corrientes de aire ni turbulencias), reciben una dosis extra de radioactividad que limita su vida profesional e introduce un gran factor de riesgo de enfermedades degenerativas.

Tipos de luz ultravioleta

Los rayos ultravioleta o UV, invisibles para nuestros ojos, son percibidos por nuestra piel, la cual produce melanina como filtro natural protector, causando el bronceado cutáneo. Los UV, además, facilitan la síntesis de la vitamina D, pero sus efectos nocivos (deshidratación, quemaduras, disminución de las defensas cutáneas, cáncer de piel, alergias y envejecimiento prematuro de la piel) nos advierten de sus peligros si no se tienen las debidas precauciones. Estos rayos se componen de UV-A, UV-B y UV-C, de los cuales un 98% es UV-A.

  • Los UV-C (200-290 nm) son absorbidos por la estratosfera gracias a la capa de ozono situada a unos 60 Km sobre la superficie terrestre. Sin embargo, existen lugares del planeta, donde a consecuencia de la contaminación, esta protección natural ya no ofrece garantías.
  • Los UV-B (290-320 nm) atraviesan la piel en su capa externa o capa córnea, compuesta de células muertas, llegando hasta la epidermis.
  • Los UV-A (320-400 nm) atraviesan la capa córnea, la epidermis y llegan hasta la dermis.

El resultado de cada uno de los espectros UV depende de su energía y de su capacidad de penetración. Por este motivo, cuanta mayor cantidad de radiación sea absorbida en las células muertas de la piel, es decir, en la capa córnea, menores daños nos ocasionarán. Precisamente ésta es la función de las cremas fotoprotectoras, retener y absorber los rayos UV.

El sol en la montaña

En paisajes con nieve, la luz solar rebota sobre ésta, reflejándose por término medio con un 80% más de intensidad. La altura también nos acerca al foco de rayos que atraviesan la atmósfera, así, cada 300 metros de altura recibimos un 4 % más de radiación solar. Si las nubes son altas dejan pasar los rayos UV, filtrándolos en parte, si son bajas.

Consecuencias

Después de una prolongada exposición al sol sin ningún tipo de protección, pueden aparecer lesiones en la vista. Los UV producen desde conjuntivitis hasta ceguera, al perjudicar irreparablemente la conjuntiva y la córnea (recordemos que los UV están presentes aunque el día esté nublado). Los rayos visibles son percibidos por el cerebro después de ser recibidos por la retina y pueden provocar intensos deslumbramientos que nos cansarán la vista. Los IR son absorbidos por los ojos.

Tipos de pieles

El bronceado es un proceso fotodefensivo por el cual nuestro organismo fabrica melanina. Esta capacidad viene dada por la intensidad del sol y por el fototipo cutáneo. Así pues, existen 5 fototipos o categorías distintas según la sensibilidad de cada piel:

  • Fototipo I y II. Piel clara, ojos azules y pelo rubio o pelirrojo. Bronceado casi nulo y se queman fácilmente.
  • Fototipo III y IV. Piel blanca u oscura, ojos y cabellos castaños. Bronceado gradual y se queman moderadamente.
  • Fototipo V. Pigmentación de tipo mediterráneo. Bronceado intenso y rara vez se queman.
  • Niños menores de 10 años. Deberá tenerse mayor cuidado ya que su piel es más fina y permeable.

Zonas sensibles

No todas las zonas de la cara reaccionan igual frente al sol.

  • La nariz y los pómulos, además de ser unas zonas más prominentes y expuestas al aire y al sol, tienen una piel más fina, por lo que deberá usarse una mayor protección, llegando incluso a usar cremas de pantalla o de protección total.
  • Los labios tienen una piel extremadamente fina que se descama fácilmente. El frío, viento y los rayos solares suelen dar rápidamente cuenta de ellos si no se utiliza de forma continuada una protección labial adecuada. En caso de no haber utilizado protección labial y sufrir por ello un herpes solar, deberá tratarse con una pomada antivírica.

Protecciones

Como medida de clasificación se utiliza el I.P. (índice de protección) [se le encuentra también en sus siglas en inglés: SPF = skin protection factor], que significa la tolerancia de cada tipo de piel. Por ejemplo, un I.P. 5 multiplica por cinco el tiempo de resistencia de la piel al sol. Un aspecto importante es la incorporación de filtros solares, los cuales reflejarán y absorberán los rayos nocivos, evitando la penetración en la piel.

En cuanto a colores, el gris es un buen filtro para los IR, ideal para países muy cálidos. El marrón es bueno para los UV, perfecto para uso en montaña y bajo luz artificial. El verde protege equilibradamente de los UV y los IR y es apto para todos los usos. Los tratamientos anti-reflejos están hechos al vacío y evitan la pérdida de la parte de la intensidad de luz que, por su ausencia, ocasiona la formación de imágenes fantasmas. Con el tintado se obtienen las tonalidades espejo que desvían parte de la luminosidad.

Los cristales orgánicos (material plástico) absorben bien los rayos visibles, son muy resistentes (casi irrompibles) y muy ligeros (6 gramos por lente aproximadamente). Los cristales minerales (meniscos con superficie óptica, cóncava) absorben bien todos los rayos, son más frágiles, a menos que hayan sido endurecidos y muy resistentes a las rayaduras o abrasión.

Consejos para la piel

  • Aplicar el fotoprotector entre 15 y 20 min. antes de la exposición y renovarlo como mínimo una vez al día.
  • Tomar las mismas precauciones en días nublados.
  • Una piel blanca y pálida tiene que usar un elevado filtro de protección y una vez empiece a broncearse puede reducirlo.
  • Rehidratar la piel después del sol para devolver su elasticidad y defensas cutáneas. Producirá una acción reparadora y calmante.

Consejo para los ojos

Las gafas tintadas de diseño, usadas normalmente en ciudad, no disponen de los protectores y filtros de rayos solares necesarios para detener con eficacia los rayos nocivos. Muchos hemos sufrido al día siguiente de su utilización las consecuencias (irritación ocular, molestias y dolor) de usarlas en un medio para el que no fueron concebidas. La adquisición de unas buenas gafas para montaña será la protección más eficaz para este delicado órgano, sin provocar distorsión óptica de los detalles y evitando el cansancio de la vista. Para no rayar el cristal de las gafas, es necesario guardarlas inmediatamente en su funda, en el momento en que dejemos de utilizarlas.


Fuente
Material de montaña.
Catálogo de Balmat (1/3)
6ª edición, 1998, p. 176, 179.


Radiación ultravioleta

Es la porción del espectro electromagnético que se extiende desde el violeta hasta la región de rayos X. La radiación ultravioleta (UV) no es detectable por el ojo humano, aunque cuando cae sobre ciertos materiales puede ocasionar su fluorescencia, es decir: emite radiación electromagnética de baja energía, tal como luz visible. Muchos insectos, sin embargo, son capaces de ver radiación ultravioleta.

Aunque la radiación ultravioleta cae entre longitudes de onda entre 400 nanómetros (un nanómetro [nm] es igual a 0.000,000,001 de metro, o 10 unidades Angstrom) en el lado de la luz visible hasta alrededor de 100 nm en el lado de los rayos X, aunque algunas autoridades extienden este extremo hasta los 4 nm. En física, la radiación ultravioleta se divide tradicionalmente en cuatro de regiones: cercana (400-300 nm), media (300-200 nm), lejana (200 -100 nm), y extrema (más allá de 100 nm). Con base en la interacción de longitudes de onda de radiación ultravioleta con materiales biológicos, se han designado tres de divisiones: UVA (400-315 nm), también llamada luz negra; UVB (315-280 nm), responsable de la mayor parte de los efectos sobre organismos; y UVC (280 -100 nm), que no alcanza superficie de la Tierra.

La radiación ultravioleta es producida por superficies con alta temperatura, como el Sol, en un espectro continuo. La mayoría de la radiación ultravioleta del sol es absorbida por el oxígeno en la atmósfera de la Tierra, que forma la capa de ozono en la estratósfera baja. De la radiación ultravioleta que alcanza la superficie de la Tierra, casi el 99 por ciento es UVA. Cuando la capa de ozono llega a ser delgada, más radiación UVB alcanza la superficie de la Tierra y puede tener efectos peligrosos sobre organismos.

A diferencia de los rayos X, la radiación ultravioleta tiene un poder bajo de penetración, de aquí que sus efectos directos sobre el cuerpo humano se limitan a la superficie de la piel. Los efectos directos incluyen enrojecimiento de la piel (quemadura del sol), desarrollo de la pigmentación (bronceado), envejecimiento y cambios carcinógenos.

Las quemaduras del sol por rayos ultravioletas pueden ser leves, ocasionando sólo enrojecimiento y sensibilidad, o pueden ser tan severos como para producir ampollas, hinchazón, filtración de fluido, y descamamiento de la piel externa. Los capilares sanguíneos en la piel se dilatan con glóbulos blancos y rojos para producir la coloración roja.

El bronceado es una defensa natural del cuerpo que utiliza la melanina para proteger la piel desde un daño posterior. La melanina es un pigmento químico en la piel que absorbe la radiación ultravioleta en los tejidos y limita su penetración. Un bronceado ocurre cuando los pigmentos de melanina de las células, que están en la porción más profunda de tejido de la piel, son activados por la radiación ultravioleta, y las células emigran a la superficie de la piel. Cuando estas células mueren, la pigmentación desaparece. Las personas de tez clara tienen menos melanina y experimentan los efectos nocivos de la radiación ultravioleta en mayor grado. La aplicación de bloqueadores en la piel puede ayudar a bloquear la absorción de radiación ultravioleta en tales personas.

La exposición constante a la radiación ultravioleta del sol induce la mayoría de los cambios de piel usualmente asociados con el envejecimiento, tal como las arrugas y el cambio en la pigmentación (manchas). Hay también una frecuencia mucho más alta de cáncer de piel, particularmente en personas con la piel débil. Los tres cánceres básicos de piel, los carcinomas basal y escamoso y el melanoma, están relacionados con la exposición a largo plazo a la radiación ultravioleta y probablemente resulte de cambios generados en el ADN de las células de la piel por rayos ultravioletas.

La radiación ultravioleta también tiene efectos positivos sobre el cuerpo humano. Estimula la producción de vitamina D en la piel y puede usarse como un agente terapéutico para enfermedades tales como soriasis. A causa de sus capacidades bactericidas a longitudes de onda de 260-280 nm, la radiación ultravioleta es útil en investigación y como una técnica de esterilización. La iluminación fluorescente, que explota la capacidad de radiación ultravioleta para obrar recíprocamente con substancias fosfóricas y ocasionan la emisión de luz visible, es una forma altamente eficiente de iluminación artificial.

Fuente
Enciclopedia Británica

Cómo proteger su piel del daño del sol


  1. Evite estar afuera cuando la luz del sol sea muy intensa: de 10:00 de la mañana a 3:00 en la tarde.
  2. Vista sombrero, mangas largas y ropas secas y holgadas mientras esté al sol.
  3. Los bloqueadores solares pueden proteger contra el cáncer común de piel. Use un bloqueador solar con un SPF de 15 o más alto y escoja una marca que proteja contra ambos UVA y UVB de radiación (la etiqueta le dará esta información). Ponga bloqueador en cada parte de su cuerpo que se exponga, incluyendo sus orejas, labios, nariz, cuello y manos. Los bloqueadores para labios están disponibles tanto en colores (como lápiz de labios) como sin ellos. No olvide la parte superior de su cabeza si es calvo.
  4. Aplique bloqueador por lo menos media antes de salir, de esta forma, el bloqueador tiene tiempo para funcionar.
  5. El riesgo de quemadura por sol es mayor a grandes alturas y cerca de la nieve, arena o agua. Asegúrese de aplicar bloqueador antes de esquiar o escalar montañas, aún en días nublados.
  6. El bloqueador debería aplicarse cada dos a tres de horas, después de nadar y de una transpiración elevada.
  7. Enseñe a sus niños a usar bloqueador. El daño causado por el sol comienza a una edad temprana.
  8. Fomente en las escuelas de sus niños la programación de eventos y programas deportivos a horas tempranas de la mañana o al atardecer.
  9. Recuerde: No hay curtido seguro. Los salones de bronceado y baños de sol deberían evitarse siempre.
  10. Consiga en el hábito de mirar su piel sobre una base regular. Si nota un cambio, pida una revisión a su que doctor.

Esta información provee una descripción general sobre la protección de sol y no puede aplicar a todos. Hable con su médico familiar para averiguar si esta información se aplica a usted y para conseguir más información sobre este tema.

Fuente
American Academy of Family Physicians

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