La alpinista Badía Bonilla, quien subió a la cima del monte Cho Oyu acompañada de su esposo Mauricio López el pasado 24 de septiembre, expresó que es necesario que el montañismo sea considerado “realmente” un deporte de alto rendimiento.
Además, pide que sea tomado en cuenta por el programa Compromiso Integral de México con sus Atletas (Cima), ya que se invierte mucho dinero para viajar y son diversos los riesgos que implica atacar una cumbre.
“Me da mucha tristeza que un deporte que requiere de gran preparación física y mental no tenga el apoyo suficiente, y si pudiera pedir algo al presidente Vicente Fox sería que nos brindara la ayuda necesaria para emprender nuestros objetivos y los de las generaciones futuras que se inician en la práctica del montañismo”, comentó.
Añadió que “nosotros arriesgamos la vida y estamos sujetos a situaciones de peligro como las avalanchas, el frío y el poco oxígeno que tenemos en las alturas”.
Una pareja en ascenso fue el slogan con el que el matrimonio se dio a conocer en su pasada expedición y con el cual piensa seguir más allá del Everest, en mayo de 2002.
“Este año continuaremos nuestros entrenamientos y parte de esto será escalar la montaña Ama Dablan, de aproximadamente 6 mil 800 metros, la cual se ubica en Nepal. Es una pirámide de hielo y roca, y una de las más bellas del mundo”, explicó Mauricio, quien lleva 20 años en el alpinismo.
Badía recordó que en el año de 1992 su pareja se le declaró en lo más alto del Popocatépetl “y siete meses después nos casamos”. Añadió que la unión se fortaleció al compartir el mismo gusto por el deporte y el respeto a sus profesiones.
Sin embargo, ambos dijeron que el problema principal que enfrentan los montañistas es la falta de credibilidad.
“Pese a que tenemos una trayectoria considerable en la escalada, tocamos muchas puertas en los medios de comunicación y en muchas empresas para conseguir patrocinios, pero muy pocos creyeron en nosotros”, explicó Badía quien se desempeña como nutrióloga.
Agregó que “hay que hacerse notar para vender una figura a las empresas, y haber conseguido la cima de un ochomil nos ha ayudado mucho”.
Entre los planes de Badía sobresalen escribir las experiencias de mujeres alpinistas como es el caso de Karla Wheelock y Elsa Avila de Carsolio, con quienes no ha tenido ningún contacto.
Precisó que le gustaría hacer algo en conjunto, sobre todo para conocer sus vivencias antes de intentar atacar la cumbre del Techo del Mundo, el cual ambas han ascendido.
Por su parte, Mauricio está abocado a la recuperación de su pie, en el que sufrió congelamiento parcial al subir a la cima del Cho Oyu, además ocuparse de los aspectos técnicos y logísticos de las expediciones.
“En enero empezamos con los planes de entrenamiento y los exámenes médicos necesarios para continuar con nuestra preparación rumbo al viaje a Nepal y conocer las condiciones climatológicas que imperan alrededor del Everest, puntualizó. (Ana Mónica Rodríguez)
La Jornada