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Montañismo y Exploración
Loredo planea un nuevo intento al Everest
23 junio 2000

El mal tiempo primaveral del Himalaya le impidió atacar la cumbre
No teme a la falta de respaldo de patrocinadores: “Alguien tiene que confiar en montañistas”







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Abril del Río

Lejos de caer en la derrota, desde el momento en que se percató que no pisaría la cumbre del Everest, por el mal tiempo que afectó a la mayoría de las expediciones en la temporada primaveral Himalaya, Iván Loredo se prepara para realizar en el 2001 un nuevo intento para convertirse en el primer mexicano que asciende al techo del mundo por la cara norte sin ayuda de tanques de oxígeno.

Aunque le respaldan once años de experiencia en alta montaña, el alpinista fue uno de los decenas, tal vez cientos que se quedaron sin hacer cumbre por las gruesas capas de hielo, las amenazantes nubes de nieve y las tormentas que lo obligaron a abandonar, el pasado 31 de mayo, la expedición que había iniciado el 1º de abril junto con dos escoceses, dos británicos, dos estadounidenses y un chino.

Durante dos meses, de todas las expediciones que se prepararon con ascensos en la altura y sortearon ventanas de buen tiempo, que se abrían por lapsos cortos de dos días, sólo cuatro rusos, a quienes Loredo calificó de “suicidas”, lograron subir.

El montañista realizó un primer ascenso al Everest el año pasado, aunque en calidad de director de la expedición, en la que Karla Wheelock se convirtió en la primera mujer mexicana en conquistar la cumbre (sic) (8 mil 848 metros), así como en la pionera de la comunicación satelital desde la cima (sic).

Respaldado con imágenes grabadas en las que el Everest luce blanco por completo, Loredo demostró los intentos truncados por el mal tiempo. Como parte de la preparación, realizó ocho ascensos al campamento uno, ubicado a 7 mil 100 metros; también durmió cuatro noches en el siguiente, a 7 mil 500 metros, y alcanzó un día el tercer campamento, a 7 mil 900.

Sin embargo, antes del ataque definitivo a la cumbre se presentaron tormentas que cubrían las tiendas e imposibilitaban las maniobras, además de que las amenazantes nubes de nieve se cernían por el horizonte.

No obstante que la expedición tuvo un costo de 45 mil dólares, el alpinista no teme que lo abandonen los patrocinadores para el siguiente proyecto, porque asegura: “Están conscientes del esfuerzo y alguien tiene que creer en nosotros los montañistas”.

Comentó que el siguiente intento, el que iniciará a finales de marzo próximo, será lo mismo por la cara norte, pues la sur es considerada más turística, y sobre todo peligrosa por ser más propensa a las avalanchas.

Hasta entonces, realizará ascensos a los montes Huascarán, en Perú, Kilimanjaro en África y tal vez al Vinzon (sic) en La Antártida, éstos dos últimos al lado de Karla Wheelock.


La Jornada
Junio 23 de 2000



 



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