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Montañismo y Exploración
EXPEDICIÓN KOTA 1000, MÉXICO 98
1 octubre 2000

el “Sistema Cheve” (“Diablo” en cuicateco) es uno de los más hermosos, monumentales y complejos; aquí todo es en grande: la Cámara de Navidad, la Cascada de los Ángeles (40 m), las Turbinas, la Cámara de los Gigantes, el Tiro del Elefante, la Joroba del Camello, en fin, nombres puestos por las anteriores expediciones americanas y polaca, pero que reflejan la magnificencia de estos lugares.







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En enero de 1998, miembros de la Sociedad Checa de Espeleología estuvieron en México invitados por el Dr. José Palacios-Vargas (del Laboratorio "Ecología y Sistemática de Microartrópodos" de la Facultad de Ciencias de la UNAM) para realizar una expedición a la segunda cueva más larga y profunda de México: el Sistema Cheve en Oaxaca que, por sus casi 23 kilómetros de longitud y sus 1,386 metros de profundidad vertical, constituye uno de los retos más interesantes para la práctica de la espeleología. Este Sistema era conocido sólo por un grupo reducido de personas, pero hace algunos años se efectuó el rescate (llamado "imposible") del cadáver de un espeleólogo norteamericano accidentado, en el que por primera vez participaron mexicanos, entre ellos el Sr. Sergio Santana, actual presidente de la UMAE (Unión Mexicana de Agrupaciones Espeleológicas).
Fueron ocho los muchachos, de edades fluctuantes entre 24 y 35 años, que llegaron a México procedentes de la República Checa (antes parte de Checoslovaquia), quienes previamente a la expedición dieron una excelente conferencia sobre las cuevas de Europa Central que ellos han explorado, entre éstas se encuentra la sima Jean Bernard, la más profunda del mundo (-1602 metros), todo ilustrado con fotos impresionantes. Al día siguiente estábamos en la carretera con rumbo a Oaxaca, participando dos mexicanos, tratando de cumplir con el reglamento de la UIS (Unión Internacional de Espeleología) que requiere la presencia de uno o más espeleólogos nacionales en una expedición extranjera, y con el propósito adicional de recolectar fauna cavernícola de esta cueva, de la cual no se habían obtenido registros faunísticos.
El viaje fue largo y cansado, pero felizmente llegamos a San Juan Bautista Cuicatlán, un pueblo que está en las estribaciones de la Sierra Cuicateca en el norte del estado de Oaxaca. Es una zona de valles muy fértiles, donde se aprecian ricos cultivos de caña, mango, papaya y limón, entre otros, mientras en las laderas la vegetación es principalmente de cactáceas columnares, nopalillos y espinas de muy diferentes tipos; allí pernoctamos y se contactaron a las autoridades municipales para informarles acerca de los propósitos de nuestra visita y asimismo exhibimos los correspondientes permisos de SEMARNAP y Secretaría de Gobernación. Al día siguiente empezamos a ascender por un sinuoso camino de terracería, que nos conduciría hasta el poblado Concepción Pápalo, el más cercano a la cueva, con 2,300 de altitud y unas vistas hermosas de las serranías cercanas. Allí donde el aire de la mañana corta como navaja, nos entrevistamos con los señores Leopoldo Mariscal y Guillermo Cid, quienes nos rentaron un vehículo para transportar los casi 800 kilos de equipo que nos permitirían lograr el objetivo de esta expedición: llegar hasta su fondo, un sifón que ha sido buceado por norteamericanos y polacos en excursiones anteriores, con la pretensión de establecer conexiones con otras partes del Sistema Cheve.
Para llegar a esta cueva es necesario seguir la terracería unos 20 Km. en dirección a Santa María Pápalo (en esta parte de la sierra todos los pueblos son "pápalos", es decir: lugar de mariposas) y a una altura indeterminada existe una brecha, tipo vereda, que conduce, tras un paseo de unos cinco Km. a pie porque no puede entrar ningún tipo de transporte, hasta el vallecito donde se localiza la monumental entrada.
El sitio donde se estableció el campamento base es un lugar delicioso y mágico conocido como el Llano Cheve (a unos 2,800 m.s.n.m.), rodeado de un maravilloso paisaje de pinos, montañas, rocas y zacatones; surcado por un riachuelo de aguas heladas y cristalinas, y ante una impresionante pared que forma la boca del sistema; en mis muchos viajes, pocas veces he conocido lugares tan hermosos y salvajes (de los que México posee a manos llenas y es imprescindible proteger). El paraje, sin embargo, puede ser oscuro y peligroso en días de tormenta. La instalación del equipo y el campamento fue una agotadora tarea tras de la cual todos quedamos listos para dormir.
En los días siguientes se comenzó la prospección de la caverna. La primera gran bóveda es magnífica, tanto por sus dimensiones colosales como el misterio que la envuelve. El sistema utilizado para la exploración de la caverna consistió en establecer dos campamentos intermedios, para que una última cordada atacara el gran fondo a -1,386 metros, donde hay una gran cantidad de agua y es necesario hacer uso de todo el equipo especial disponible.
Perdía la cuenta de los días: la vida fluía entre el trabajo diario, la soledad, los paisajes y las ininteligibles pláticas de los checos; las noches eran muy fríos y el termómetro llegó a registrar -6º C, mientras que en el día la temperatura subía hasta 30º C. Y aunque estos europeos son medio fríos en primera instancia, con el transcurso de los días nos fuimos conociendo cada vez más, utilizando para comunicarnos un inglés tan rudimentario que haría llorar a más de un catedrático de la lengua.
Las colectas hechas fueron de dos tipos, la colecta manual de los pequeños organismos descubiertos a simple vista, y la colecta de guano que, después de procesado en el laboratorio, arrojó microartrópodos (tanto ácaros como colémbolos). Además, en la gran cámara principal de esta cueva todavía hay restos de culturas autóctonas, quizá prehispánicas: pedazos de cerámica, cuentas de collar, obsidiana y gran cantidad de huesos. Al parecer el sitio ya está reportado ante el INAH, pero...
Las noches sólo eran pasaderas al calor de la fogata, la luz de las estrellas y la voz de una guitarra, con un idioma tan difícil de comprender como el de los checos, que me hace pensar en la imagen bíblica de la Torre de Babel.
El trabajo en la cueva se hizo por grupos, y se fue armando casi hasta -1,000 m (límite mágico para espeleólogos), pues a partir de ese punto, el recorrido se hizo casi todo a pie, pues la mayoría son travesías donde es necesario asegurar en los pasos difíciles o donde la corriente es muy fuerte. Todo este recorrido tiene pocos tiros verticales. Aquí se estableció el segundo campamento con un ruido ensordecedor del agua que baja a las entrañas mismas de la tierra. Durante todo el trayecto se hicieron cantidad de tomas de video y fotografías, con las que los checos harían un reporte. Uno de estos videos será enviado a concursar al próximo Congreso Internacional de Espeleología en Brasil en el 2001.
Para renovar las provisiones había que hacer unas lindas excursiones de aproximadamente 40 km, hasta Concepción Pápalo y regresar con pesadas mochilas. Aunque esto nos llevaba todo el día, resultaba ser una terapia efectiva, ya que nos proporcionaba alguna distracción extra, un buen ejercicio y, a mí, el inigualable gusto de hablar con mi gente en nuestro idioma; gente tan amable y amigable la de este pueblo de la sierra oaxaqueña.
¡Ah! la cueva, hasta ahora una de las experiencias más intensas de mi vida, me recordó mucho al "Sótano de Tilaco" (-640 m, Querétaro), sólo que el "Sistema Cheve" ("Diablo" en cuicateco) es uno de los más hermosos, monumentales y complejos; aquí todo es en grande: la Cámara de Navidad, la Cascada de los �ngeles (40 m), las Turbinas, la Cámara de los Gigantes, el Tiro del Elefante, la Joroba del Camello, en fin, nombres puestos por las anteriores expediciones americanas y polaca, pero que reflejan la magnificencia de estos lugares.
Aunque el privilegio de estar en el gran fondo le correspondió a la cordada más experimentada (también mejor preparada física y mentalmente), fue también para todos los demás una aventura tan extraordinaria que fue un poco triste abandonar aquel lugar donde hicimos un trayecto parecido a un "viaje al centro de la tierra".
APÃ?NDICE
Organismos observados y colectados en la cámara principal de la Cueva Cheve, Oaxaca, México.
Ã?caros: Oribatei (Damaeidae, Gymnobates sp.), Mesostigmata.
Colémbolos: Entomobrydae (Pseudosinella), Paronellidae, Isotomidae (Cryptopygus sp.), Hypogastruridae (Willemia sp., Ceratophysella sp.).
Insectos: Odonata, Diptera.

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