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Montañismo y Exploración
SUPERVIVENCIA: ASPECTOS PSICOLÓGICOS

La supervivencia es algo que, aunque se está popularizando, no es bien entendida. ¿Sobreviven sólo los más fuertes? En cierto sentido, si, pero no los más fuertes físicamente. La mente tiene un gran papel en el éxito de la supervivencia.







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Aprender supervivencia es algo que poca gente hace pese a que es un entrenamiento que debería hacerse no sólo en los deportes de aventura, sino para la vida misma. Al enseñar o aprender supervivencia la idea principal no es, por supuesto, vivir temerosos de que algo nos vaya a pasar, pues con esa mentalidad cualquier intento de supervivencia ya está encaminado al fracaso. Al contrario: se aprende porque se desea vivir y se prepara uno con todas las habilidades que se puedan adquirir.


¿Qué es la supervivencia? En pocas palabras se puede decir que es un fuerte deseo de vivir. Sin embargo, no es lo único ni tampoco es suficiente. Es necesaria una cantidad adicional de ingredientes que se deben poner en práctica. Quizá, el sentido común sea el más importante de adquirir, a la par del más difícil de alcanzar, debido a la cantidad de creencias que arrastramos con nosotros desde niños y de las cuales es imposible librarnos.


El enfrentamiento a un medio que no se conoce hace que esos "demonios" aparezcan por todos lados. Un ruido ligero que no esperemos, la brisa en la copa de los árboles, una sombra inesperada o cualquier otra cosa puede hacer que perdamos la serenidad y estamos hablando sólo de cambiar de ambiente, es decir: de la ciudad en que nos movamos al campo (sea el que fuere), donde no tenemos experiencia suficiente para determinar qué es cada objeto o sonido.


Una situación de supervivencia es aquella en la que uno o varios individuos están inmersos en un medio generalmente desconocido, pero en el cual se vive constantemente en un límite físico y psicológico, que pueden o no ser extremos.


La persona se enfrenta no sólo a un cambio de ambiente, sino a hechos consumados y a la tangible necesidad de vivir más allá de lo que estamos acostumbrados. Sin embargo, la situación de supervivencia —para que sea tal— debe tener un objetivo: seguir viviendo. Es importante no perder de vista este punto. Si no se tiene este objetivo, no se trata de supervivencia, sino de un mero dejar correr el tiempo y dejarse llevar por la suerte.


En toda situación de supervivencia hay dos grandes aspectos que predominan: la parte técnica es la que aparece en todos los manuales. Se trata de técnicas antiquísimas para obtener fuego, agua, alimento y refugio, que es lo único que necesitamos para vivir. La segunda parte es el choque contra la propia situación, es decir: la aceptación de lo que está sucediendo y, más importante que todo, el enfrentamiento con el verdadero yo de cada uno de nosotros.


Se dice que en la supervivencia existen siete "enemigos": miedo, frío, hambre, sed, cansancio, dolor y soledad. En realidad no se trata de enemigos como tales (al menos yo no los considero así), sino de obstáculos que hay que dominar continuamente (quizá de esto nació la palabra "enemigos") para lograr el objetivo.


De los obstáculos mencionados, dos tienen carácter puramente psicológico: el miedo y la soledad, pero hay que remarcar que todos los demás están influenciados directamente por la actitud que el sobreviviente tome. En pocas palabras: el hambre o la sed no es diferente que las que sentimos comúnmente. La única diferencia es que son más severas. El hambre, por ejemplo, deja de ser el mero apetito y se convierte en una obsesión en la que uno comienza a imaginar lo que le gustaría comer cuando regrese a casa. Llega a alcanzar el nivel de dolor físico o incluso desaparecer durante un tiempo para luego regresar con más fuerza.




MIEDO

El miedo es una reacción natural del cuerpo a una situación extraña que ponga en peligro la vida o la integridad. Internamente ocurren cambios fisiológicos que preparan al organismo para una respuesta por encima de lo normal. Es bueno tener miedo porque uno cuidará su vida en base a ello. Las personas que carecen de él son potencialmente muy peligrosas, pues no son capaces de medir las consecuencias de lo que hacen y, por lo tanto, generalmente se encuentran en situaciones límite sin saberlo.


El miedo puede tomar uno de dos cauces. Se puede controlar y usar de manera efectiva para realizar acciones que nos conduzcan a sobrevivir o se puede dejar crecer hasta convertirse en terror, donde ya no es controlable y uno es incapaz de la menor reacción lógica e incluso de entendimiento racional. El ejemplo de una persona "fuera de sí" a la que hay que aplicar una bofetada para que reaccione es un ejemplo clásico del miedo no controlado. Quien no controle su miedo, lo mismo que quien no lo tenga, tendrá menores oportunidades de sobrevivir.


¿Cómo aparece el miedo? En una situación de supervivencia repentina, es imposible predecir lo que sucederá. La persona se ve enfrentada a una serie de hechos que la ponen en alerta (el choque de un avión o el naufragio de un barco, por ejemplo) y al mismo tiempo se entra en una etapa de captación de los sucesos. Desde el primer acontecimiento, uno tiene miedo de manera instintiva.


Esta primera etapa dura generalmente pocos segundos, aunque puede ser que se extienda, en casos muy extremos, hasta unos minutos. El miedo aparece y ya, y lo más importante es que lo hace en el mismo tiempo en que hay que tomar decisiones.


Por supuesto, las reacciones son muy variadas, pero generalmente quien tiene experiencia en montaña, quien sabe nadar (en el caso de un naufragio) o quien tiene preparación en primeros auxilios, tiende a reaccionar con mayor rapidez y serenidad. Esta rapidez se debe al aprendizaje de cambio de ambiente entre ciudad y montaña, caverna, pared o algún otro.


Por eso es recomendable realizar prácticas de supervivencia controladas en donde se apliquen ciertas técnicas específicas (hacer un vivac bajo la lluvia, por ejemplo) para adquirir un condicionamiento a estas situaciones. En teoría, la persona que realice las prácticas y después se vea inmersa en una situación real de supervivencia, reaccionará de una manera positiva, aunque es posible que no ocurra así.


Una vez que el miedo aparece, es tiempo de reaccionar. Pasados los segundos de esta etapa, hay que actuar, es decir: tomar decisiones, reunir a las personas, atender a los heridos, buscar comida, etc. Este periodo, que se caracteriza por su actividad, puede ser muy largo y es aquí donde se aplican todas las técnicas de supervivencia de los manuales y, sobre todo, el criterio. La duración de este periodo es muy variable.


Hay personas que han sobrevivido casi seis meses en alta mar mientras otros regresaron a su vida normal en unas cuantas horas, pero no importa cuánto tarde, pocas veces hay tiempo suficiente para meditar sobre la solución de un problema que se presenta. Y tiempo es precisamente un factor importante a considerar.




SOLEDAD

La soledad es algo que puede ser simulado más palpablemente que el miedo. Llegado el momento, mucha gente emprende el camino a la montaña en solitario y descubre sus propias limitaciones, sus miedos, sus traumas y todo lo que en realidad es. Este encuentro es fascinante y aterrador, pues uno descubre que no es lo que uno piensa, sino alguien muy distinto y desconocido; además, sin control sobre eso que vamos descubriendo. Esta simulación de soledad es un enfrentamiento continuo consigo mismo y muchas ocasiones la persona abandona la empresa para librarse de tal carga.


Existe otro tipo de soledad, que es el alejamiento de todas las personas, incluido uno mismo, pese a estar rodeado de ellas. Esta soledad es mucho más grave. Hace varios años, durante una expedición al desierto en mitad de julio, uno de los participantes se convirtió en un ser huraño y solitario, tanto que días después se abandonó completamente a lo que sucediera. Su actitud nos enfrentó a todos a una situación de supervivencia colectiva en la que el principal problema era precisamente él.


Por supuesto, la soledad física y la soledad emocional van a la par si uno está sobreviviendo solo, pero si uno está en grupo, es posible que aparezca la segunda y que el resto del grupo no lo detecte sino hasta que está avanzada.




¿QUIÉN PUEDE SOBREVIVIR?

La supervivencia depende básicamente de la personalidad y no del peligro, del tiempo, terreno o naturaleza de la emergencia. Las características importantes en una persona para sobrevivir son:



  • Puede controlar su mente y no dejarla divagar cuando lo importanteestá frente a él.

  • Puede improvisar.

  • Puede vivir consigo mismo, es decir: sabe de dónde vienensus miedos y temores y además es incapaz de sentirse a disgusto de su propia vida.

  • Puede adaptarse a la situación, sea la que fuere.

  • Puede mantenerse calmado y tranquilo, pero al mismo tiempo pensaren todas las posibilidades para solucionar la situación.

  • Tiene paciencia.

  • Espera lo mejor, pero se prepara para lo peor.

  • Puede convivir con los demás.

  • Se concentra en el trabajo que está haciendo.


Sólo hay una manera de sobrevivir: actuando. Es posible que no tengamos muchas habilidades pero pueden ser suplidas a cambio de improvisación con criterio, sentido común y voluntad.



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