El plátano, al igual que la papa, pertenece al grupo de las plantas con un alto contenido de almidón y pobre en azúcar, en forma de glucosa, fructuosa (azúcar de fruta) y sacarosa. Además, su alto contenido de agua (75%) hace de él un alimento apreciable en el esfuerzo porque ayuda a quitar la resequedad de la boca.

Pero no debemos olvidar que los diferentes tipos de almidón no se digieren en la misma forma en el estómago. Tal es el caso del plátano, que contiene muchas fibras que no se disuelven en el intestino y terminan eliminándose.

Estudios científicos han demostrado que durante la maduración de la fruta, el contenido de almidón disminuye, mientras que los azúcares libres, rápidamente asimilables, aumentan Exámenes hechos sobre el intestino, han probado que el plátano no maduro, con la cáscara un poco verde, llega no digerido en un 75% al intestino grueso, fermentándose aquí, formando gases y aumentando el volumen de la evacuación por las vías naturales. Pero un plátano maduro, amarillo, con manchas negras en la cáscara, es casi totalmente digerido y absorbido. Para los atletas de resistencia, esta información es de suma importancia. Consumir plátanos maduros es mucho mejor para ellos, ya que, también, serán mejor aprovechadas las vitaminas, el magnesio y el potasio.

También existe la creencia de que el plátano es un complemento ideal por su alto contenido de estos dos minerales. Es cierto que contiene una concentración relativamente alta, en comparación con otras frutas, y que la aportación diaria de magnesio y potasio en los alimentos puede ser completada con un consumo regular de plátanos. Sin embargo, se debería ingerir el equivalente de casi dos metros de plátanos para cubrir las necesidades diarias de magnesio.

Tomado de revista ATP: Energía y movimiento. Número. 16, marzo-abril de 1996, p. 6