La Cordillera Blanca de Perú es uno de los complejos montañosos nevados más importantes del mundo. Es común encontrar en sus difíciles rutas a destacados alpinistas y renombrados escaladores por sus hazañas en el Himalaya, y en las grandes paredes de los Alpes.
Los deportistas mexicanos también ha escrito páginas gloriosas por sus ascensos en la Cordillera Blanca de Perú. Basta recordar las proezas del grupo de la UNAM en los nevados Huantsán, Alpamayo y Artensonraju, así como el valioso intento al Chakraraju por la arista noreste que ahora reseñamos. De igual forma sobresalen las proezas de escaladores del Club Exploraciones de México, en los nevados Yerupajá Grande y Huandoy, que esperamos pronto incluir para beneficio de nuestros lectores.
Son las 6 de la mañana y nos encontramos en camino hacia Punta Portachuelo, casi al centro de la Cordillera Blanca de Perú.
Donde nos espera un arriero. En nuestro trayecto pasamos por la población de Yungay, la cual fue destruida por el temblor y alud de nieve y roca que cayó al Nevado Huascarán en 1970, dejando sólo en pie unas cuantas palmeras y la colina donde se salvaron muy pocos pobladores.
Después de recorrer unas dos horas, hacemos un pequeño alto para poder ver la pared norte del Huascarán la cual, según sabíamos intentaría escalarla otra expedición mexicana.
Antes de llegar a la laguna Paria, debíamos atravesar por Ciénegas con lugares todavía con mucho agua y que en época de lluvias llega a formar las lagunas, pero ahora el terreno es un tanto seco y nos permite transitar para llegar hasta el punto donde dejaron nuestra carga las mulas.
En la Laguna Paria establecimos un campamento base provisional, para ordenar y organizar nuestro equipo y poder subir a partir del día siguiente, la mayoría de la carga hasta nuestro campamento base definitivo.
En dos subsecuentes días realizamos cinco viajes con carga, de aproximadamente 30 kilogramos, con la mayor parte del material de escalada y de los alimentos para los campamentos en la parte alta de la montaña, así como la comida de campamento base y los botiquines con material médico y de curación, a cargo de la doctora y montañista Elia Moreno. También contamos con un rato de descenso para escribir, y algunos de nosotros pudimos gozar tomando fotografías de cuanto rodeaba a nuestro campamento, y de la ruta del Chakraraju Este, por su arista noroeste, objetivo que deseamos alcanzar.
Después de cinco días de estar escalando para abrir nuevas opciones de ascenso por la pares de roca y hielo, descendimos al campamento base para descansar y analizar el avance. La noche fue lluviosa y el amanecer fue nublado. Los compañeros que estaban en el campamento uno nos informaron por radio que les estuvo nevando y al parecer no se compondrá el tiempo durante el resto del día, por lo cual esperarían mejor clima para intentar escalar una pared de roca de 50 metros, colocar el sistema de cuerda fija a fin de subir material de escalada y comida, para las siguientes jornadas.
Al día siguiente Hugo Delgado. Enrique Miranda y Cosme Ramos, subieron por la pared de roca hasta llegar a una rampa de nieve y de ahí a una nueva pared de 35 metros; establecieron los anclajes, seguros y limpiaron el terreno de toda piedra suelta, arrojándola hacia los lados. Cosme Ramos continuó por delante hasta llegar al último cable instalado un día antes.
Lo único viable era superar la cresta e intentar escalar la pared. Enrique descendió asegurado a doble cable hacía la izquierda haciendo una travesía sobre el hielo, llegó a un corte de las cresta donde resultaba imposible pasar, por la cual regresó y Cosme intentó por el otro lado de la cresta. Con mucho cuidado avanzó en travesía hasta llegar a la base de la pared; subió a unas oquedades donde apoyó el ascenso de sus compañeros y preparar la escalada correspondiente a otra jornada.
Otra pared de 50 metros fue superada, por lo cual fue factible continuara por la arista hasta llegar a unos seracs y paredes de hielo. Tenían una buena aclimatación, pero existían factores que debían tomarse en cuenta; el material de escalada podía escasear; el período de tiempo para escalar la montaña se estaba acabando y el estado atmosférico podía deteriorarse dentro de unos cuatro días.
Lucio Cárdenas describe el avance: "llegamos a la parte superior de otra pared y continuamos sobre una arista de roca, la cual nos situó sobre la arista de nieve, caminamos sobre ella bajando y subiendo, para alcanzar una pequeña plataforma rocosa donde dejamos el equipo que portábamos. En seguida acompañamos a Manuel Casanova hasta la cuerda fija, por la cual subimos mientras él continúa el descenso solitario hasta el campamento uno. Enrique Miranda, Cosme Ramos y yo recogimos todo el material de escalada y comida, para transportarla hasta donde montaríamos nuestro campamento dos, el cual lo situamos a 5,250 metros de altitud sobre una arista después de que previamente preparamos una plataforma.
"Guardamos nuestras cosas adentro de la tienda y mientras Enrique calentaba algo de comer, Cosme y yo preparamos las cuerdas fijas y separamos el material de escalada que utilizaríamos mañana. Al estar comiendo observamos con el telefoto la ruta por la que intentaríamos subir, estamos muy optimistas en poder alcanzar rápidamente el tercer campamento y un posible vivac, para después llegar a la cumbre. Sin embargo, comprendimos que se nos podrían presentar dos fuertes problemas: a la mitad de la ruta que nos falta (a los 5,600 metros, de altura), era necesario montar el tercer campamento: el otro problema era ubicar un posible vivac a los 5,850 metros, para enseguida escalar por una chimenea o diedro, para finalmente llegar a la cumbre. Si resolvíamos estos problemas, podríamos conseguir nuestro objetivo.
"La jornada siguiente fue difícil; en una cordada de tres avanzaron sobre la arista de nieve, que en ciertos tramos se encontraba con grietas entre la nieve y roca, las cuales había que pasar con cuidado. A las 9:30 horas alcanzaron una altura de 5,450 metros, en donde la arista se aproximaba a una pendiente de nieve y a una escalada en hielo. La arista casi se deshacía con su peso al pasar por ella, lo cual se intentó tres veces: en dos ocasiones se rompió la arista y en la tercera Cosme se hundió profundamente en la nieve floja, pues las estacas no agarraban y se perdían en la nieve al clavarlas. En opinión de Cosme era imposible pasar por ese lugar."
Enrique Miranda opinó que debían bajar los tres y probar por otra vía que él consideraba factible. Descendieron y al llegar a un cresterío de roca, fue posible la situación: era una travesía de roca en la que había de utilizar diferentes tipos de clavos y nueces de escalada, así como cuidarse de bloques sobrepuestos, y con tendencia a caerse: se estudió atentamente la opción y Enrique pudo comprobar que era sumamente difícil continuar: volteó hacia sus compañeros y dijo: todo ha terminado y empezaron a descender.
Lucio Cárdenas escribió en su diario "Después de estar escalando la pared de roca, hielo y nieve, durante 12 días llegamos al campamento base, para reunirnos: Hugo Delgado, Manuel Casanova, Elia Moreno, Cosme Ramos, Enrique Miranda y yo. A la hora de la cena, realizamos un sinnúmero de comentarios acerca de nuestra expedición: cómo funcionó los objetivos alcanzados, investigación médica sobre fisiología del esfuerzo en gran altitud, etc. O sea una crítica entre nosotros mismos, del resultado de esta expedición al Chakraraju. No logramos la cumbre, al no poder escalar toda la ruta propuesta, sin embargo habíamos avanzado bastantes tramos en esta ruta virgen en los Andes de Perú, adquirimos una gran experiencia técnica, sobre estas montañas, y sobre cómo escalarlas. Estamos contentos de que nuestra amistad sea fuerte y que somos unos verdaderos compañeros.
"El Chakraraju Este de 6049 metros de altitud, por su ruta noroeste imposible escalarlo: nosotros lo hemos comprobado y regresaremos para volver a intentarlo".