Buscar las razones por las cuales una persona acude a un sitio lejano de las comodidades de la vida moderna es como buscar la piedra filosofal puesto que eso depende de cada persona. La pregunta es muy otra, sin embargo, si se plantea desde el punto de vista de instituciones que promueven esa actividad. Así, la pregunta que en un principio resultó sólo una característica personal, deviene en un planteamiento que debe tener una solución grupal, esto es: social.

¿Por qué los montañistas acudimos a las montañas? Parte de la respuesta se ofrecen en los numerosos congresos y reuniones sobre nuestro deporte. Así, el IV Congreso Nacional Mexicano de Espeleología, con sede en la ciudad de Tehuacán, Puebla, se dedicó a mostrar los resultados de muchos estudios que se lograron gracias a la utilización del montañismo y todas sus técnicas como una herramienta que acerca al investigador a la fuente de su estudio: el campo.

Hace más de un siglo, Fridtjof Nansen, uno de los mejores exploradores polares de la “época de oro”, escribió en la bitácora que lo haría famoso: “¿No es arriesgar demasiado y no será la ganancia demasiado pequeña? Sea como fuere, allí se puede ganar más que aquí.”

La situación sigue siendo la misma: el trabajo que los científicos deben hacer está precisamente en el campo, lejos de los escritorios y si se llega a ellos es precisamente porque se tiene material con qué trabajar. Reducir la ciencia a un trabajo meramente burocrático es algo totalmente anacrónico y en esa modernización del método científico, el montañismo está presente en muchas disciplinas científicas.

El montañismo universitario ha acompañado a los investigadores en muchas ocasiones mientras que en otras el trabajo de los montañistas universitarios es el que da pie a investigaciones y publicaciones de importancia científica. El segundo es el tema del artículo “Aportaciones del montañismo a la ciencia”, mientras que una mera visión científica está en “La Patria Subterránea”, de Arturo Montero, compañero de la Cruz Roja Mexicana.

Pero, además de todo este avance científico que tiene mucho que ver con “por qué” uno acude a la montaña, hay otros resultados y uno de los más notorios es la filosofía propia del deporte. Así, Reinhold Messner puede escribir un artículo como “Viaje interior en el infinito” o Jorge Wingartz plantearnos la posibilidad de subir la altura máxima de cada uno de nuestros estados. ¿Por qué no? Después de todo, el montañismo no tiene más barreras que las que uno mismo se plantea.