Arturo Xicoténcatl

Yuri Contreras responde con determinación a la adversidad. En agosto regresará al Tíbet con la finalidad de escalar las níveas cumbres del Shisha Pangma y del Cho Oyu, dos de las catorce montañas de más de ochomil metros que se localizan en la cordillera del Himalaya. En 1998 irá “al otro pico del triángulo, el K2 o Chogori”.

La próxima semana se someterá a una delicada operación quirúrgica para restaurarle las puntas de los dedos meñique e índice de la mano derecha. Los tiene negros como la pez bordeados por la semiluna blanca de las uñas. El doctor Martín Iglesias, especialista en cirugía de reconstrucción de manos, es quien lo va a operar. “Él es el mejor”, asegura Yuri Contreras.

El escalador mexicano, el decimocuarto en la historia en alcanzar la cumbre del Everest o Sagarmatha por sus dos caras, hizo estos anuncios durante la exhibición del video de su expedición que exitosamente coronó el 29 de mayo. Proyectó preciosas escenas durante 50 segundos que desafortunadamente tomó con su mano derecha sin la protección del guante lo que le ocasionó serias congeladuras en sus falanges.

¿Y por qué va tan pronto al Himalaya?, le preguntan a Yuri Contreras.

El doctor suelta la siguiente frase: “Algunos hombres esperan toda una vida para romper con sus límites. Otros no soportan ni un día más". El espíritu de Yuri hierve impaciente por regresar a las regiones altas y blancas en las que las águilas no se atreven a sobrevolar.

Excélsior

27 de junio de 1997