10. Walter Penk (6,658 metros, Argentina), febrero del 2009
Al comenzar febrero de 2009, partimos de Buenos Aires rumbo a Fiambalá, la última población importante en la provincia de Catamarca. Ahí decidimos partir al día siguiente directo a Las Grutas, a 4,000 metros de altitud y muy cerca del paso San Francisco. Un refugio muy confortable nos espera. Los primeros días llegaron algunos malestares por la altitud, fuimos a las termas e hicimos caminatas. Según las energías ascendíamos los Cerros Morocho y Beltrán.
Fotos, archivo de Adrián Sánchez
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Pero también con los días llegó la aclimatación y con dos camionetas 4x4 partimos a nuestro próximo campamento. Pasamos por la Coipa y en pocas horas el paisaje predominante había cambiado: ahora veíamos lagunas, flamencos y vicuñas. La huella fue desapareciendo y las lajas y los arenales dificultaron el avance. Explotó un neumático pero tras seis horas llegamos al campamento base (CB) del Volcán Nacimiento, con mucho viento y ningún lugar donde cubrirse.
Los siguientes tres días nos dedicamos a montar un CB avanzado bien provisto. Un día después, montamos el C1 al pie del glaciar, con un paisaje increíble que se convierte en el entorno ideal para planificar el ataque a la cumbre.
Seis días y el viento no aflojaba, las carpas se sacudían. Los recuerdos de las otras ascensiones de las diez cumbres más altas de América llegaban constantemente: estábamos a pocas horas de terminar este proyecto.
Las siete de la mañana y partimos hacia la cumbre. La ansiedad me jugó una mala pasada porque dormí menos de una hora y el esfuerzo se siente. El viento…
Llegamos al pie del glaciar sur, me acompañaban Sol Arráez y Ezequiel Dorsa; el resto del grupo venía un poco retrasado. Ascendimos lentamente con todas las precauciones porque lo transitábamos sin cuerda. El viento continúa intenso, pero la temperatura es agradable. Al finalizar la travesía nos encontramos al pie de varios torreones: un laberinto nos llevó hasta el pie de la cumbre sur.
Mantuvimos altura y bordeamos esta cumbre por nuestra izquierda, atravesamos el glaciar de los catalanes y entonces asomó el portezuelo. Tras un descanso subimos a él y lentamente comenzamos el ascenso a la cumbre principal. La pendiente aumentó notoriamente, el terreno se volvió incómodo, las piedras de gran tamaño dificultaban el avance.
El GPS nos marcaba que ya estábamos próximos a la cumbre. Varias torres se encuentran a nuestros alrededor. Subimos una y tras unos intentos más nos encontramos en una torre muy pequeña. Sólo cabemos dos. Miramos para todos lados: nos encontrábamos en la cumbre.
No sólo es la montana de seis mil metros con menos ascensiones sino también es el final de este proyecto de las diez cumbres más altas de América. Las lágrimas envolvieron el momento, el viento suave, la energía volvió poco a poco al cuerpo y mil recuerdos vuelven a florecer: una tras, otra, las otras nueve cumbres.
Compañeros: Ezequiel Dorsa, Sol Arráez, Juliana Eguia, Verónica Martínez, Gustavo González, Martín Torres, Sebastián Oriolo, Fernando García y Willy Mendive (argentinos)
