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Montañismo y Exploración
LA CUEVA DEL RÍO LA VENTA: LA CONEXIÓN DE UN SUEÑO
27 mayo 2005

¿Qué cosa quiere decir conectar dos cuevas? Encontrar el pasaje que permita desplazarse físicamente de una a la otra y demostrar que se trata de una sola cosa. Una operación aparentemente banal, si no fuera por una larga serie de factores que intervienen usualmente para convertirla en uno de los momentos más altos y simbólicamente importantes de toda la espeleología.







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Por un lado, las dimensiones de las dos cuevas unidas se suman aritméticamente, dando lugar a una cueva mucho más larga; por otro lado, la historia exploratoria que, mientras sea más larga y sufrida, más confiere valor a esta suerte de acto final.. En particular, mientras más tiempo y esfuerzos se han dedicado a la búsqueda de la unión del pasaje de conexión, mayor es la emoción y la fuerza simbólica del momento en el cual se alcanza el resultado. Se trata de una verdadera suerte, de una iluminación que sucede pocas veces, y usualmente nunca en la vida de un espeleólogo. A mí me sucedió.

Zona de la colonia López Mateos, 25 de noviembre de 1995. Por varios días estamos empeñados, sobre el altiplano, en la búsqueda de cuevas que puedan llevarnos a la Cueva del Río La Venta, el gran sistema subterráneo que encontramos en 1990, durante el primer descenso del cañón. Ese año una intuición nos llevó a un ingreso escondido entre la vegetación casi en el fondo de la garganta, una serie de amplias galerías, un río subterráneo que descendía en la oscuridad, un universo a explorar en subida hacia el alto. Desde entonces, todas las expediciones y campos subterráneos, las escaladas a veces riesgosas y el vagar a través de inmensos salones de derrumbes como las interminables topografías, no habían tenido otro fin que aquel de llegar arriba al inicio de todo, desembocando en la superficie a través de algún punto de absorción de las aguas en el centro del bosque. Hacerlo habría querido decir coronar un gran sueño exploratorio, convertir en realidad y cumplir la esencia misma del concepto de cueva y conectar la selva al fondo del cañón por medio de un extraordinario viaje subterráneo a lo largo de más de 12 km, por un desnivel de casi 400 m. Una de las mayores �travesías� de la Tierra.

Pero las tentativas desde abajo se habían finalmente encontrado con un gran lago oscuro y un techo perdido en la oscuridad, simplemente inalcanzable. Así habíamos intensificado la búsqueda en lo alto, buscando encontrar el orificio correcto en la superficie y entrar en el sistema desde arriba, guiados por las topografías detalladas que habíamos realizado a lo largo de los años. Nada que hacer.

El Túnel de Osmán, Sumidero I, Sótano del Quetzal, Cueva del Tigrillo y muchas otras cavidades parecían cada vez la correcta, posicionadas en el lugar exacto; pero el pasaje no existía. Lo mismo había pasado con la cueva Sumidero II del Río La Venta. Si era la más grande, aquella más similar por dimensiones y morfología a las galerías vistas por nosotros que esperaban más abajo, pero el pasaje no estaba. Los mapas, una vez puestos a punto en La Venta; casi sentíamos su perfume, pero no podíamos entrar. No había trazas de pasaje lógico alguno.

Al segundo día de exploración estábamos desilusionados. La cueva era bellísima (la primera parte se llama �Sueño Blanco�), pero importaba poco. �Probablemente las topografías están equivocadas, y por mucho�, la duda rondaba siempre más insistentemente mientras descansábamos sudorosos sobre algún montón de piedras.

Sin embargo yo me sentía inspirado, besado por aquellas fortuitas condiciones de hipersensibilidad que a veces te raptan la mente bajo tierra: había ya tenido un golpe de buena suerte encontrando una continuación sobre la cima de una colada calcítica, a través de la cual estaban un par de kilómetros de cueva grande y repleta de derrumbes; las habíamos sondeado uno por uno aquellos derrumbes, metiéndonos en todas las troneras. Nada. La corriente de aire, gran signo de unión, estaba y no: resultaban demasiado grandes los ambientes para percibirlo. Nada.

Fue entonces que sucedió.

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