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Montañismo y Exploración
La regata de la muerte


Un viento de esta categoría es considerado fuera de toda duda, un temporal en el que la navegación es imposible. Sin embargo, este viento fue el que sorprendió a numerosas embarcaciones en alta mar. Además de las de gran envergadura que terminaron la regata en breve tiempo y de las poquísimas que dieron media vuelta sin haber llegado al punto de retorno, las demás se vieron repentinamente en una auténtica tormenta en donde la embarcación era prácticamente incontrolable, donde los mástiles eran rotos por la fuerza propia del viento e incluso se volcaban una y otra vez.







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John Rousmaniere. La regata de la muerte. Fastnet force 10. Grijalbo (Aventura vivida, 11), Barcelona, 1982. 307 páginas. ISBN: 84-253-1323-6

La mar hace ver al hombre la verdad.

Hillaire Belloc

El hombre occidental ha aprendido a utilizar la mar como solaz, y por ello tiene más fe en sus efectos benéficos que temor hacia la violencia de sus aguas. (p. 189)


Las regatas de altura, aquellas donde la travesía por mar abierto son grandes, son cada vez más numerosas. La navegación a vela se ha convertido en un deporte por sí mismo en donde se juega con millones de dólares cada embarcación participante.

Pero, ¿qué pasa cuando una tempestad se produce en el preciso momento en que las embarcaciones están en alta mar? La regata Fastnet, de Inglaterra, fue azotada por un viento de fuerza 10:

"Fuerza 10: Viento de 48 a 50 nudos [89 a 93 kilómetros por hora] de velocidad. Olas considerables con crestas muy extensas, que rompen, y la espuma producida se alinea en densas franjas paralelamente al viento. Toda la superficie del agua aparece blanca de espuma. El movimiento de las aguas se hace muy intenso y violento. La visibilidad queda disminuida por la espuma en suspensión en el aire." (p. 19)

Un viento de esta categoría es considerado fuera de toda duda, un temporal en el que la navegación es imposible. Sin embargo, este viento fue el que sorprendió a numerosas embarcaciones en alta mar. Además de las de gran envergadura que terminaron la regata en breve tiempo y de las poquísimas que dieron media vuelta sin haber llegado al punto de retorno, las demás se vieron repentinamente en una auténtica tormenta en donde la embarcación era prácticamente incontrolable, donde los mástiles eran rotos por la fuerza propia del viento e incluso se volcaban una y otra vez.

"...la mayoría de la gente considera la navegación de altura como un simple desafío y, a lo sumo, como un riesgo muy pequeño; por tal motivo, sólo unas pocas personas que se vieron inmersas en el temporal habían pensado antes en los peligros de este deporte. Y en tales circunstancias, sólo unos pocos navegantes y competidores se dieron perfecta cuenta del peligro que corrían, en tanto que la mayoría no lo hicieron hasta que hubo cesado la tormenta y la lucha por la supervivencia." (p. 17)

Las reacciones de los tripulantes ante la tormenta variaron enormemente, pero sus reacciones no lograron salvar 15 vidas. La regata de la muerte, mala traducción del título original para libro tan bien escrito, procura averiguar las causas de lo que sucedió: desde barcos que fueron hallados íntegros pero abandonados por la tripulación a cambio de una balsa en la que no duraron mucho tiempo, hasta veleros que se acercaron a las balsas y cuyos náufragos prefirieron permanecer en su frágil embarcación que subir de nuevo a otro velero.

El análisis hecho de cada velero (no todos, por desgracia) arroja una información muy interesante que a los marinos debe serles de mucha utilidad:

"...he llegado a la conclusión de que si en otra ocasión me encuentro con una mar semejante, no intentaré reducir el andar del yate al mínimo, ni hacerlo navegar a toda velocidad... sino que procuraré mantenerlo en un término medio." (p. 185)

"[la actitud] es muy característica de los deportistas actuales, cuya fantasía y espíritu de evasión les hacen deformar la realidad. La ambición de ganar, el lenguaje descuidado, los héroes populares, el dicho actual de los atletas: «Celebraremos los buenos momentos lo mejor que podamos», están cambiando la naturaleza de nuestros juegos y la forma de entenderlos. Esto se refleja perfectamente cuando ocurre una tragedia inesperada y recuerda a todo el mundo, salvo a los ganadores, que no todo consiste en vencer. De todos modos, justo es reconocerlo, algunos deportes se han popularizado quizás a causa de la violencia." (p. 257-258)

La regata Fastnet, precisamente esta regata, concluye con un saldo de 15 muertos o desaparecidos, pero es muy interesante asomarse al análisis que hace John Rousmaniere para comprender las causas, labor que no siempre será bien vista, dada la cantidad de víctimas y personas afectadas, pero que siempre será mejor que cruzarse de brazos, como esperando la muerte:

"Era consciente de que la muerte no andaba muy lejos y no la temía en absoluto, aunque se enfurecía consigo mismo por el hecho de aceptarla sin ponerle ningún impedimento. Era muy estúpido, pensó, morir así, lentamente, sin sentir ningún dolor, como dormido a causa del frío reinante. En el fondo, sin embargo, estaba contento de no estar herido, pues en tal caso hubiera vivido sólo durante media hora, mientras que así venía haciéndolo desde hacía seis o siete. No obstante, todo le parecía extremadamente absurdo." (p. 151)

Lo más importante de todo lo menciona una editorial del Daily Telegraph:

"Si todavía apreciamos el valor, la camaradería y el sufrimiento, y los consideramos como cualidades humanas, deberíamos potenciar aquellos deportes que los fomentan a causa de los riesgos que llevan implícitos... el día en que la gente deseosa de navegar no acepte el riesgo que representa el océano, será un día verdaderamente triste y aciago." (cit. en p. 278)



 



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