El domingo 3 de febrero, el Pico de Orizaba (5,747 metros) tuvo un evento poco común: en su ladera sur se produjo un gran derrumbe y la polvareda que se levantó fue tal que se pudo ver a varios kilómetros de distancia.

El derrumbe comenzó desde el Púlpito (5,610) y descendió por la Cañada de Cristal. Elementos de Protección Civil subieron al refugio de la cara sur (“Fausto González”) en previsión de que hubiera lesionados. Al parecer no los hubo, pero la respuesta de PC para prevenir accidentes se centró en un solo punto: el cierre del acceso a la montaña en lo que geólogos de la Universidad Veracruzana (UV), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED) hacen una evaluación.

El derrumbe es consecuencia de la ausencia de glaciares y de la pérdida del permafrost, que une todos los elementos sueltos. Con el calentamiento global, es posible que este tipo de eventos se produzcan con mayor frecuencia, aunque nadie podría decirnos cuándo.

Mientras tanto, en la cara norte, el volcán estaba en condiciones normales. Se invita a todos aquellos que estén planeando ir al Pico de Orizaba tomen mayores precauciones, sobre todo por la cara sur.

Hilario Aguilar, guía de montaña experimentado, recomienda hacer el ascenso por “el espinazo, que es la verdadera ruta sur, no por el arenal que es la dirección que toman todos los desprendimientos de esta época del año. Además que siempre que se pueda, estar observando hacia la cumbre.”

Fuente

El Universal

Hilario Aguilar Aguilar