Durante el Inkafest en Huaraz, tuve la oportunidad de conocer no sólo a los invitados especiales de otras naciones sino también a muchos peruanos cuyo oficio es la de guía de montaña. Entre la nueva generación, hay una voz que clama dos cosas: hacer ascensos no comerciales (sin guías) y abrir nuevas rutas en las montañas peruanas… por peruanos.
Un día me presentaron a un hombre de estatura un poco más baja de lo común pero con una complexión de atleta. Platicamos y en poco tiempo se descubría en él las vetas de un montañista de esta nueva generación. Platicamos hasta que tuvo que irse. Estos son fragmentos de esa conversación que tuvimos.
Su nombre es Víctor Hugo Rímac Trejo y nació el 23 de enero de 1986.
Se había iniciado a los 14 años en la escalada deportiva y había participado en competencias. Como todos, ganó y perdió, pero siempre participó y aprendió. Pero llegó un momento en que sintió que necesitaba algo más que sólo escalar y por competir y escuchar gritos y aplausos. “Necesitaba algo más profundo”.
Ese algo más profundo lo encontró en la montaña, a los 16 años y, decidido a mejorar siempre, se mete al mundo de las expediciones guiadas. Trabajó de todo: desde cuidador de tiendas de campaña, cuando era más chico, hasta aspirante a guía de montaña, que es donde está ahora, porque le falta aún hacer el examen final de guía. Y entre esos dos puntos, de todo: ayudante de cocinero, cocinero, porteador, lo que fuera.
Poco a poco fue aprendiendo más pero siempre necesitaba más y para eso ingresó a la Casa de Guías, para ser guía profesional. Con el tiempo, adquirió la técnica, habilidad y la disciplina personal necesarias para imaginar grandes retos y lograrlos.
La lista de montañas que ha ascendido es numerosa: Pisco, Ishinca, Urus, Tocllaraju, Alpamayo, Huascarán Sur, Huascarán Norte, Artesonraju, Quitaraju, Vallunaraju, Andavite, Cashan, Huaytapallana, Pariacaca, Ranrapalca caras norte y noreste, la Esfinge por la ruta normal, Chopicalqui, Cauyaraju, Norma.
De todas ellas caben destacar los siguientes nevados: Huamashraju (una nueva ruta en solitario e invernal), Yangaraju (solitario invernal), Directa del Churup (a los 21 años), el Chacraraju, por la ruta Jager, pero se quedaron a 30 de la cumbre por las condiciones de la montaña. También ha hecho un intento a la cara sur del Huandoy.
Un historial en montaña duro, difícil y enriquecedor que le había enseñado que “no existen fracasos, sólo son experiencias”. Pero también sufrió el dolor de perder amigos en la montaña. Quizá demasiados para su edad. También había escapado de un alud en el Chacraraju. A los 25 años de edad huyó de las montañas para adentrarse en la selva del Amazonas. Necesitaba ese tiempo de reflexión lejos.
En el calor y humedad de la selva amazónica, esto debió valorarlo muy bien para llegar a la conclusión de que “una persona sin sueños es una persona que no vive”. Aristas, hielo, nieve, frío, sol, viento y desniveles enormes en comparación con la llanura del Amazonas, su calor.
Con el tiempo regresó a Huaraz y ahí sigue ejerciendo su labor de guía, sonriendo cuando alguien le llama “Mostro Andino”. Sus escaladas en solitario, en invierno y de velocidad lo colocan como una persona lista para abrazar retos más grandes de los que tiene en su país, pero “prefiero hacer cosas en mi país que en el Himalaya”.
Son palabras mayores para un hombre de 26 años que tiene muchas paredes de gran dificultad que aun están sin escalar y que cree firmemente en que no existen los superescaladores porque todo se gana en base a ganas y suerte. El miedo, su gran compañero, hace que mida constantemente sus actos porque “el miedo no te debe detener de hacer tus sueños. Todo se puede lograr”.
Aún le falta titularse como guía, pero eso lo hará pronto y continuará en pos de sus metas: rutas nuevas.