Viernes en la tarde, camino hacia una cafetería en la colonia Roma para presenciar la entrevista a una chica escaladora. No me dijeron más. Sólo llevé mi agenda, llegué al lugar y me presentaron a Claudia Maldonado Valdés, una joven menudita, guapa, muy simpática y super inquieta.
Claudia, en el 2008
A manera de introducción me comentan que es escaladora y que tiene ocho campeonatos nacionales ganados. No parece que Claudia, casi una niña, tenga tanta experiencia. Es obvio que mi expresión de asombro la divierte. La pregunta obligada es: “¿Cuántos años tienes?” Responde con una sonrisa que ilumina toda su cara: “16 años”. Esa sencilla respuesta en lugar de satisfacer invita a conocerla más.
La inquietud de escalar la tiene desde que tenía cuatro años, cuando acompañaba a su hermano Polo a practicar este deporte. Su mamá la invitó a probar y de esta manera tan casual comenzó lo que ahora es una exitosa carrera deportiva.
Al poco tiempo, decide participar en su primera competencia. “Tuvimos que pedir autorización para inscribirla porque aun no tenía seis años”, dice su mamá. Además del permiso, obtuvieron también una sorpresa: "Gané el cuarto lugar y eso me hizo pensar que podía lograr mejores lugares, y dije que en la próxima competencia obtendría el primero”.
No obtuvo el primero, pero sí el segundo y eso la enfocó más aún en llegar al primer sitio, que desde entonces no soltó. Desde temprana edad la vena competitiva afloró en Claudia, pero no sólo fue el deseo de ganar, su familia le ha inculcado sólidos principios y valores, por lo que sabe que debe trabajar, entrenar, ser disciplinada para lograr las metas que se propone, y vaya que sabe trabajar duro.
Claudia, en el 2007
Por las mañanas va a la escuela, de hecho acaba de comenzar el bachillerato con la mira puesta en una carrera profesional: Ingeniero Industrial. Por las tardes entrena, pero sólo martes, miércoles y jueves. Lunes y viernes descansa y los sábados va a escalar a paredes rocosas, a menos que su viaje sea de sábado y domingo.
El día de hoy parte hacia Imst, Austria, en donde se llevará a cabo el Campeonato Mundial Juvenil 2011 pero su entrenamiento no se ha intensificado mucho sino que sólo se ha aplicado a corregir los errores que le señalaron en Arco, hace un mes, durante el mundial absoluto de escalada. “No debo hacer más, porque me saldría de mi entrenamiento. No puedo cambiar en un mes todo”.
En Francia hizo muy buen papel y terminó las rutas que le tocaban, pero en la semifinal sólo logró llegar a la mitad. La razón es que la forma de armado del muro es muy distinta en esas competencias: “Llegué a un agarre y pensé que ahí podía descansar. Era grande pero aún ahí me cansaba. Cuando abandoné el agarre, ya estaba cansada y me caí. Es una experiencia que se aprende: allá la escalada es más de continuidad”.
Tuvo la oportunidad de conocer a Lynn Hill y a Ángela Eiter, ambas sólo cinco centímetros más alta que Claudia pero Ángela “le saca una palma en la longitud de brazos a Lynn”. Ambas le dieron algunos consejos pues saben muy bien lo que significa estar en el mundo de la escalada de competencia teniendo poca estatura.
Abierta al mundo y gracias a su carisma, mantiene correspondencia con escaladores de las selecciones de varios países: Alemania, Austria, Venezuela, entre otros. También de ellos ha tomado algo prestado.
Claudia, en el 2003
¿Qué es lo que hace Claudia antes de cada competencia? Prepara sus cosas y limpia sus “gatas” la noche anterior para que tengan mejor agarre y organiza lo que comerá hasta por minutos: “necesito carbohidratos pero si me los como en el desayuno, luego tendré un bajón, así que prefiero comerlos unos minutos antes de escalar, así tengo la energía de los carbohidratos y el bajón me llega cuando ya estoy en el suelo, descansando.”
Platica de forma desenvuelta, muy tranquila. Se nota que le han hecho muchas entrevistas, pero también es evidente que su personalidad es así: abierta, clara y muy madura. Disfruta escalar, es una pasión que la ha formado y que la motiva a superarse cada vez más. Como ejemplos de lo que es Claudia a través de la escalada, sólo una muestra:
- Para la edad a la que empezó a competir no se juntaba el número de participantes de niñas y/o niños, por lo que tuvo que hacerlo en grupos mixtos.
- Por su edad y complexión muy menuda, el arnés y los pies de gato se tenían que mandar a hacer especiales.
- Ha tenido que hacer sacrificios por las restricciones económicas, pero sabe administrarse y verle el lado positivo. En Italia podía comprarse un pantalón que le llamó mucho la atención, pero prefirió comer mejor, pues “un pantalón se puede comprar en cualquier momento, pero yo necesitaba fuerzas para la competencia”.
- De alguna manera ha aprendido por su cuenta algo que nadie más le ha enseñado: su entrenamiento mental la lleva a saber aprender de los errores y a no frustarse. Ese error es el que la motiva para hacerlo mejor la siguiente vez.
- Recientemente le tocó inaugurar la categoría “de transición” en la rama femenil: en su momento, llegó a tener mucha edad para la categoría infantil pero poca para la juvenil. El asunto se arregló creando la categoría de transición pero básicamente gracias al empeño que tiene.
- Actualmente Mad Rock la provee de arnés y pies de gato, pero los demás gastos corren por parte de la familia: entrenamiento, inscripción, traslado y estancia en competencias. Pero “se lo ha ganado”, dice su madre, “cumple con todo lo necesario y aún más; es justo que nosotros también la apoyemos. Lo merece.
Es una labor de equipo, porque Claudia es parte de una familia y sus logros son consecuencia de esa convivencia diaria.
Sería fácil pensar que Claudia es una joven promesa en la escalada, pero sería un grave error: ya es una realidad. El gran número de competencias y sus ocho campeonatos nacionales a lo largo de doce años son el rastro que hacen fácil seguirla.
¿Ídolo? Esta palabra le causa cierta hilaridad a Claudia, sabe que la gente la observa, que hay personas que la siguen de cerca. Nos contó acerca de una pequeñita en Oaxaca que sabía cada detalle de su carrera, entrenamiento y hasta la regularidad con la que cambia de arnés y que en cuanto se enteró que Claudia iría a Oaxaca le hizo prometer a su madre que la invitaría a comer. Para Claudia fue algo “muy bonito. No te esperas que alguien te siga así y fue muy padre encontrarnos”. Otro estímulo más para seguir como va.
Claudia se describe como escaladora, estudiante, hija, hermana, pero es mucho más que una serie de orden y método. Quizá sea un cliché, Claudia bien puede ser ese ejemplo que la juventud necesita para salir de la ociosidad, para enfrentar los problemas cotidianos, para definirse a sí mismo como persona y que en el futuro no se lamenten por encontrar obstáculos sin ver apenas las oportunidades que representan.
Tengo la firme convicción de que todos somos especiales porque tenemos algo que nos distingue de los demás: algunos son muy buenos para contar chistes, otros son excelentes estudiantes, tienen una gran fortaleza física o excelentes habilidades culinarias. Para Claudia Maldonado su medio son los muros de escalada y ahí es donde pone toda la dedicación, disciplina, motivación y trabajo arduo la hacen destacarse en un deporte tan competitivo.
Claudia junto con Adriana Fournier en el podio del campeonato nacional 2011: su octavo primer lugar.
El día de ayer partió rumbo a Imst, Austria, la Selección Mexicana de Escalada, que está compuesta por:
Juvenil AClaudia Maldonado (D.F.) y Mariana Fierro (Oaxaca), Diego Iñiguez (Oaxaca), Alejandro Martínez (Michoacán) y Santiago de la Parra (Estado de México)
Juvenil BSonia Suárez (Oaxaca), Francisco Gándara (Estado de México), Adrián Martínez (Michoacán), José Ramón Santos Buhl (D.F.) y Orlando Ortega (D.F.)
JuniorEnrique Mejía (Estado de México) y Santiago de Alba (Aguascalientes)
