Un gran hombre como John Bachar merece exactamente el memorial que tuvo ayer, lunes 27 de julio del 2009, en Mamooth Lakes, California. Sus amigos manejaron distancias prodigiosas y volaron desde varios estados occidentales para estar presentes. Como muchos comentarios, sería raro que se convocara de nuevo tal colección de escaladores estadounidenses.

John Bachar: 1957-2009
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En este difícil día fui testigo de unos pocos milagros. Yo había estado luchando por aceptar que mi amigo de la infancia y compañero de escalada, John Bachar, realmente se había ido. Cuando llegué primero al memorial, sentí súbitamente que me ahogaba. Si no hubiera sido por la intervención inmediata de Jody Langford y Karl Baba, hubiera tenido una muy larga tarde. Gracias muchachos.

Luego, la comunidad de escalada puede contarse bendecida por tener a Rick Accomazzo. Rick fue el maestro de ceremonias del evento (que duró poco más de tres horas) y fue la goma emocional que mantuvo coherencia en una situación que en manos menos seguras hubiera perdido sentido. Las memorias personales de Ricky, sus comentarios conmovedores y su continua presencia detrás del micrófono dejó un tono de apertura, fuerza y, en una palabra, amor que transformó una situación potencialmente calamitosa en una clase de celebración extraña. Siempre me he sentido agradecido por tener a Ricky como mi compañero de escalada. Ayer, estuve orgulloso de él como ser humano.

Estuve especialmente impresionado con la presencia de la familia inmediata de John: su padre (no puedo imaginar sepultar un hijo), hermano, hermana, su hijo Tyrus, la madre de Tyrus y la novia de John. Ahora entiendo de dónde conseguía John su coraje. Aprecio mucho las palabras de John II hacia mí.

Hablo por todos cuando digo que estábamos honrados de tener a Royal Robbins, que manejó todo el camino desde Modesto y nos habló sobre John. Hace tiempo, royal era como un Dios para nosotros, el escalador que todos aspirábamos a ser. Tener a Royal ahí era como tener un alto sacerdote para santificar un evento que pocos de nosotros podría realmente imaginar. Más que atemorizarnos con pronunciamientos, Royal mantuvo las cosas en lo personal, humano y real y de esa manera todos estuvimos mejor. Gracias, Royal.

En todo el evento vi la avalancha de aflicción y el buen deseo de terminar las diferencias que hubieran podido surgir entre las personas de buena voluntad. En diversas ocasiones me vi relatando los recuerdos más fantásticos con personas con quien yo, por desgracia, había estado alejado por razones que van desde enredos y malentendidos mezquinos a nada en absoluto. En el proceso logré reconectarme con la gente alrededor de quienes había vivido. Toqué dentro de mí de una manera vital, medio olvidada, y recordé de dónde llegué. Estas cosas me servirá para el resto de mi vida.

Para todos aquellos que no estuvieron ahí, creo que su presencia fue sentida y sus pensamientos y sentimientos hicieron real a John porque esa es la manera como todos rodamos.

Espero que aquellos que tomaron fotografías se tomen el tiempo de compartirlas con todos nosotros.

Y a mi amigo, John Bachar: te veré de nuevo más adelante. Hasta entonces:

Sinceramente,
John Long

P.D. Toda mi gratitud a Ron Gómez por hacer de este evento una realidad. Gracias, Ron.