En México existen pocas instituciones donde se realiza investigación, exploración y enseñanza de la bioespeleología. Una de las instituciones más importantes en el desarrollo de estos estudios es la Facultad de Ciencias de la UNAM, ya que en ella se ha impartido a manera de “Biologías de campo” o más recientemente como talleres, tal como el “Taller de Suelos” y actualmente el “Taller de Bioespeleología”, en los cuales se sigue introduciendo a nuevos alumnos al mundo subterráneo.
La historia de la bioespeleología en la Universidad Nacional Autónoma de México inicia en el año de 1977 con la Dra. Anita Hoffmann, quien inicia la investigación y los estudios de esta área, creando así los cursos de Bioespeleología en la Facultad de Ciencias de la UNAM.
La “Semana de Cuevas” fue creada en el año de 2001 con la realización de la primera edición, misma que fue dirigida por el Dr. José Guadalupe Palacios Vargas. Desde ese momento, la “Semana de Cuevas” ha desempeñado un papel muy importante para la divulgación de la bioespeleología, permitiendo que investigadores, exploradores y otros académicos puedan dar a conocer sus estudios y descubrimientos en las cavernas de México y del mundo.
Nuestro objetivo cardinal al organizar esta “Octava Semana de Cuevas” es darle seguimiento a este importante foro con el fin de promover el intercambio de información bioespeleológica, e incentivar el interés de futuras generaciones en el campo de la biología subterránea. Y asimismo alentar la futura investigación en estos ambientes.
Taller de Bioespeleología, generación 2007‐2009.Comité organizador 8ª Semana de Cuevas.Mayo 26 al 20 de 2008
Para ver el programa completo, con resúmenes, ver el archivo adjunto.
Resúmenes de algunas de las ponencias de la Octava Semana de las Cuevas
Bioespeleología: un enfoque multidisciplinario hacia el estudio de la biodiversidad cavernícola
Dr. Juan B. Morales Malacara
Laboratorio de Acarología “Anita Hoffmann”, Departamento de Biología Comparada, Facultad de Ciencias, Universidad Nacional Autónoma de México.
Las cuevas son formaciones geológicas disímbolas distribuidas en todos los continentes y se originan principalmente en roca sedimentaria, ígnea y metamórfica.
La Bioespeleología estudia la vida en las cuevas que a diferencia de los ecosistemas externos, se sabe son ambientes muy estables donde predomina la oscuridad y junto con otros factores como la temperatura y la humedad hacen de las cuevas un laboratorio natural muy atractivo para estudios científicos multidisciplinarios.
México tiene una de las faunas cavernícolas más rica y diversa del mundo, esto se explica, en parte, por la presencia de zonas cársticas del país enclavadas en una gran variedad de hábitats como desiertos, bosques, selvas, etc.
Las cuevas sirven como refugio a muchos animales terrestres y acuáticos desde organismos como protozoarios, diversos invertebrados destacando los artrópodos y cordados, asimismo, algunos de estos organismos han logrado adaptarse al medio subterráneo y con ello han adquirido sorprendentes adaptaciones morfológicas y etológicas.
Un claro ejemplo de la importancia de la fauna en ambientes cavernícolas son los murciélagos, que gracias al depósito de su guano se convierten en uno de los principales aportadores de energía a las cuevas, permitiendo el establecimiento de complejas biocenosis: hongos y bacterias que sirven de alimento a ácaros, colémbolos y muchos insectos que a su vez son devorados por depredadores como arañas, amblipígidos, esquizómidos, coleópteros, etc.; a éstos pueden estar asociados también algunos ácaros foréticos y parásitos, formándose una compleja trama alimenticia.
Sin embargo, este ambiente ha sido poco estudiado en nuestro País, por ello teniendo en cuenta que es uno de los países con más riqueza espeleológica del mundo, por lo tanto se hace prioritario el conocimiento de la biodiversidad que las cuevas pueden resguardar.
Los procesos de cambio climático global vistos desde las cuevas
Dr. Juan Pablo Bernal Uruchurtu
Instituto de Geología, Departamento de Geoquímica, UNAM
El clima de la Tierra es sumamente variable. No solo entre las diferentes estaciones y zonas geográficas, sino también a lo largo de los años. Sin embargo, debido a que el clima es el resultado de la interacción compleja entre el Sol (como fuente de radiación), la atmósfera, los océanos y los continentes (incluyendo su orografía), no es fácil establecer a priori cual serán las consecuencias del cambio climático. Si bien es cierto que los archivos históricos e instrumentales pueden ser de gran utilidad para descifrar los cambios climáticos "recientes", es importante reconocer que estos están limitados a una ventana de tiempo bastante corta.
La comprensión de los procesos y mecanismos que conllevan al cambio climático, así como de sus consecuencias, requiere entonces de archivos de mayor alcance (temporal y espacial) que permitan elucidar las consecuencias y, por ende, los mecanismos forzadores del cambio climático. Tal información se encuentra en el archivo geológico, en particular en sedimentos de marinos y lacustres, núcleos de hielo, perfiles edáficos, así como en estalagmitas. Estos han permitido identificar algunos de los procesos reguladores del clima, así como las consecuencias que el cambio climático pasado ha tenido sobre el medio ambiente.
Las estalagmitas son formaciones secundaras de calcita (CaCO3) formadas por la infiltración de agua meteórica a través de rocas ricas en calcio, típicamente, rocas calizas y dolomíticas. En la actualidad, son consideradas uno de los archivos paleoclimatológicos más confiables, ya que encierran una gran variedad de indicadores químicos, físicos e incluso biológicos de cambio climático.
Asimismo, al desarrollarse en el interior de las cuevas, están naturalmente protegidas de diversos factores (naturales y antropogénicos) que puedan alterar la información contenida en ellas. Adicionalmente, gracias a los procesos químicos asociados a su origen, es posible fechar con gran precisión la cronología del crecimiento. Esto, aunado a la tasa de crecimiento, permite identificar eventos climáticos de corta duración, pero grandes consecuencias.
A pesar de su importancia como archivo paleoclimático, el estudio de estalagmitas en México es incipiente.
Los primeros resultados que se han obtenido permiten establecer el perfil climatológico para el suroeste de la República Mexicana durante los últimos 10,000 años, con una resolución de unas cuantas décadas. Estos indican que el clima en esta zona está ligado a los procesos climáticos de escala global, y permiten esbozar algunas posibles consecuencias a los procesos de cambio climático actual.
Los “fantasmas” geoquímicos de las cuevas nos cuentan una historia de enfriamiento
Q. Ernesto Hernández Mendiola
Instituto de Geología, Departamento de Geoquímica, UNAM.
Las cuevas guardan “fantasmas” o huellas de sucesos pasados en las formaciones cálcicas que crecen dentro de ellas. Dichos “fantasmas” geoquímicos nos cuentan de los procesos que han ocurrido desde hace miles de años dentro y fuera de la cueva, sin embargo, se tiene que hablar su lenguaje para comunicarnos con ellos.
El análisis geoquímico de una estalagmita ha permitido establecer contacto con estos “fantasmas” y nos cuenta la historia de un evento de enfriamiento global ocurrido hace 24,000 años, identificado por primera vez en localidades mexicanas.