Primer lugar: Los rusos en la Cara oeste del K2
Todos los admiraron por persistentes. En plena tormenta subían y bajaban por una de las caras no escaladas hasta entonces de la segunda montaña más alta del mundo: el K2. Cuando todas las demás expediciones se habían retirado de la montaña, muchas incluso sin haber llegado a la cima, sólo quedaron ellos. El mal tiempo se vino encima y ellos siguieron ahí. Finalmente, tras muchas semanas de un trabajo constante, dos montañistas alcanzaron la cima y dos días después, nueve más.
Los miembros de la expedición rusa se habían ganado a pulso un reconocimiento mundial y su web quedó bloqueada de tanto tráfico que tuvo en los días del ataque a la cumbre. El reconocimiento les llegó primero en forma de un bloqueo a su página web donde era casi imposible entrar en los días del anuncio de cumbre y luego en forma del Primer Piolet de Oro ruso.
Su labor, sin duda, deja de lado cualquier discusión sobre su valor en el aporte al montañismo mundial.
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Segundo lugar: Jason Lewis y la primera circunnavegación a fuerza humana
El sueño de Jason Lewis era dar la vuelta al mundo, pero sin el uso de un sistema de propulsión que lo dejara de lado como motor. Cruzó los océanos en una embarcación donde pedalear era la única fuerza motriz. En tierra, bicicleta, patines o a pie. A veces kayak. Pero terminó por darle la vuelta al mundo usando sólo su propia fuerza. Es el primer ser humano que lo hace de esa forma y así elevó el nivel. Quien quiera superarlo tendrá que hacerlo de una manera aún más pura: nadar, caminar… Tardó 13 años así que el siguiente en romper el récord deberá contar con más tiempo aún. Ya anda Karl Bushby haciendo de las suyas y recorriendo a pie todo lo imaginable. Sólo le faltaría cruzar el Atlántico de alguna forma. Mientras tanto, Jason se lleva el segundo premio de ExplorersWeb.
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Tercer lugar: Denis Urubko y los kazajos en el K2
Los kazajos se plantearon objetivos fuertes en el 2007: todas eran nuevas rutas: en el espolón NW o la cara norte en estilo alpino. Max y Vaso fueron a aclimatarse al Everest y subieron sin oxígeno fijando las cuerdas junto con los sherpas para un programa del Discovery Channel. Denis Urubko fue a aclimatarse al Dhaulagiri y suspendió su ascenso a velocidad para ayudar a un montañista en apuros. Lo bajó hasta donde pudo valerse por sí mismo y luego subió a la cima al día siguiente.
Estos hombres se encontraron en el K2 y subieron por nuevas rutas. Unos por la Noroeste y Max y Vaso subieron a hacer una travesía a ocho mil metros para completar la no terminada Arista NW. Estuvieron cinco días por encima de los ocho mil con mal tiempo, tormenta, ventisca y con nieve hasta el pecho… y probaron tres rutas diferentes en esa pared virgen hasta que la falta de gas los hizo bajar.
Si bien no lograron la cima, su permanencia en terreno tan difícil y en esas condiciones de tiempo hicieron de ellos los justos ganadores de un premio de ExplorersWeb.
Se fueron los rusos, se fueron los kazajos pero entonces llegaron Denis Urubko y su compañero Serguey Samoilov. Sus reglas para que una montaña fuera perfecta son: 1. Un ochomil, 2. Una nueva ruta, 3. Estilo alpino a vista y 4. Un equipo pequeño. Y aplicaron esas normas para la cara norte del K2. Como sus predecesores, encontraron un tiempo que les hizo pensar en desistir en varias ocasiones, pero al final continuaron. Tuvieron que desistir de su nueva ruta por el peligro de avalanchas pero llegaron a la cima por el espolón norte. Era la primera vez que se subía a la cumbre por esa ruta después de once años.
Tanto Max y Vasili como Denis y Sergey tuvieron algo en común: la fortaleza de no abandonar y continuar pese a todo, pero sopesando muy bien los peligros.
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