Siempre se ha dicho que lo más importante de llegar a una cumbre es bajar de ella, lo que es válido en cualquier parte del mundo pero sobre todo en el Himalaya y más que nada en el Kangchenjunga, la tercera montaña más alta del mundo. Para Fredrik Ericsson y Jörgen Aamot, el descenso era más importante que el ascenso porque lo intentarían en esquíes.
De izquierda a derecho, Miss Hawley, Jörgen y Frederik.
Todas las fotos, cortesía de fredrikericsson.com
El Kangchenjunga fue escalado en 1955 por Joe Brown y George Band y desde entonces unos 200 montañistas han llegado a la cima. Pero ninguno era sueco o noruego, las nacionalidades de Frederik y Jörgen, respectivamente, y nadie, en absoluto, ha descendido de esa montaña en esquíes.
Para Frederik, llegar a la cima de un ocho mil y bajar de él en esquíes no era nuevo. Ya lo había hecho en el Shisha Pangma central (8,012 metros, 2004), Gasherbrum 2 (8,035, 2005) y el Dhaulagiri (8,167, 2007), además del Peak Somoni (7,495, 2003) y Laila Peak (6,069, 2005).
“Ya he esquiado en tres de las 14 montañas de ocho mil metros, pero ahora el objetivo se dirige a lo más alto absoluto. El proyecto durará alrededor de tres años y trataré de esquiar las tres montañas más altas del mundo, Kangchenjunga (8,586 metros) este otoño, K2 (8,612 metros) el próximo verano y el Monte Everest en el otoño del 2010”, comenta Frederik en su website.
Sin embargo, el mal tiempo los atrapó en varias ocasiones y durante su último intento a la cumbre, tuvieron varios problemas:
La ruta al Kangchenjunga
“El primer día de nuestro intento al Kangchenjunga nos dio una gran sorpresa. El tiempo era hermoso, la nieve era sólida para escalar y nos movíamos fácilmente hacia la “Joroba”, a 6,200 metros, donde estaba nuestro primer campamento. Sólo hubo un problema: no había ninguna tienda donde la habíamos dejado semanas atrás.
“El viento la tomó y la hizo volar casi cien metros hasta meterla en una grieta. Afortunadamente la encontramos y no estaba muy dañada. Un poco de cinta plateada la arregló.
“El Segundo día fue ventoso. Llegamos hasta los 6,800 metros antes de hartarnos del viento y encontrar una buena grieta donde poner nuestra tienda para escondernos del viento.
El Kangchenjunga
“Al tercer día vino la segunda sorpresa. Nevaba y estaba todo nublado. Totalmente a lo opuesto al pronóstico del tiempo. Sin visibilidad, nos convertimos en espectadores, nos sentamos en nuestra grieta todo el día viendo cómo la nieve se acumulaba.
“A la mañana siguiente el sol brillaba de nuevo pero también había 50 centímetros de nieve fresca en las laderas… La nieve fresca era ideal para las avalanchas. La decisión de no continuar hacia la cumbre fue fácil de tomar pero no fue divertida. Tuvimos que rendir nuestras esperanzas de alcanzar la cumbre del Kangchenjunga”.
Así, el proyecto de bajas esquiando de las tres montañas más altas del mundo tendrá que modificarse en calendario para cubrirse. El Kangchenjunga no es un ochomil fácil.
Ascendiendo en las laderas nevadas de la tercera montaña más alta del mundo