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Montañismo y Exploración
Pisco y Chopicalqui, montañas de luz

Dos montañistas de la Universidad Autónoma de Puebla formaron una pareja que tuvo como meta escalar el Pisco y el Chopicalqui, en la Cordillera Blanca del Perú. Patricia y Eduardo narran su primera experiencia experiencia en montañas fuera de México.







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En el CM, el paisaje es impresionante: al este, el macizo de los Huandoys y al sur nuestro objetivo: el Nevado de Pisco. Sin analizar la banalidad de mi acción, no pude evitar las comparaciones con las montañas y volcanes mexicanos, que habían sido mi mundo hasta ese momento. El comparar montañas y darles títulos como “más alta”, “más técnica” o “más bella”, para mí, suele quitarles su encanto, y si bien, a veces me enfrasco en charlas o discusiones al respecto, mi perspectiva ha cambiado.

Después de cenar, preparamos las mochilas para el día siguiente y yo me fui a acostar mientras Paty observaba el estrellado cielo andino que no se parecía a nada que hubiéramos visto antes. El cielo es de un hermoso azul y la noche es espectacular, las cuatro noches más bellas que hubiera visto en mi vida.

escalada en el Pisco, Cordillera Blanca, Perú

Al día siguiente, Octavio nos despertó unos segundos antes de que mi despertador sonara. Preparó agua caliente para té y para tomar en el camino, nos entregó una bolsita con algo de comer, nos vestimos, nos pusimos los arneses y a las 4:10 comenzamos el ascenso.

Octavio iba delante, después seguía Eduardo y yo detrás. Alcanzamos el glaciar en casi una hora y, poco antes de llegar a él, el encantador Pisco nos saludó con una avalancha. No la vimos, pero fue un fuerte estruendo. Octavio nos dijo que la avalancha se había producido en una pared del lado opuesto al nuestro.

Caminando lo poco que faltaba para llegar al glaciar, me percaté de que la altura ya había causado estragos en mi persona, pues tenía una sensación extraña en el estómago y me estaba costando trabajo mantener un ritmo tanto de paso como de respiración.

En el glaciar comenzaba a amanecer. El Pisco no tiene una dificultad técnica muy elevada. Nos encontramos con algunas pendientes de unos 50 grados de inclinación y una pequeña pared de unos cinco metros que parece tener escalones, todo es caminar. Los primeros escalones de hielo los encontramos a las 5:15, una hora después de haber salido. Si bien era poca distancia, su inclinación casi vertical la dificultó un poco. Éramos nuevos en el uso del equipo.

antecumbre del Pisco, Cordillera Blanca, Perú

La nieve estaba bastante buena, muy compacta sin ser dura, y lo único que entraba a la nieve eran las puntas de los crampones. Caminamos por un extenso glaciar que después de una primera loma algo extensa, se tornaba lleno de grietas cuyo fondo no se alcanzaba a ver y la montaña nos regalaba una impresionante vista de los Huandoys, Chopicalqui y principalmente, la cumbre.

El amanecer fue muy bonito, pues cuando el sol las tocó, las montañas se volvieron color de oro, eran montañas de oro. Llegamos a la cumbre a las 10:00 de la mañana.

Ahí arriba, y todo a nuestro derredor, eran montañas. Entendimos el porqué del nombre de Cordillera Blanca: es una extensión de montañas y más montañas de diferentes tamaños y formas, angostas, anchas, afiladas, romas… A la vista estaban el Chacraraju, el Artesonraju, el Alpamayo, los Huandoy, los Huascaranes, el Yanapacha, el Nevado Caraz, la Esfinge y en entre ellos, el Chopicalqui, nuestro próximo objetivo.

en la cima del Pisco, Cordillera Blanca, Perú

Resultó para mí un sentimiento indescriptible el colocar ahí la bandera de mi país; sin embargo, a la vez me sentí algo desilusionado, pues mi desempeño pudo haber sido mejor. Ahí me percaté de todo lo que me falta crecer como montañista y como persona y me sentí motivado para continuar ese crecimiento. Como montañista, descubrí la dicha en el largo camino que me espera.

En la cumbre estuvimos una hora y a las 11:00 comenzamos el descenso por el glaciar lentamente con Paty al frente de la cordada. Su ritmo se debía a que estaba algo preocupada pues yo le había comentado con anterioridad que durante el descenso de Churup sentí un hormigueo en la rodilla izquierda, con la cual había tenido algunas dificultades anteriormente, sin embargo, la calidad de la nieve y los crampones hacían que el esfuerzo de las rodillas fuera mínimo.

descenso del Pisco, Cordillera Blanca, Perú

Llegamos al CM a las 2:00 p.m., “muy tarde” comentó Octavio. Reunimos nuestro equipo y continuamos hacia el campo base, esta vez sin arrieros, por lo que el peso que llevábamos era mucho mayor y poco antes de llegar, en las piedras, un mal paso hizo que mi rodilla mala se sintiera un poco, pero no le di tanta importancia. Llegamos al campo base 5:30 con la oscuridad pisándonos los talones.

Y ahí, días después, me di cuenta que mi rodilla podría representar un peligro en el ascenso a Chopicalqui y tomé una decisión: aunque me dolió, dejé en manos de Paty esa campaña.

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