En la década de 1950 y hasta 1980, subir un ochomil constituía un reto muy fuerte en montañismo. Messner entonces era considerado prácticamente un dios por el estilo ligero que había implantado desde 1975 y hubo centenares de personas que se tomaron fotografías a su lado pensando en pasar a la posteridad con sólo estar en esa imagen. Cuando Messner alcanzó en 1986 la cumbre del Lothse, se convirtió en el primer hombre en llegar a las catorce montañas más altas de la tierra.

Cara norte del Everest, Tibet, Asia.

Entonces, igualar su récord era una proeza, casi una osadía, dirían muchos, aunque Messner pensara que si él lo había hecho, otros también lo harían y que pronto la barrera que él había marcado, quedaría detrás.

Monte Denali (McKinley), Alaska

Messner tuvo razón. La barrera fue rota y al año siguiente, Jerzy Kukuczka igualaba la marca y se convertía en el segundo hombre en alcanzar las catorce cimas, pero todas sin oxígeno suplementario y por rutas nuevas y difíciles, salvo el Lothse. Poco a poco, el ochomilismo se convirtió en una institución por medio de la cual la gente se distinguía, más fuera que dentro del montañismo. Todo dependía del estilo.