Alba Jaramillo García
El Universal
Viernes 08 de abril de 2005
Ricardo llevaba 18 minutos buceando, cuando de pronto el aire comenzó a faltarle bajo el agua helada de la laguna más alta del mundo, los segundos parecían minutos y la vida se le escapaba con cada movimiento. Lo que era el cumplimiento de un sueño fermentado por 20 años, se había tornado en una pesadilla. Afortunadamente la mano de su compañero logró rescatarlo y salió a flote para relatar su historia.
Ricardo Torres Nava, el primer mexicano en escalar el monte Everest, puede presumir ahora en ser el primer latinoamericano, junto con su compañero Fernando Lozano, en bucear en la laguna más alta del mundo, situada en el volcán de Licancabur, y vivir para contarlo.
“Fue una experiencia muy dura, muy difícil, la temperatura de la laguna estaba a menos 1.5 grados centígrados y esto ocasionó que mi oxígeno se congelara”, afirma vía telefónica Torres Nava.
El lastre que llevaba a la cintura, de 17 kilogramos de peso, le impidió salir a tomar aire a la superficie, pues en el momento en que intentó salir a flote lo jaló de nuevo al fondo, Lozano se percató justo en ese momento y cortó su cinturón para liberarlo.
“Fernando se dio cuenta y me quitó el cinturón justo a tiempo, si se hubiera tardado un segundo más, ahora podría estar muerto”, relata el montañista con un dejo de alivio.
Ricardo recuerda los instantes previos a sumergirse en una laguna que estaba congelada en 70 por ciento y explica que sintió incertidumbre por las condiciones climáticas y porque era algo que jamás había hecho; no obstante, logró dominar el temor y se sumergió “con la seguridad de que todo iba a estar bien”.
Pero no salió del todo bien. El incidente tomó por sorpresa a Torres Nava, quien había probado su equipo en condiciones similares, durante sus entrenamientos en el Nevado de Toluca, lugar que sirvió para practicar durante varios meses desde que el sueño comenzó a cristalizarse.
La inspiración para realizar esta proeza comenzó a formarse hace más de 20 años, en 1984, cuando Lozano y Ricardo soñaban con bucear en el punto más alto del planeta, aún cuando no tenían idea de dónde quedaba eso.
“Queríamos hacer algo distinto a lo que todo mundo venía haciendo y buscamos el punto más alto, pensábamos que quedaba en el Himalaya, pero no, estaba en América”, relata el primer lationamericano en escalar el Everest.
Ciertamente era el lugar más elevado del mundo, ubicado a 5 mil 916 metros sobre el nivel del mar, llegar ahí fue una travesía.
Torres Nava y Lozano tuvieron que cruzar el desierto más seco del mundo, en donde jamás ha llovido, por lo tanto, carece de agua para sustentar vida alguna; además escalaron el volcán Licancabur, para llegar a la cumbre donde se encontraba la laguna, acampando bajo temperaturas de menos 15 grados.
Luego de haber concretado esta hazaña donde casi pierde la vida, para convertirse en pionero lationamericano una vez más, Torres Nava aclara que no es un adicto a la adrenalina, sino más bien alguien que busca “hacer cosas distintas, con riesgos controlados”.