�¿Ustedes van para allá? � nos dice el dueño de la tienda donde estamos.
Â?Si, a Los Alamitos Â?contestamos.
�¡Pero está re-lejos! ¿Te acuerdas tú, de aquel que se le descompuso la camioneta y se vino caminando?... Pero llegó.
Â?Van muy cargados... y las mujeres.
�Vamos hasta Real de Catorce �lo decimos para recibir mas información.
�Por ah�... Está muy lejos, se hubieran ido por el Cedral.
Su mirada refleja inquietud y a la vez alegrÃa. Estamos en Los Laureles, una de las primeras poblaciones que encontramos en la Sierra del Catorce, al oeste de Matehuala.
DE MATEHUALA A LOS LAURELESHabÃamos llegado por la mañana, maravillados por un acueducto que en otro tiempo llevaba agua a las poblaciones de más abajo. De él sólo quedan algunos rastros y no dejaba de pensar lo hermoso que ha de haber sido en esa época en que llevaba agua por encima de esos puentes. Al parecer el acueducto ya no fue necesario y se dejó al descuido.
Ayer, mientras caminábamos desde Matehuala, el acueducto era una referencia en el mapa pero para Alfredo se volvió una obsesión y apenas lo encontramos no querÃa apartarse de él ni un metro. Si tenÃamos que desviarnos abajo o arriba para evitar un paso cerrado, comenzaba a gritar:
�¿Lo ves Marco? ¿Dónde carajos anda el pinche acueducto?... ¡Me lleva!... ¡Ya lo encontré!
El acueducto hace un puente sobre una pequeña cañada. Estaba oscureciendo cuando llegamos ahà y decidimos acampar. Los Laureles quedaba a unas dos horas aproximadamente, asà que no habÃa prisa.
Por la mañana seguimos de nuevo el acueducto. A veces desaparecÃa, pero nos daba una pista de adónde habÃa que dirigirnos: hacia el oeste y siempre bordeando una sierra pequeña. En algún momento perdimos totalmente su rastro pero a lo lejos se alcanzaba a divisar algo que parecÃa un pequeño granero; cuando llegamos a él vimos que era un registro de agua por el que pasaba el acueducto. A unos pasos de ahà se veÃan Los Laureles.
Â?AguaÂ?.
HabÃamos planeado llevar siempre tres litros de agua cada uno, de forma que pudiéramos alcanzar una población por dÃa: Los Laureles, Los Alamitos, Real de Catorce. Pero estábamos atrasados medio dÃa y el agua era ya no una idea, sino una necesidad en nuestras mentes. Si no encontrábamos la población, no encontrarÃamos agua, asà de sencillo.