En abril de 2003 se cumplieron Diez años de que la Asociación de Montañismo y Exploración UNAM organizara una expedición al Sótano de Ocotempa, conocido más como
Pozo Verde. A pesar del tiempo que ha pasado recuerdo con detalle toda la expedición y los preparativos.
En esa época era difÃcil pensar que un grupo integrado en su totalidad por mexicanos pu-diese descender más de 1000m. Los motivos para pensar esto eran varios. Quizás el más importante fuese el de reunir un grupo con la capacidad suficiente para intentarlo y tener posibilidades de lograrlo.
En 1989 nació la idea pero por varios motivos no se llevó a cabo; la razón principal fue la búsqueda de una zona de exploración en la Sierra Negra y empezar las exploraciones. Este fue el inicio del Proyecto Ixtaxochitla que hasta este momento lleva más de 100 cavidades exploradas.
Asà que fue hasta finales de 1992 que se retomó la idea de un menos mil y empezaron los preparativos: un entrenamiento fÃsico y una programación de salidas a sótanos de más de 500 y hasta 600 de profundidad, además de la no menos importante tarea de conseguir el equipo y en general los recursos necesarios para poder realizar este objetivo en la semana santa de 1993, cuando doce personas alcanzamos la sima.
El principal motivo que nos movió a hacer esta expedición fue el de ser el primer grupo mexicano en lograr el descenso de una cueva conocida de mas de 1000 metros de profundidad.
Ahora, diez años después, me pregunto la importancia real de este evento, cuando grupos extranjeros estaban explorando en el paÃs y descubriendo cavidades nuevas, (de varios kilómetros de desarrollo y cientos de metros de profundidad) mientras la mayorÃa de los grupos mexicanos nos dedicábamos a recorrer las cuevas por ellos exploradas, aunque sean de más de 1000 de profundidad.
El año pasado (2002) se oyó mucho de un proyecto de descender todas las cuevas de más de 1000 metros de profundidad que hay en México, proyecto que calculaban durarÃa ocho años. ¡Ocho años dedicados totalmente a hacer espeleÃsmo! Es más que seguro que en esos años se exploren (encuentren) nuevas cuevas de mas de 1000 metros de profundidad, mismas que para tener el "récord" de descenso de todos los "menosmiles" mexicanos tendrÃan que bajar. Y asà seguir atrás de las expediciones extranjeras recorriendo los grandes sistemas explorados por ellas.
Es innegable la "emoción" y lo gratificante que resulta el recorrer cuevas con ciertas caracterÃsticas de belleza y dificultad técnica, aunque estén ya exploradas, pero ¿por qué dedicar el 100% del tiempo y esfuerzo al recorrido de cuevas conocidas cuando todavÃa hay mucho por explorar?
La mayorÃa aprendemos las técnicas de la espeleologÃa vertical haciendo espeleÃsmo y enseñamos a nuevas generaciones haciendo espeleÃsmo, entre otras cosas por la seguridad que representa el conocer la dificultad de la cueva. El problema es que en esta manera de aprender y enseñar no se motiva a las nuevas generaciones a hacer exploración sino sólo a buscar el "récord de profundidad" o a la visita recreativa.
No estoy en contra del espeleÃsmo pues lo creo necesario para el aprendizaje y el mejoramiento de las técnicas. En su época, el descenso a Pozo Verde rompió el esquema de la incapacidad técnica de los grupos mexicanos y dejó a la UNAM una gran confianza de su capacidad como grupo.
A quienes les apasione ingresar en las cavernas, les puedo decir que si se internan de manera deportiva o recreativa no importa, está bien. El caso es que descubran el mundo subterráneo y les servirá para practicar y reafirmar su técnica y para conocer los bellos lugares subterráneos. Y debo remarcar que es necesario respetarlos y dejarlos igual o en mejor estado de como se encontraron (sacando basura por ejemplo) y evitar vivaquear dentro de las cuevas si no es absolutamente necesario.
Un comentario final: dediquen tiempo a la exploración de nuevas cavidades, ahora que todavÃa es posible.