NACIMIENTO EN EL VALLE DE YOSEMITE
1 mayo 2003
Con el tiempo he comenzado a tener mas compañeros con los que puedo salir a escalar. Cuando recién comenzaba nadie quería escalar conmigo. No los culpo. Realmente la vida de uno depende de la habilidad y buen juicio del compañero; era obvio que me faltaba experiencia.
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Al llegar al pie de la ruta, Dan me pregunta Â?Ya haz punteado?Â? (Se referÃa a ir de Â?lÃderÂ?), se me hizo un hoyote en las entrañas y le contesté con dificultad, Â?No, realmente.Â? Y me dijo Â?Pues ahora es cuando...Â?
El hoyote que se me habÃa hecho se convirtió en un cráter descomunal. Yo creo que a pesar de mis gafas obscuras me vio inseguridad en los ojos y me preguntó cómo me sentÃa y si creÃa que estaba listo... me eché un gran trago de saliva y le dije Â?Me siento bienÂ?.
Yo creo que notaron que me habÃan dado una gran sorpresa asà que fui instruido en liderar el primer tramo. Este tramo realmente no cuenta como parte de la ruta, es una parte más del acercamiento, la dificultad técnica es muy baja y regularmente muchos escaladores no usan cuerda o protección alguna. Sin embargo sà es recomendable usar protección. Es una muy buena práctica y es doblemente seguro.
Mi tarea era escalar poniendo la mayor cantidad de protecciones, llegar al inicio de la ruta y armar un Â?anclajeÂ? para comenzar la verdadera ruta. Pues ¡órale, a darle señor! Me sentÃa como torero. Dan y Tim me preparaban colgándome las protecciones que podrÃa usar, me daban consejos... ¡SentÃa como que me estaban poniendo el traje de luces de torero y me echaban la bendición!
Se me vino una ola enorme de sentimientos y conocimientos vividos durante cada experiencia pasada en la roca, en el gimnasio, en la montaña, en las docenas de libros leÃdos; me acompañaban las fotos de los grandes y principalmente me acompañaba el amor de mi familia y mis amigos.
Me até la cuerda, le eché una ultima mirada a Â?mi rutaÂ? desde la base y comencé a escalar y a poner protecciones. Trataba de ponerlas como en el libro de texto, enfocaba, probaba las fisuras de la roca, trataba de relajarme y poner atención a cada detalle. Dentro de mà sabÃa que se trataba de una pequeña prueba frente a dos grandes del Club; sabÃa que era evaluado pero no me sentÃa estresado, sabia que era necesario y me sentÃa seguro de lo que habÃa aprendido en estos últimos nueve meses. ¡Que coincidencia! Era tiempo de que naciera un nuevo lÃder, habÃa llegado el momento de las contracciones... y el dolor.
Llegué sin contratiempos al lugar establecido, armé un anclaje multidireccional (no importa en qué ángulo se aplique la fuerza, siempre se está protegido por lo menos por una pieza). Nos gritamos los comandos establecidos y Dan comenzó a subir quitando las protecciones que yo habÃa puesto. En cada una que retiraba Â?chuleabaÂ? mi trabajo. En mi mente me repetÃa que no era verdad y que tenÃa que esforzarme más, ya que habÃa muchas experiencias que vivir aún. Llegó adonde me encontraba y evaluó mi anclaje. Me dijo: Â?Lo único que yo hubiera hecho diferente es que cuando pongas la primera pieza de protección del anclaje (un anclaje tiene cuando menos 2 piezas) protégete con esa pieza en lo que terminas de armar el anclajeÂ?.
Dan tenia razón. No lo olvidarÃa.
Tim nos alcanzó rápidamente e intercambiamos equipo. Tim lideró el primer tramo, sin problemas, Dan lo siguió retirando las protecciones y, por último, desarmé el anclaje y los seguÃ. Nos reunimos en el segundo anclaje y esta vez Dan punteó un tramo extralargo de casi 60 metros, yo lo seguà removiendo la protección y al final venÃa Tim. El último tramo lo punteó Tim, las grietas en este tramo son sólo para dedos y en ocasiones ni para eso; es difÃcil poner una protección adecuada; hay que tener experiencia para encontrar el lugar adecuado. Dan siguió de segundo y yo seguà al final; de ahà hicimos tres rapeles con dos cuerdas de 60 metros. HabÃamos terminamos la ruta.
Estábamos algo cansados. Dan se fue pues querÃa darse una vuelta en bicicleta. Tim y yo nos quedamos a comer algo en la base de la ruta. El viento comenzaba a hacerse presente y el sol ya no calentaba en ese lado del valle. Caminamos hacia otra ruta más fácil; tuvimos que cruzar riachuelos y partes con nieve y hielo. Al llegar a la siguiente ruta, ya estábamos cansados, hacia frÃo y Dan se habÃa llevado la otra cuerda, asà que decidimos retirarnos.
Al llegar al campamento comimos algo, organizamos el equipo para el dÃa siguiente y nos fuimos a buscar a Dan y los demás del Club. Sólo encontramos a Dan, comimos algo mas y nos echamos una cervecita. Hicimos tiempo para esperar a los demás pero nadie llegó asà que nos fuimos a la Villa. Comimos una pizza y fuimos a una galerÃa de arte. Al regresar al campamento ya la mayorÃa habÃa llegado, nos reunimos a platicar alrededor de una fogata y enlazamos sentimientos de amistad y camaraderÃa, en ocasiones todos nos tornábamos mudos, absortos en nuestros propios pensamientos y sueños, deleitándonos de un dÃa más de experiencia y convivencia con un microcosmos entre la montaña y el hombre.
DOMINGO 27 DE ABRIL 2003
Nos preparamos para regresar al campamento hasta después de escalar. HabÃamos acordado escalar con Mike Palmer y George Ridgley en una formación cercana a la entrada norte del parque sobre la carretera 120 llamada Â?Knob HillÂ? escalarÃamos sólo el primer tramo de una ruta moderada llamada Â?Pot BellyÂ?. El siguiente tramo era muy sucio y nada bueno asà que no lo harÃamos.
Después de una corta pero escarpada subida llegamos a la base de la ruta, húmeda en algunas partes. Yo escalarÃa con Mike y George con Tim serÃan la otra pareja. De pronto me dice el Mike Â?pues órale, ¡échatela!Â?. No se veÃa muy difÃcil asà que le dije Â?OKÂ? y me preparé. Como Mike me saca unas pulgadas de altura, puso una pequeña protección como precaución. Era una pared con una grieta muy angosta no me cabÃan mas que las uñas de los dedos, el ángulo de la pared era muy empinado y era pura fricción por los primeros tres metros más o menos y después se cortaba con una grieta inclinada muy ancha como de 25 o 30 cm; después salÃa una grieta vertical muy estrecha sólo para los dedos por el resto del tramo de la ruta.
Primer intento... nada. Segundo intento... un poco más arriba pero me caÃ. La primer protección que Mike puso no sirvió para ni madres asà que tenia que escalar hasta donde comenzaba la grieta para los dedos para poner una. Tercer intento... paÂ? bajo. Cuarto intento... rezando... No me caÃ... Clavé las uñas no sé dónde... Subà un poco más... y un poco más... hasta que alcancé la grieta grande. No me dio mucho apoyo pero sà el suficiente para no caer.
Ya estaba a una altura done si me caÃa me iba a dar un señor madrazo. Me estaba sudando todito. No sé con qué artes ni de qué me agarré pero llegué adonde se ponÃa más decente la ruta y sólo escuché unos gritos de mis Â?compasÂ?. No sé si de alivio o de qué pero me alentaron mucho. Traté de hacer un Â?knee-barÂ? (arte de atascar la pierna de la rodilla al pie en una grieta o formación protuberante para descansar), pero la legendaria Â?temblorinaÂ? se comenzaba a hacer presente. Hijo de la...
Mis Â?compasÂ? me gritaban Â?¡Métele la que sea!!Â? (Refiriéndose a cualquier pieza grande de protección). Se notaba ansiedad. Saqué un Camalot como del 3.5 y lo clavé donde se partÃa la roca y comenzaba la grieta vertical. Casi pude sentir la algarabÃa de mis compañeros. Pero dentro de mà sabÃa que esto apenas comenzaba y sólo decÃa dentro de mÃ... Â?No te caigas güey... no te caigas...Â? Puse otra pieza de protección para reforzar y seguà escalando, ahora en la grieta vertical. Casi querÃa poner protección cada medio metro. Me trataba de relajar y concentrar. SeguÃa avanzando.
Noté que George habÃa subido adonde yo llegarÃa. Me alentaba con su mirada y su sonrisa franca. Me sentÃa cansado... Seguà escalando y la grieta me lastimaba los dedos pero ya no me dolÃa... HabÃa superado a la Â?temblorinaÂ? y me sentà tan cansado que sentà un calor inmenso recorriendo los músculos de mis brazos y pantorrillas como una oleada de corriente o energÃa... Sudaba profusamente y todo el universo se redujo a esa grieta y yo, no escuchaba nada, no sentÃa nada...
De pronto me desprendà de la roca. Sentà que mis ojos se desorbitaban al ver la última pieza de protección que habÃa puesto y sólo pude emitir un sonido como de Â?fuck!Â? La ultima pieza, un pequeño Â?hexÂ?, me detuvo inmediatamente y me sentà mas confiado de la protección que habÃa puesto. Descansé un minuto y seguà escalando. Tenia una sensación de cansancio muy extraña: sentà dolor de nuevo. Las contracciones habÃan regresado, hubo mucho dolor pero después de estos nueve meses habÃa nacido un nuevo escalador, me gradué como lÃder. Terminé sin mayores problemas. George en la cima se aseguró de que yo estaba bien, me dio un consejo acerca de los mosquetones y se bajó. Jalé el resto de la cuerda y Mike subió sin problemas.
Al bajar tomé un poco de agua y platicaba con Mike. Tim y George se preparaban para subir la misma ruta. Después de muchos intentos, Tim y George no habÃan podido comenzar la ruta que yo habÃa subido pero encontraron otra manera más fácil de llegar a la grieta vertical y la acabaron sin contratiempos. Tim se voló un gran pedazo de la suela de su zapato tratando de hacer esa primera parte. Después Mike me confeso que de no haber sido por los jalones que le daba desde arriba con la cuerda no hubiera podido subir. Con razón se me hacia que lo estaba cargando. TodavÃa no lo creo ni sé cómo lo hice.
Tim y George no escalaron más, pero Mike y yo nos aventamos un tramo de la ruta llamada Â?Sloth WallÂ? en la misma formación, esta vez Mike punteo. Terminamos la ruta sin problema alguno, una ruta bastante mas fácil aunque según la guÃa del mismo grado.
Al regreso a casa nos detuvimos en un restaurante de comida mexicana. Me eché una merecida Â?Negra ModeloÂ? y disfrutamos de la atmósfera de complicidad y amistad que nos habÃa unido desde ese momento. No hubo fotos, ni video ni más testigos, sólo las imágenes grabadas en cada uno de nuestras memorias para hacer constatar que la vida es una maravillosa aventura.
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