Héctor Reyes
El montañista mexicano Ricardo Torres Nava, primer mexicano y latinoamericano en escalar el monte Everest, el llamado techo del mundo por ser la montaña más alta del planeta,, el 16 de mayo de 1989, fue reconocido como uno de los 12 mejores escaladores del mundo en vida.
Esta selección la hizo la fundación National Geographic y el gobierno de Turquía para integrar una expedición a la montaña bíblica Ararat, de 5,164 metros, la que se podría comparar por su forma y altura como una combinación del Pico de Orizaba y el Iztaccíhuatl.
Entre los 12 alpinistas figura la presencia femenina de la estadounidense Cristina Boskoff, hoy por hoy la mejor himalayista del mundo, quien ha ascendido a siete u ocho de los 14 “ochomiles”, lo que es un reconocimiento a la presencia femenina en el deporte y por la misma naturaleza de la expedición.
National Geographic y el gobierno de Turquía patrocinó este proyecto que se llevará a cabo del 18 de julio al 18 de agosto, por diversas razones, además de tener el requisito de que los montañistas hayan estado en la cumbre del Everest:
Es la primera “Escalada Mundial por la Paz”, que pretende en un acto simbólico manifestarse en la cumbre del Ararat, pero con la gran diferencia de que los 12 montañistas lo harán por su cara norte; una zona inexplorada e inescalada en este momento. Ellos pretenden llegar a su cumbre para mostrar al mundo que pueden convivir dentro de un mundo de paz y armonía.
El segundo objetivo de los expedicionarios es abrir una ruta pro la cara norte, una zona técnicamente muy difícil, con muchas cuevas, grietas y terreno vertical. Lugar a decir de la historia de la Biblia, investigaciones y fotografías satelitales, se encuentra el “Arca de Noé”. Ellos tratarán de dar respuesta al enigma.
No se conoce con certeza que se encuentra ahí, entre los glaciares eternos de la cara norte del Ararat. Ya Irvine, uno de los astronautas del proyecto Apolo, dedicó 12 años de su vida a desentrañar una de las historias más bellas de la “creación”. Ellos detectaron un cuerpo extraño y eso ya data de 1990.
Otra de las metas del proyecto es de carácter social: conseguir fondos para el sector educativo en Turquía., así como obtener recursos para su organización de rescate, cuya labor es amplia, pues se desempeña en todos los elementos (agua, tierra, fuego y aire); en bosques, montañas y ciudades, principalmente en desastres naturales.
Y por último, también se pretende recaudar fondos para la escuela que fundó Bubu Chiri Sherpa, en Nepal.
No existe información a lo que se van a enfrentar los expedicionarios; a ellos les tocará abrir la ruta, lo que es un honor de trascender en la historia. En el mundo son pocos los lugares aún vírgenes y esto sería el equivalente a ser el primer hombre en cruzar el Polo Sur o el primero en escalar el Everest.
El Ararat no se había escalado por la cara norte, ya que pertenecía a los armenios de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Nunca se permitió la entrada. En el pasado no existía el equipo y las condiciones para entrar a explorarla.
Es un monte muy grande, una parte en forma de cono y otra irregular, pero muy bien definida. El clima es típico de la alta montaña, es decir que puede cambiar en minutos y fuertes vientos, además de que su terreno es sumamente accidentado.
Ricardo Torres Nava invirtió en la expedición entre 150 y 200 mil pesos de su propia bolsa. Motivado por la convocatoria y el interés que representa la expedición regresa a la “montaña”, con el mismo ánimo de su expedición al Everest o el haber cumplido el “Grand Slam” (escalar las siete montañas más altas del planeta) en una década, entre 1989 y 1999.
El montañista ganó una de las distinciones como deportista mexicano del siglo XX, fue detectado por los organizadores a través del “Everest News”, lo invitaron a participar y está listo para emprender el viaje a uno de los lugares que tan sólo mencionarlo, despierta sueños que rayan en la fantasía y la imaginación de creyentes y escépticos.
Ricardo es un hombre afortunado, porque ha sabido capitalizar su vida en retos y llegar a la cumbre de sus ideales, lo que pocos podemos ostentar, porque el esfuerzo y las oportunidades no han sido compatibles con la realidad que él supo forjar en su espíritu.
La Prensa
Julio 4 de 2002