ANA MONICA RODRIGUEZ

Mientras el esloveno Tomaz Humar comentó que el monte Everest “se ha convertido en un gran basurero de las expediciones comerciales, que dejan desechos fecales y tanques de oxígeno regados entre los glaciares”, el mexicano Carlos Carsolio sostuvo que el Techo del Mundo perdió la magia, y actualmente ascenderlo “no serviría ni siquiera para conseguir una marca a nivel selectivo”.

Humar, considerado el mejor exponente mundial de la especialidad, comentó que por la montaña de 8 mil 848 metros “no he sentido atracción alguna y si alguna vez quisiera escalarla sería por una ruta nueva, con el más puro estilo alpino”.

El atleta de 33 años, quien ha completado mil 200 escaladas de gran pared, comentó que México “es un paraíso de entrenamiento”, dado que tiene todas las características para ganar altitud y aclimatar el organismo a las necesidades del alpinista de alto rendimiento.

Acostumbrado al trabajo rudo que realiza al limpiar verticalmente los edificios de su país, Humar pidió a los escaladores que “jueguen limpio” en sus ascensos al Everest, porque no existe respeto por la naturaleza.

“Vivimos dentro un sistema que nos controla y mata la libertad del ser humano, y eso es lo que vivimos en las montañas. Hay un daño ecológico en los glaciares y es muy triste”, apuntó.

Humar, sometido a pruebas y chequeos médicos, ha demostrado que puede controlar mentalmente sus signos vitales y la presión del pulso, lo cual ha sido clave para desarrollar sus aptitudes en los ascensos de extrema dificultad técnica.

Al respecto, Carsolio aseguró que en México no existe una cultura del alpinismo de alto nivel, y agregó que “aún se cree que el Everest es un reto; pero aunque es la montaña más alta, está muy lejos de ser de escalada extrema”.

Explicó que “el desconocimiento en los medios de comunicación ha dañado mucho a nuestro deporte y ha roto carreras”. Pidió a los medios defenderse de la manipulación de muchas personas que no se ubican en la realidad internacional.

La Jornada