Son aproximadamente las 9:00 de la noche, y por las calles
de Uruguay notamos la presencia de tres personas que calladamente
buscan un número, dado el gran orden que guarda la numeración
de la Ciudad, del número 15 brincan al 937 Ote. para
enseguida encontrarse el 21, a continuación el 12, y
más tarde el 1519 Pte., todo ello en sucesión,
tras de perder largo tiempo en interrogaciones, localizan el
dificio deseado y llegan a un 4º piso, sitio donde tienen
su guarida los montañistas del Club "Leones para
la Bajada", y tras unos fuertes golpes en la puerta, y
después de que los ocupantes del local se aseguran de
que no es ningún cobrador el que toca, los tres personajes
se introducen al local del Club.
Como ustedes son unos Sherlock Colmes en cuestión de
deducciones, ya habrán adivinado que estos tres personajes
no pueden ser otros sino el ya famoso Pantaleón Quintanilla,
acompañado de sus "ayudantes", Petronila García,
y el inefable "mantequilla".
El local del club "Leones para la Bajada" no se diferencia
mucho del de otros clubes, varias bancas de escuela diseminadas,
una mesa que se suponía era para jugar damas, y que ahora
se emplea en el más productivo juego de póker,
seis o siete fotografías colgadas en la pared, en el
otro cuarto unos cuantos muchachos jugando ping-pong y mucho,
pero mucho ruido, tal y como compete a un sitio donde se reúnen
más de dos excursionistas "pachangueros".
Pantaleón pregunta por el presidente del club, una vez
que éste se adelanta, procede a autopresentarse, y a
continuación presenta a sus adláteres, , que respetuosamente
han quedado un poco atrás.
¿Bien compañeros en qué podemos
servirles? Interroga solícito el Presidente del Leones para la Bajada.
Pues verá usted, replica Pantaleón en la excursión que el domingo pasado efectuamos al Cerro de la Estrella, encontramos este pergamino que dice ser canjeable por un banderín, y veníamos a recogerlo...
¡Ah, sí!, el pergamino es bueno, bonita excursión
esa del Cerro de la Estrella, un poco pesada, es cierto, pero
vale la pena hacerla, por el hermoso paisaje de que se disfruta,
nosotros la hicimos desde Ixtapalapa, con gran éxito...
este a propósito. ¿No quieren tomarse una limonada?
No, gracias acabamos de cenar...
No, de ninguna manera nos van a hacer el desaire, las limonadas
valen a $0.30, y las Pepsi-Colas a $0.40, de cual les servimos...
Bueno, tres limonadas, por favor contestó ya un poco
amoscado el héroe de esta aproximación a novela.
Con que sí, les decíamos, del banderín,
nos agradaría saber que tipo de banderín desearían,
el común y corriente que mide dos metros de largo o el
tipo convertible...
¿Convertible?, nunca había yo oído mencionar
los banderines convertibles.
¡Ah! Es que esta es una innovación de nosotros,
durante el día ustedes lo pueden usar, en excursión
como banderín, si va a Tequesquitengo o a Zempoala, gracias
a su gran tamaño se puede convertir, en vela, para impulsar
una lancha o balsa, y, por si fuera pocom en la noche también
se convierte en un magnífico "sleeping-bag",
para tres personas, como ven, vale la pena pagar el pequeño
precio que resulta de diferencia...
¿Dijo usted pagar? inquiere rápidamente el
"mantequilla", que hasta aquel momento se había
dedicado a cerrarle el ojo a una linda chamaca que empezaba
a darle "jalón".
Sí, una pequeña cantidad, por adquirir este
banderín de lujo, ahora si ustedes desean el banderín
ordinario, no nos abonarán ninguna diferencia...
En esto la conversación se vió interrumpida por
la llegada de un nuevo grupo de excursionistas, que haciendo
el mayor escándalo posible, se apresuraron a saludar
a sus conocidos, el presidente de el Club Leones hizo las presentaciones
de rigor: Los señores Quintanilla, García y "mantequilla",
del Club Hormigas Arrieras, el Señor Telésforo
Gutapercha, famoso en el medio por su profesión de "especialista
en faldas".
¿Qué es usted muy hábil para conquistar
muchachas?
No, de ninguna manera, el apodo me viene porque siempre me
desinflo en la subida, y me quedo en las faldas de la montaña,
conozco las faldas de todas las montañas principales
y algunas de menor categoría.
¡Ah vaya!
Permítanme presentarles al incólume autor de
esta bella frase que debería ser el lema de los montañistas
de categoría, me refiero a la de "Si desde aquí
abajo se ve tan bonito, ¿para qué subir?"
Antes de que se me olvide, tengo otra frase que sustituirá
con éxito a la anterior, quieren ustedes conocerla?
¡Como no! intervino Gutapercha, estamos ansiosos por conocer el último resultado de sus elucubraciones (de
esta palabra del tipo dominguero) mentales.
Pues pongan atención: "Si la montaña no
viene hacia ti, demuestra que tú también tienes
orgullo, no yendo hacia la montaña".
Magnífico, colosal, estupendo, es usted un genio, merecería
que su estatua adornara la rotonda de los hombres ilustres,
terció el presidente del Club Leones, quien le hacía
algo al lambiscón, pero me permitirán que les
presente al profesor Abundio Pocosesos, quien probablemente
ya terminó de recopilar sus frases oportunas.
No, todavía no, repuso el aludido, pero ya tengo más,
¿quieren que les dé algunas?
Encantados, empiece por las del guía.
Muy bien ahí van, "Están en la cumbre por
una cortesía del Club Alpestres, desgraciadamente , la
neblina impide ver el hermoso panorama, sin embargo, y gracias
a la previsión del Club Alpestres, pueden pasar a las
oficinas del Club, donde tenemos un extenso surtido de fotografías
tomadas en este mismo sitio, con objeto que conozcan de lo que
se han perdido", "No, no me perdí, simplemente
di un pequeño (?) rodeo, para no cansar al grupo",
"deténgase (esto se dice con voz jadeante), para
que puedan contemplar el bello paisaje que se extiende a sus
pies", "muchachos (en lo alto de una roca se pronuncian
estas palabras), ya me acordé que es lo que se me había
olvidado: el cable para bajar a rappel, no se preocupen, si
al bajar a rappel se rompió el cable, ya me prometieron
que me devuelven el importe".
Ahora van las de novatos: "No me caí, sino que
vi un gusano amigo mío y me bajé a saludarlo",
"no me permiten (con voz jadeante) tomar una foto del grupo",
"¿Es cierto que las aceitunas son tunas en aceite?",
"¿No han visto un pastel que traía yo en
mi mochila?", "¿Me habían dicho que
esta excursión era muy fácil", "¿No
conocen un buen remedio para las ampollas?"
Y siguen, las de la Sección "Famosas últimas
palabras": "Siento comunicarles que ya me perdí...",
"pero eso de que yo iba a traer la comida para todos era
pura guasa", "de aquí no me muevo, aunque me
congele", "los buenos alpinistas no necesitamos rapelear
ni guantes...", "no ofrece ningún peligro bajar
por la Cañada del Ventorrillo", "yo puedo subir
al Popo hasta borracho, y se los voy a demostrar", "Si
destruyen el albergue de Chalchoapan me suicido", "no,
yo conozco muy bien los hongos", "no se necesitan
grandes conocimientos para escalar "El Colmillo"..."
Y aquí fué donde Pantaleón, ya sin ganas
de hacer el cambio por el Banderín, optó por retirarse
sigilosamente, acompañado de su par de inseparables,
prometiéndoles nosotros que en el próximo número
proseguirán sus aventuras.
Y ahora, antes de despedirnos una noticia: van a filmar una
película sobre tema alpino, como una exclusiva para nuestros
lectores, me permito adelantarles el argumento de la película:
Primer rollo: Dos alpinistas suben al Popo, a pesar del fuerte
aire que les pega de frente.
Segundo rollo, Aunque el aire les sigue pegando de frente,
prosiguen su ascenso, incansables.
Tercer rollo, El viento sigue soplando de frente, furiosísimo.
Cuarto rollo, Para evitar que el viento le vuele la cachucha, el alpinista que va al frente, se la pone al revés, esto sÃ, con la visera para atrás.
Quinto rollo, Sigue soplando el aire, de frente, con una intensidad creciente.
Sexto rollo: Para cubrirse mejor el aire, el alpinista que
va adelante le pide a su compañero le abotone su chamarra
por detrás, ya que en esta forma no se le filtra el aire,
que sigue soplando de frente.
Séptimo rollo: El alpinista que va al frente se resbala
y en su caída arrastra a su compañero, yendo a
estrellarse contra el cantil.
Octavo rollo: Llegan los ambulantes y camilleros al sitio donde
cayeron los alpinistas:
Noveno rollo: (La cámara enfoca el Informe rendido por
los ambulantes): "Cuando llegamos uno de los alpinistas
estaba muerto, el otro murió cuando quisimos enderezarle
la cabeza..."
FIN
Y hasta la otra
© Alpinismo, revista mensual. Tomo 2, número
15, diciembre 16 de 1950. Páginas 23-25.