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Montañismo y Exploración
En busca de beneficios para el montañista

Las federaciones de montañismo en América Latina tienen pocos miembros, pero la razón es que no ofrecen beneficios a la mayoría de sus miembros, salvo el uso de su nombre. Las federaciones deberían poner más énfasis en ganar beneficios para sus miembros en lugar de conformarse con el cómodo nicho en que están.







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Ya no podemos ser el pueblo de hojas, que vive en el aire, con la copa cargada de flor, restallando o zumbando, según la acaricie el capricho de la luz, o la tundan y talen las tempestades

José Martí

Hace poco más de un año, el British Mountaineering Council descubrió que la mayoría de sus socios no practicaban escalada o alpinismo y se dio a la tarea de buscarles beneficios. Este año, el American Alpine Club recibió un Golden Piton por su labor en la organización de la comunidad de montaña, una labor muy amplia que tiene publicaciones gratuitas, trabajos en campo para mejorar algunas zonas, premios en efectivo para aquellos que vayan a realizar una buena escalada y seguros de vida.

Sin duda, hay un gran trabajo detrás de todo esto y todo tiene una misma dirección: busca beneficios para sus miembros. Pero veo por debajo del río Bravo y sólo puedo recordar a José Martí:

“Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea, y con tal que él quede de alcalde, o le mortifique al rival que le quitó la novia, o le crezcan en la alcancía los ahorros, ya da por bueno el orden universal…”

Hasta ahora, los beneficios hacia los montañistas han sido saber que los que son más capaces que él han ido a una competencia internacional y quedan en determinado lugar, o algunos han tomado cursos gratuitos o muy baratos para apoyar a esa élite. Un grupo con un porcentaje muy bajo dentro del montañismo de cada país.

Hasta ahora, los servicios de rescate son voluntarios y quienes acuden a un llamado lo hacen porque son parte de un grupo de rescate, o son montañistas capaces que están cerca del accidentado o son amigos de la víctima.

Hasta ahora, ningún montañista puede tener un seguro de gastos médicos por practicar un deporte de “alto riesgo”, idea que tienen las empresas de seguros muy metida en la cabeza gracias a la publicidad de los deportes de “adrenalina”. Y eso incluye a guías e instructores de montaña.

Hasta ahora, no hay un plan nacional de educación hacia el medio ambiente y no se promueven a nivel general los principios de No Deje Rastro. Las campañas de limpieza siguen siendo ir a la montaña a bajar la basura que otros han dejado ahí.

Hasta ahora, ser juez y parte no está prohibido para aquellos que quieren ser guías o instructores de montaña. Con tomar un curso sencillo, leer, saber hablar y ser entusiasta, es suficiente, sin pensar en las consecuencias de un accidente y cómo resolverlo.

Hasta ahora, no hay caminos señalizados para evitar que la gente se extravíe y el gran pretexto para ello es que servirían como referencia a los asaltantes que van a la montaña a quitar pertenencias y confianza a quienes encuentre.

Hasta ahora, la gente que va a escalar montañas y paredes en el extranjero tienen que pagar sus gastos y recibir, a su regreso, las oscuras críticas de los demás, lo que ha causado que la gente prefiera no decir adónde va y qué ha hecho.

Hasta ahora, los montañistas latinoamericanos siguen haciendo más de lo mismo: subir el Aconcagua o el Everest; los más capaces, los catorce ochomiles, los de más dinero, las Siete Cumbres. Pocos son los que buscan algo nuevo.

Hasta ahora… hasta ahora no ha habido un plan general para apoyar realmente al montañismo pero se sigue viendo con envidia el progreso del American Alpine Journal o del British Mountaineering Council o de las escuelas de montaña de Francia, Italia, España o cualquiera otra.

Hasta ahora, las pequeñas ideas que pueden hacer una diferencia han partido de personas o grupos pequeños, pero por eso mismo no son oídos.

Las federaciones y asociaciones quieren más miembros porque así son más fuertes pero no ofrecen nada a cambio, salvo su nombre. Quienes ya conocen el mundo del montañismo y sus engranes, prefieren permanecer apartados, pero son una minoría.

Los directivos de las federaciones deberían ser las personas mejor informadas para poder tomar decisiones correctas, deberían ser capaces de delegar responsabilidades para no cargarse de trabajo, deberían tener en cuenta que si el presupuesto que tienen no les alcanza, deben buscar más, porque las necesidades del montañismo están ahí y siguen creciendo, debe ser capaz de reconocer que los montañistas no aparecerán en la prensa sosteniendo medallas de campeonatos internacionales, pero que es a ellos a quienes representa y que olvidarlos es faltar a su deber.

Esto no sucederá en un tiempo corto o simplemente no sucederá hasta que llegue alguien capaz de reaccionar y buscar beneficios para los montañistas. ¿Es una labor difícil? No lo dudo, pero si están ahí deberían saber que es una labor de tiempo completo.

Hay que remarcar que se deberían buscar beneficios para el montañista, no para “el montañismo”, un argumento que se suele usar pero que es muy vago. ¿Hay alguien que piense diferente?



 



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