Contaminación es una palabra con la que todos vivimos, pero no todos podemos aceptar que continúe. Un grupo de amantes de actividades al aire libre decidieron rescatar el río de su ciudad y "darle la cara" al problema, en vez de evitarlo.
Desde hace siglos, el hombre tiende a deshacerse de sus propios desechos por el medio más fácil y éste ha sido, con mucho, los ríos. Por supuesto, si uno vive en un sitio y arroja sus desperdicios al río, no le tocarán, sí a los vecinos de río abajo que reciban esa agua. En México, en América, en Europa, en todo el mundo, es lo mismo: los ríos están contaminados, es decir: el agua no se puede beber.
¿Qué tal hacer frente al problema? En la ciudad de Puebla, México, un grupo de entusiastas de los deportes al aire libre se preguntaron si se podría navegar el río que cruza su ciudad: el Río Atoyac. Hace unas pocas décadas aún se podía pensar en navegar y ver en sus aguas pescados de regular tamaño. “Por supuesto que no”, fue la respuesta inmediata, pero algunos lo pensaron con más calma y decidieron no quedarse con las manos cruzadas. El resultado: el próximo domingo 17 de octubre navegarán diez kilómetros dentro de su ciudad.
A lo largo del Atoyac se han levantado bardas para ocultar la fealdad que caracteriza al río contaminado y con esto “se le da la espalda”. ¿Por qué no mejor darle la cara al río para conocerlo y, si no nos gusta, cambiarlo y hacer de él algo mejor? Ese es el propósito de “Dale la cara al río Atoyac”, que la gente se dé cuenta que algo que les pertenece puede ser rescatado si se le da la cara.
Lo que comenzó por ser una idea está fraguándose en algo mucho más serio: el próximo domingo 17 de octubre, 15 personas navegarán el río Atoyac, en Puebla. Recorrido: unos diez kilómetros que se harán en algo así como tres horas. Nada espectacular. Lo importante es que quieren llamar la atención hacia lo importante que es su río y hacer algo por ello.
El grupo tiene diferentes apoyos de empresas: la planta Volkswagen de México, el Hospital Puebla, Televisi´pon Azteca (que estará haciendo un “reality show”), Africam Safari, Rocódromo Fusión, Truchas El Arcoiris, Puebla Verde, Actívate X Puebla, restaurantes, medios de difusión… y también la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
Los navegantes son: Carlos Tapia Camino, José Adrian Gabriel Camacho, Arturo Migoya, Rodrigo Concha, Carlos Anaya, Mariana Pérez, Raymundo Alonso Proost, Francisco Rodríguez, Juan Pablo Anaya, Francisco Anaya, Enrique Rodríguez, Ángeles Navarro, Sergio Sánchez, Blanca Estela Leyva, Lorena MAstretta, José Juan Solana Lozano y Carlos Rangel Plasencia, además de Antonio Reynoso y cuatro guías más de Aventurec.
El domingo 17 habrá una rueda de prensa con el equipo a las 11:00 horas y a las 12:00 comenzará la navegación en el Puente de México para terminar cerca del Periférico Ecológico. Los puentes por los que pasará el convoy de embarcaciones (balsas y kayaks) son
Prolongación Reforma (Puente de México)
Recta a Cholula
25 Poniente
Boulevard Atlixco
Vía Atlixcayotl
Boulevard del Niño Poblano (Agua Azul)
Frontera y/o Guadalupe Victoria
Cúmulo de Virgo
Municipio Libre y/o Las Torres
Periférico Ecológico
El grupo invita a todos a ser parte de este movimiento, a que no se crucen de brazos y que también le den la cara al río. ¿Cómo? Siguiendo a la caravana, esperándolos en los puentes mencionados a estar presentes, de cerca o de lejos. Se sugiere ropa de color blanco, cartelones y mantas.
Es posible que muchos consideren esto algo que no tendrá consecuencias positivas, o que simplemente no les importe. Pero el grupo está planteándose revivir un río y que pese al costo de su limpieza, lo urgente es rescatarlo. ¿Qué otra cosa pueden hacer los emprendedores? Cruzarse de brazos y ser indiferentes, definitivamente no.
El río Atoyac nace de la parte norte de la Sierra Nevada, en el Centro de México, de los cerros Telapón, Tláloc (donde los aztecas tenían una figura en roca que ahora se exhibe en la entrada del Museo de Antropología en la Ciudad de México) y Téyotl y se dirige hacia el valle de Puebla-Tlaxcala para luego dirigirse hacia el Pacífico, donde desemboca.
