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Montañismo y Exploración
Entre mal tiempo y aludes, el Chimborazo
5 febrero 2009

La falta de visibilidad hizo que nos perdiéramos varias veces pero seguimos escalando por donde creímos hasta alcanzar la cumbre. Al final de la jornada teníamos el orgullo alto por haber sido los únicos en escalar en esas condiciones. No obstante, el objetivo real esperaba: el Chimborazo.







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Después de cinco aterradoras horas en el vehículo que contratamos en Quito, llegamos al Refugio de los Hermanos Carrel ubicado a 4,800 metros. En las faldas del Chimborazo. Habíamos llegado a Ecuador con la idea de escalar esta montaña por la vía directa, que tenía varios años  sin ninguna repetición.

El Chimborazo.
Fotografías de Fabiola Pineda, Juan Martínez y Juan Carlos Piña.
Haz click en las imágenes para agrandarlas.

Dos días antes estuvimos en el Cotopaxi y el mal clima que azotaba las montañas hizo que los escaladores y guías locales decidieran no continuar, Así que en el Cotopaxi abrimos huella. La falta de visibilidad hizo que nos perdiéramos varias veces pero seguimos escalando por donde creímos hasta alcanzar la cumbre. Al final de la jornada teníamos el orgullo alto por haber sido los únicos en escalar en esas condiciones.

No obstante, el objetivo real esperaba: el Chimborazo representaba la idea original de este viaje que duraría una semana. El Chimborazo tiene una característica que la hace única: con sus 6,310 metros es la montaña más lejana del centro de la Tierra.

El plan era subir lo más ligero posible desde el refugio así que partimos a la una de la mañana sólo con lo indispensable, pero con una cuerda en la mochila por precaución. Juan Martínez y Juan Carlos Piña escalarían juntos  y llevarían una cuerda. Fabiola Pineda y yo llevaríamos otra, así como algunos tornillos para hielo y una estaca que formarían el equipo colectivo.

Comenzamos a caminar y pronto llegamos al refugio Whymper (5,000 metros). Continuamos en línea recta hacia el glaciar pero no veíamos mucho debido al tiempo cerrado y la nevada. Por un segundo dudamos, pero conforme avanzábamos el tiempo mejoraba y al final pudimos ver la rampa de nieve en la que estábamos metidos.

Escalamos algunos tramos mixtos  y en línea recta, la verticalidad aumentó y continuamos sin encordarnos; realizamos un par de destrepes para comunicar algunos canalones de nieve y evitar un mixto bastante expuesto hasta que llegamos a una zona de nieve azúcar donde los piolets y  crampones no servían de nada.

Resbalábamos continuamente en esa superficie y pronto comenzaron a caer placas completas de nieve. Intentamos una travesía hacia terreno más seguro pero sin éxito; atravesamos una zona mixta y llegamos a la parte final de una arista, donde encontramos a algunos escaladores con guías que ya iban de regreso. Creían que el acceso a la cumbre podía venirse abajo en una avalancha debido a las nevadas anteriores. Hicimos caso omiso y avanzamos abriendo huella durante dos horas más.

El tiempo había mejorado y el sol hizo que el frío disminuyera —al menos así lo sentimos— y fue más fácil turnarse en abrir huella, una labor desgastante. Finalmente llegamos a la cumbre, tomamos fotos y bajamos por la vía normal.

En conclusión, no terminamos la vía directa debido a las fuertes nevadas que habían caído en días anteriores. Sin embargo quedamos muy contentos por haber sido los únicos —una vez más— en llegar a la cumbre del Chimborazo.

Más motivados por esto, fuimos por la pared Norte del Illiniza norte. El resultado fue una bonita escalada entre rocas y hielo hasta los 5,110 metros que tiene su cumbre, con el peor tiempo que pudiéramos imaginar.

Agradecemos el apoyo a Oakley y al Centro qi para la realización de este viaje.

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