El buen tiempo generó temperaturas inusualmente altas, y antes de llegar al Corredor de la Conquista debieron hallar un lugar donde protegerse de la caída hielo, y pararon a vivaquear a alrededor de las cinco de la tarde bajo un saliente de roca. La mañana siguiente, 23 de enero, les dio una agradable sorpresa al ver que el hongo de hielo que había detenido el anterior intento de Garibotti y Johnstone dos meses antes había desaparecido.
Haley y Garibotti encontraron la parte superior de El Arca de los Vientos en condiciones peores que las que Garibotti había tenido en 2005, y debieron limpiar mucho hielo de las grietas. Garibotti se vio obligado a poner un bolt en un péndulo clave para evitar otro hongo de hielo. Cansados de los dos días previos y de las demoras por las malas condiciones, llegaron al tope de la pared norte del Cerro Torre a las cinco de la tarde, y de ahí unieron los largos finales de la ruta Ferrari en la cara oeste.
Escalaron dos largos dentro de túneles naturales de hielo para alcanzar la base del último largo, famoso por haber hecho volverse atrás a muchos escaladores. Haley y Garibotti, quienes ya habían punteado este largo final, lo hallaron aun más difícil que antes. Este último largo lo escalaron cavando arduamente trincheras verticales en el hielo y como ninguna otra cordada lo había aún intentado en esta temporada, los 50 metros sin protección por el hielo fueron intimidantes. Haley intentó el largo al atardecer, cavando diez metros de canal vertical en una hora, antes de que terminara el día. Bajo una luna llena vivaquearon a un largo de la cumbre del Cerro Torre.
“Descansados” tras una larga noche tiritando, Haley atacó el largo nuevamente, cavando un túnel desde el tope de su canal vertical. Le tomó tres horas hacer un túnel de veinte metros dentro del hongo de hielo, para salir a otro túnel formado naturalmente. Al mediodía del 24 de enero alcanzaron la cima del Cerro Torre, completando el primer ascenso de la fantástica Travesía del Torre. Después de un breve descanso, descendieron por la Ruta del Compresor, en el filo sudeste, para llegar al glaciar al anochecer.
Para una mayor eficiencia, Haley y Garibotti dividieron las guiadas en la ruta según sus diferentes habilidades: Haley llevó la punta en los largos de hielo y Garibotti los de roca y de roca escarchada. El segundo jumareaba con un mochila pesada y el primero escalaba con otra ligera que a veces izaba, según el terreno. Debido a las malas condiciones escalaron más lento de lo previsto, y coronaron el Cerro Torre ya sin comida. Con buenas condiciones meteorológicas y con el largo final de la Ferrari previamente excavado, sienten que la travesía podría hacerse significativamente más rápido.
Aunque el éxito en la travesía del Torre ha sido elusivo por las dificultades con la estrategia y el tiempo, Garibotti opina que involucra poca escalada extrema, con dificultades nunca por encima del 5.11 y A1. Aparte del último largo de la vía Ferrari, no hay realmente otros largos verdaderamente comprometidos. Garibotti cree que el futuro de la escalada en Patagonia está, no tanto en los encadenamientos o travesías, sino en repetir en estilo alpino las enormes rutas abiertas en los años ‘80, tales como la cara sur del Cerro Torre de Silvo Karo y Janez Jeglic, o su Directísma del Diablo en la cara este.
Sintiéndose en parte responsable por la postergación de una carrera académica, Garibotti sintió alivio cuando al volver a su vivac en el valle del Torre Haley exclamó: “La Travesía del Torre es mucho mejor que la tarea de mineralogía”.
Un gran agradecimiento especial va a “il Maestro”, Ermanno Salvaterra, por la idea, por la inspiración y por llevar veinte años mostrándonos el camino...
