Debajo del cielo está el infiernoDebajo del infierno está... la cueva

Desde los primeros hombres que se adentraron en las cavernas para vivir en ellas o para realizar grandes obras que aún hoy llaman la atención hasta los espeleólogos modernos (pasando, por supuesto por Julio Verne), el mundo subterráneo siempre ha atraído la imaginación del hombre.

El caso de la película “La cueva” no podría catalogarse como una invitación al mundo subterráneo, sino más bien como la perpetuación del miedo ancestral del hombre a la oscuridad.

Independientemente de la trama (habrá gente a la que le guste o no este tipo de película repetida una y otra vez en diferentes escenarios) y que en lo personal me parece bastante mala, lo que corresponde es señalar los aspectos técnicos que aparecen en esta película.

Durante la escalada dentro de la caverna. Nótese la falta de casco, el sistema de iluminación y las protecciones para los codos de la actriz pero también su diminuto atuendo

Un grupo de aventureros que buscan desentrañar un misterio descienden a una caverna y se espera que utilicen la técnica de espeleología, pero en realidad hacen piruetas de circo: el rapel se monta en un lugar muy cómodo desde el que pueden brincar como niños y bajar a una velocidad impresionante para, al final, detenerse con tan certera precisión que quedan justo en donde debían. Lo llamativo es que quien bajó sigue en la cuerda un rato mientras se detiene el “rebote” de su bajada, lo que indica que usaron cuerdas dinámicas para descender. Esto, sin mencionar la fuerza que debieron usar para frenar y que parece ser natural en ellos.

El sistema de iluminación usado no es el adecuado para la práctica de la espeleología

El sistema de iluminación es una linterna en la muñeca, en lugar de lámparas frontales de carburo o eléctricas de buena calidad. En un momento, los protagonistas se dejan deslizar por toboganes con bastante agua hacia un lugar que desconocen, lo que los hace más intrépidos a los ojos de los espectadores, pero no deja de ser insensato lanzarse sin control hacia un lugar donde no se sabe qué va a haber.

También hay una escalada dentro de la cueva. Una chica comienza a trepar (sí, también con la linterna en la mano) y al final, huyendo del monstruo que la persigue, cae y hace un péndulo para alejarse y alcanzar una columna donde quedar. Pero antes, corta su cuerda durante el mismo péndulo. El resultado es que cae en la columna justo donde hay un buen agarre para sus pies pero el agarre de las manos es impresionante: la única que se ve tiene sólo dos dedos metidos en un agujero. Maravillas de Hollywood que hacen de cualquier actor un atleta consumado.

Un detalle: el lanzar bengalas que continúan encendidas dentro del agua dentro de las pozas y cenotes de Rumania y México (Yucatán), parece alarmante porque no es de esperar que los productores que no cuidaron de los detalles técnicos finos de una película hayan cuidado de sacar su basura de pozas de varios metros de profundidad.

En general, la película presenta una imagen de las técnicas de la espeleología, la escalada, la alta montaña (en algún momento alguien tiene un piolet en la mano) y el espeleobuceo  bastante deteriorado con el afán de seguir un guión, además de violar constantemente las reglas de seguridad.

Datos técnicos
Director: Bruce Hunt
Guión: Michael Steinberg y Tegan West
Estrebi: 25 de noviembre del 2005
Género: Acción, aventura, terror, ciencia ficción
Duración: 97 minutos