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Montañismo y Exploración
Ascenso al Makalu
3 agosto 2004

Badía Bonilla y Mauricio López ascendieron el Makalu (8463 metros) el 20 de mayo en una expedición. Para ellos representa su cuarta montaña como matrimonio pero para ambos fue la ascensión más dura de su vida. En conferencia de prensa, Badía Bonilla y Mauricio López, matrimonio que realizan el proyecto Una pareja en ascenso, dieron a conocer los detalles de su última ascensión en el Himalaya: el Makalu, de 8,463 metros, el quinto de los catorce ochomiles.







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Fue escalada por primera vez en 1955 por Jean Couzy y Lionel Terray y, posteriormente, por el resto de los integrantes de la expedición francesa dirigida por Jean Franco. Ahora, casi a 50 años de esa primera escalada, Badía Bonilla y Mauricio López, realizaron el ascenso el 20 de mayo, a las 12:40 hora de Nepal.


En una expedición ligera y autónoma compuesta por los españoles Rosa Fernández y Ignacio Orviz, además de los serpas, a quienes reconocieron como “nuestros amigos”, Badía y Mauricio instalaron los campamentos de altura por la ruta normal, pero el mal tiempo les obligó a regresar de un primer intento a la cima.


En el segundo intento tuvieron que mal dormir en el campamento 2 (7,300 metros), pues el viento había roto las tiendas, mismas que pensaban llevarse para instalar el campamento 3 y de ahí atacar la cima. Sin embargo, tuvieron que dejar los restos y salir a la cumbre. La poca visibilidad y la dificultad de la ruta hizo que se plantearan seriamente dejar el ascenso durante un rato en que deliberaron, pero finalmente siguieron y encontraron cuerdas fijas en algunos tramos.


La ruta, que transcurre en terreno de roca con hielo, se volvió complicada con los fuertes vientos pero llegaron a la cima, marcada por un tanque de oxígeno que dejara un integrante de una expedición rusa que subía por otra ruta. Pero no llegaron a la cúspide por tres o cuatro metros para no exponerse a los fuertes vientos ya que la cumbre es muy reducida. Habían subido un desnivel de casi mil cien metros en 17 horas.


Hasta ahí, se había tratado de una expedición como las anteriores, con sus problemas pero con la cumbre ya en el bolsillo. Ignacio Orviz apenas subía porque lo estaba haciendo sin oxígeno. Badía y Mauricio decidieron esperarlo y se les echó la noche encima. “En un momento, perdimos el rumbo, pero los conocimientos de ingeniero geólogo de Mauricio nos llevaron a la ruta de nuevo.”


Aún así, no habían llegado todavía al campamento 2 cuando decidieron vivaquear. Porque llevaban casi 30 horas caminando en la montaña. “En esos momentos los dos dijimos que nunca volveríamos al Himalaya”. Se les había acabado el oxígeno y no tenían agua para beber ni nada con qué calentarse. Poco antes habían extraviado a Ignacio y decidieron ver por ellos mismos pero cuando se detuvieron, la luz de sus linternas frontales orientó a Ignacio. “Fue una gran alegría ver que seguía vivo”.


Con temperaturas de 31 grados Centígrados bajo cero, la pareja tuvo que pasar la noche sin permitirse dormir. “Yo estaba tan cansada que dormitaba, pero entonces escuchaba a Mauricio que me decía que no debía dormirme. Era la «muerte blanca» en que te quedas dormido para siempre.”


A las 4 de la mañana, Se levantaron y continuaron al campamento. Se habían quedado a 200 metros de él.


La bajada de la montaña fue tan veloz como pudieron. Mauricio había sufrido congelaciones en el pie derecho, lo mismo que un sherpa. “Quisimos que lo llevaran en helicóptero pero los guerrilleros maoístas no permitieron el descenso del helicóptero porque no apreciaban el daño y nos decían que había mucha gente que bajaba peor.”


Las lesiones del pie de Mauricio fueron tratadas en la Ciudad de México y ahora está en plena convalecencia donde “pasará seis meses sin usar zapatos”.


El Makalu fue ascendido por Carlos Carsolio el 12 de octubre de 1988 en solitario y hasta el 20 de mayo de este año era el único mexicano en llegar a la cima. El Makalu está considerado como una de las montañas más peligrosa del Himalaya, después del Annapurna y el K2. Para Badía y Mauricio se trata de su cuarto ochomil (Cho Oyu, 2000; Shisha Pangma, 2002 y Lothse, 2003)y para Badía el quinto, pues subió en 2002 al Everest.


Hicieron especial énfasis en que en una entrevista concedida por Badía a su regreso a Nepal, mientras que Mauricio estaba sin poder moverse en una cama, había informado a una Sitio Web que se habían quedado varios metros por debajo de la cima, pero que las fotos que mostraban que se habían quedado apenas a tres o cuatro metros, pero por protegerse del viento.


Ambos reconocieron ante los medios que su objetivo no es entrar a la carrera de los catorce ochomiles, aunque tienen pensado ir a los Gasherbrum, Everest por la vertiente sur y el Broad Peak, pero que también tienen deseos de ser padres y que “no se trata de que si yo no puedo el otro se va solo. Una pareja en ascenso es de dos, no de uno.”



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