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Montañismo y Exploración
Peligros objetivos y subjetivos
1 abril 2002

El montañismo es deporte que implica riesgo y peligro. Pero no todos los peligros son realmente peligros. Unos son causados por el mismo hombre mientras otros son propios de la montaña.







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El montañismo, como deporte, es inevitablemente mencionado como una actividad de alto riesgo, esto sin tener en cuenta que para practicarlo se necesita cierto grado de preparación previa tanto en lo físico como en lo técnico y lo psicológico. Pero hay muchísimas más personas en la montaña que realizan alguna actividad de riesgo sin los conocimientos previos necesarios y que se exponen a ese mismo riesgo con mayor.

El riesgo que para una persona preparada implica una posibilidad de algún incidente, para el no preparado se convierte en peligro que probablemente terminaría en un accidente serio. La diferencia está precisamente en la actitud. La naturaleza, el medio, las montañas, las cavernas, tienen características definidas que no pueden ser cambiadas por la presencia del hombre. Lo que sí puede ser cambiado es el mismo hombre en la misma situación. A estos dos aspectos se les conoce comúnmente como peligros objetivos y peligros subjetivos.

  PELIGROS OBJETIVOS Los peligros objetivos son procesos y condiciones naturales que existen independientemente de la presencia del ser humano. Se conocen como peligros objetivos aquellos que vienen dados por las características del medio, los terrenos inestables o expuestos, los desprendimientos y caídas de piedras y los agentes atmosféricos, terremotos.

El entorno natural de la montaña es cambiante y tiene fuerzas más poderosas de las que el hombre puede imaginar al ver las montañas "inanimadas". Nada podemos hacer para evitar que sucedan, pero debemos aprender a reconocer los lugares y momentos potencialmente peligrosos para tratar de no estar allí cuando éstos se den. Algunos de estos peligros son: temporales de nieve, temperaturas extremas, oscuridad, viento, lluvia, niebla, caída de rocas, altitud, grietas, precipicios, cornisas inestables, animales y plantas peligrosos, ríos etc.

Por esto es tan importante reconocer el medio previamente antes de entrar en él para evitar los peligros reales que allí existen. Sin embargo, existen peligros objetivos que son impredecibles y para los cuales nadie puede estar preparado. Por ejemplo un terremoto, que puede provocar caída de árboles, aludes, etc.

Para evitarlos es esencial el conocimiento. Si es temporada de lluvias, sería impensable ir a la montaña sin equipo para protegerse. De esta manera, los peligros objetivos representan sólo el 20% en los reportes de accidentes en montaña. Con el conocimiento se evita estar en el lugar inadecuado en el momento inadecuado. Salir simplemente de campamento sin el conocimiento del medio al que se va a estar expuesto representa un riesgo inminente y esto es precisamente lo que conduce a hablar del otro peligro: el "subjetivo".

PELIGROS SUBJETIVOS
Los peligros subjetivos tienen su origen en las actuaciones personales y son los más comunes: falta de planificación, equipo inadecuado, desconocimiento de la zona, un cálculo incorrecto en los horarios a cubrir, no tomar en cuenta los cambios atmosféricos, la inexperiencia, y las limitaciones de las capacidades física y técnica, falta de sensatez. A esto habría que añadir un enorme desconocimiento de lo que es la montaña, combinado con un cierto romanticismo que lleva a hacer creer que todo irá bien, "tal como en la ciudad". El orgullo, el exceso de confianza, el miedo y otros factores que se originan dentro de uno mismo son también causa de accidentes, es decir: son un peligro, si no son bien conocidos. En pocas palabras, los peligros subjetivos son siempre errores cometidos por uno mismo y representan el 80% de los accidentes reportados.

CONOCER
Para evitar estos peligros es necesario el conocimiento de la técnica, de la montaña, de las limitaciones físicas propias y saber hasta dónde se es capaz de llegar y de un montón de aspectos que sería largo enumerar. Sin embargo, no basta con el mero conocimiento. Hace falta algo más: sentido común, ese ingrediente que es capaz de hacernos dar la vuelta para ir montaña abajo en el momento adecuado.

Los montañistas son responsables no sólo de su seguridad sino también de la de aquellos que estén involucrados, sea por que forman parte de su grupo o simplemente porque estén cerca de una situación de peligro.

Es común observar que las personas con poco conocimiento de técnica y falta de información del entorno al que van, provoquen accidentes como por ejemplo aludes y caídas de roca que ponen en riesgo todos los cercanos a esa zona.

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