Desde que la escalada comenzó a derivarse hacia la competencia se esperaba que algún día la escalada de competencia fuera un deporte de exhibición, previo a ser considerado un deporte dentro de las Olimpiadas. Han pasado muchos años desde entonces y la noticia al fin llegó: los directivos de la UIAA lograron que en la pasada Asamblea General de la Asociación General de Federaciones de Deportes Internacionales la UIAA fuera aceptada como miembro, lo que implica precisamente el participar en los Juegos Mundiales del 2005.

Esto coloca a la escalada como un deporte reconocido como tal: reglas, tiempos, preseas ganadas, campeones. Aunque la escalada deportiva es sólo una de las muchas modalidades de los deportes de montaña expresadas en el Código de Montaña emitido por la misma UIAA, es probable que el público en general identifique en el futuro a los escaladores y a los montañistas en general como aquellos que sólo se dedican a escalar de manera competitiva, sobre todo ahora que el gobierno de Pakistán ha bajado las tarifas de acceso a sus ochomiles durante el 2003 y 2004, año en que se celebrarán los 50 años de los ascensos al Nanga Parbat y al K4, respectivamente.

Esto quiere decir que si los montañistas queremos erradicar esa visión tendremos que trabajar mucho más en difundir la cultura de montaña. Y he dicho la cultura de montaña, no lo que los medios dicen que es el montañismo o lo que los resultados de una competencia establezcan como "el mejor". La cultura de montaña es mucho más amplia y contempla más el compañerismo que la competencia.

En este número cien de nuestro Boletín Informativo, incluimos la traducción de la Declaración del Tirol para la mejor práctica de los deportes de montaña. Esta Declaración es el resultado del análisis del Código de Montaña que emitiera la UIAA en el 2001. Es importante que la UIAA haya tomado esta declaración como oficial para que se difunda en la comunidad montañista.

Hay que recordar que la cultura de montaña está muy bien dirigida a los montañistas pero que también debe dirigirse a las grandes masas o pronto se verá distorsionada la concepción que tenemos de nuestro deporte o, más aún, de las montañas.

Si bien este Año Internacional de las Montañas está concluyendo, las labores que se iniciaron son apenas el inicio de lo mucho que hay que hacer y a pesar de darse por concluido oficialmente, los montañistas seguimos yendo a la montaña y los problemas no terminan con un decreto, sino con la acción de todos, sobre todo cuando en Europa de habla del Año Europeo de la Educación por medio del Deporte. ¿No estamos en Europa? Eso no importa: las montañas siguen ahí. ¿Qué podemos hacer para mejorar nuestro deporte?