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Montañismo y Exploración
EL EXCURSIONISMO EN BROMA
1 septiembre 2001

Capítulo VII. DE VISITA Son aproximadamente las 9:00 de la noche, y por las calles de Uruguay notamos la presencia de tres personas que calladamente buscan un número, dado el gran orden que guarda la numeración de la Ciudad, del …







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Capítulo VII. DE VISITA


Son aproximadamente las 9:00 de la noche, y por las calles
de Uruguay notamos la presencia de tres personas que calladamente
buscan un número, dado el gran orden que guarda la numeración
de la Ciudad, del número 15 brincan al 937 Ote. para
enseguida encontrarse el 21, a continuación el 12, y
más tarde el 1519 Pte., todo ello en sucesión,
tras de perder largo tiempo en interrogaciones, localizan el
dificio deseado y llegan a un 4º piso, sitio donde tienen
su guarida los montañistas del Club "Leones para
la Bajada", y tras unos fuertes golpes en la puerta, y
después de que los ocupantes del local se aseguran de
que no es ningún cobrador el que toca, los tres personajes
se introducen al local del Club.

Como ustedes son unos Sherlock Colmes en cuestión de
deducciones, ya habrán adivinado que estos tres personajes
no pueden ser otros sino el ya famoso Pantaleón Quintanilla,
acompañado de sus "ayudantes", Petronila García,
y el inefable "mantequilla".

El local del club "Leones para la Bajada" no se diferencia
mucho del de otros clubes, varias bancas de escuela diseminadas,
una mesa que se suponía era para jugar damas, y que ahora
se emplea en el más productivo juego de póker,
seis o siete fotografías colgadas en la pared, en el
otro cuarto unos cuantos muchachos jugando ping-pong y mucho,
pero mucho ruido, tal y como compete a un sitio donde se reúnen
más de dos excursionistas "pachangueros".

Pantaleón pregunta por el presidente del club, una vez
que éste se adelanta, procede a autopresentarse, y a
continuación presenta a sus adláteres, , que respetuosamente
han quedado un poco atrás.

—¿Bien compañeros en qué podemos
servirles? Interroga solícito el Presidente del Leones para la Bajada.

—Pues verá usted, —replica Pantaleón— en la excursión que el domingo pasado efectuamos al Cerro de la Estrella, encontramos este pergamino que dice ser canjeable por un banderín, y veníamos a recogerlo...

—¡Ah, sí!, el pergamino es bueno, bonita excursión
esa del Cerro de la Estrella, un poco pesada, es cierto, pero
vale la pena hacerla, por el hermoso paisaje de que se disfruta,
nosotros la hicimos desde Ixtapalapa, con gran éxito...
este a propósito. ¿No quieren tomarse una limonada?

—No, gracias acabamos de cenar...

—No, de ninguna manera nos van a hacer el desaire, las limonadas
valen a $0.30, y las Pepsi-Colas a $0.40, de cual les servimos...

—Bueno, tres limonadas, por favor —contestó ya un poco
amoscado el héroe de esta aproximación a novela.

—Con que sí, les decíamos, del banderín,
nos agradaría saber que tipo de banderín desearían,
el común y corriente que mide dos metros de largo o el
tipo convertible...

—¿Convertible?, nunca había yo oído mencionar
los banderines convertibles.

—¡Ah! Es que esta es una innovación de nosotros,
durante el día ustedes lo pueden usar, en excursión
como banderín, si va a Tequesquitengo o a Zempoala, gracias
a su gran tamaño se puede convertir, en vela, para impulsar
una lancha o balsa, y, por si fuera pocom en la noche también
se convierte en un magnífico "sleeping-bag",
para tres personas, como ven, vale la pena pagar el pequeño
precio que resulta de diferencia...

—¿Dijo usted pagar? —inquiere rápidamente el
"mantequilla", que hasta aquel momento se había
dedicado a cerrarle el ojo a una linda chamaca que empezaba
a darle "jalón".

—Sí, una pequeña cantidad, por adquirir este
banderín de lujo, ahora si ustedes desean el banderín
ordinario, no nos abonarán ninguna diferencia...

En esto la conversación se vió interrumpida por
la llegada de un nuevo grupo de excursionistas, que haciendo
el mayor escándalo posible, se apresuraron a saludar
a sus conocidos, el presidente de el Club Leones hizo las presentaciones
de rigor: Los señores Quintanilla, García y "mantequilla",
del Club Hormigas Arrieras, el Señor Telésforo
Gutapercha, famoso en el medio por su profesión de "especialista
en faldas".

—¿Qué es usted muy hábil para conquistar
muchachas?

—No, de ninguna manera, el apodo me viene porque siempre me
desinflo en la subida, y me quedo en las faldas de la montaña,
conozco las faldas de todas las montañas principales
y algunas de menor categoría.

—¡Ah vaya!

—Permítanme presentarles al incólume autor de
esta bella frase que debería ser el lema de los montañistas
de categoría, me refiero a la de "Si desde aquí
abajo se ve tan bonito, ¿para qué subir?"

—Antes de que se me olvide, tengo otra frase que sustituirá
con éxito a la anterior, quieren ustedes conocerla?

—¡Como no! —intervino Gutapercha—, estamos ansiosos por conocer el último resultado de sus elucubraciones (de
esta palabra del tipo dominguero) mentales.

—Pues pongan atención: "Si la montaña no
viene hacia ti, demuestra que tú también tienes
orgullo, no yendo hacia la montaña".

—Magnífico, colosal, estupendo, es usted un genio, merecería
que su estatua adornara la rotonda de los hombres ilustres,
terció el presidente del Club Leones, quien le hacía
algo al lambiscón, pero me permitirán que les
presente al profesor Abundio Pocosesos, quien probablemente
ya terminó de recopilar sus frases oportunas.

—No, todavía no, repuso el aludido, pero ya tengo más,
¿quieren que les dé algunas?

—Encantados, empiece por las del guía.

—Muy bien ahí van, "Están en la cumbre por
una cortesía del Club Alpestres, desgraciadamente , la
neblina impide ver el hermoso panorama, sin embargo, y gracias
a la previsión del Club Alpestres, pueden pasar a las
oficinas del Club, donde tenemos un extenso surtido de fotografías
tomadas en este mismo sitio, con objeto que conozcan de lo que
se han perdido", "No, no me perdí, simplemente
di un pequeño (?) rodeo, para no cansar al grupo",
"deténgase (esto se dice con voz jadeante), para
que puedan contemplar el bello paisaje que se extiende a sus
pies", "muchachos (en lo alto de una roca se pronuncian
estas palabras), ya me acordé que es lo que se me había
olvidado: el cable para bajar a rappel, no se preocupen, si
al bajar a rappel se rompió el cable, ya me prometieron
que me devuelven el importe".

—Ahora van las de novatos: "No me caí, sino que
vi un gusano amigo mío y me bajé a saludarlo",
"no me permiten (con voz jadeante) tomar una foto del grupo",
"¿Es cierto que las aceitunas son tunas en aceite?",
"¿No han visto un pastel que traía yo en
mi mochila?", "¿Me habían dicho que
esta excursión era muy fácil", "¿No
conocen un buen remedio para las ampollas?"

—Y siguen, las de la Sección "Famosas últimas
palabras": "Siento comunicarles que ya me perdí...",
"pero eso de que yo iba a traer la comida para todos era
pura guasa", "de aquí no me muevo, aunque me
congele", "los buenos alpinistas no necesitamos rapelear
ni guantes...", "no ofrece ningún peligro bajar
por la Cañada del Ventorrillo", "yo puedo subir
al Popo hasta borracho, y se los voy a demostrar", "Si
destruyen el albergue de Chalchoapan me suicido", "no,
yo conozco muy bien los hongos", "no se necesitan
grandes conocimientos para escalar "El Colmillo"..."

Y aquí fué donde Pantaleón, ya sin ganas
de hacer el cambio por el Banderín, optó por retirarse
sigilosamente, acompañado de su par de inseparables,
prometiéndoles nosotros que en el próximo número
proseguirán sus aventuras.

Y ahora, antes de despedirnos una noticia: van a filmar una
película sobre tema alpino, como una exclusiva para nuestros
lectores, me permito adelantarles el argumento de la película:

Primer rollo: Dos alpinistas suben al Popo, a pesar del fuerte
aire que les pega de frente.

Segundo rollo, Aunque el aire les sigue pegando de frente,
prosiguen su ascenso, incansables.

Tercer rollo, El viento sigue soplando de frente, furiosísimo.

Cuarto rollo, Para evitar que el viento le vuele la cachucha, el alpinista que va al frente, se la pone al revés, esto sí, con la visera para atrás.

Quinto rollo, Sigue soplando el aire, de frente, con una intensidad creciente.

Sexto rollo: Para cubrirse mejor el aire, el alpinista que
va adelante le pide a su compañero le abotone su chamarra
por detrás, ya que en esta forma no se le filtra el aire,
que sigue soplando de frente.

Séptimo rollo: El alpinista que va al frente se resbala
y en su caída arrastra a su compañero, yendo a
estrellarse contra el cantil.

Octavo rollo: Llegan los ambulantes y camilleros al sitio donde
cayeron los alpinistas:

Noveno rollo: (La cámara enfoca el Informe rendido por
los ambulantes): "Cuando llegamos uno de los alpinistas
estaba muerto, el otro murió cuando quisimos enderezarle
la cabeza..."

FIN

Y hasta la otra


© Alpinismo, revista mensual. Tomo 2, número
15, diciembre 16 de 1950. Páginas 23-25.





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EL EXCURSIONISMO EN BROMA
15 agosto 2001

La escena se desarrolla en un sitio cualquiera del Desierto de los Leones, el que sea de su predilección, la Forestal, Valle Escondido, Cañada de los Halcones, Valle de las Monjas, El Retiro, Cañada de los Helechos, cualquiera… Un grupo …







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La escena se desarrolla en un sitio cualquiera del Desierto
de los Leones, el que sea de su predilección, la Forestal,
Valle Escondido, Cañada de los Halcones, Valle de las
Monjas, El Retiro, Cañada de los Helechos, cualquiera...

Un grupo de excursionistas platica y comenta los detalles
últimamente acaecidos, son aproximadamente las 3:00
de la mañana, pero usted ya sabe que en los campamentos
se duerme poco, el grupo de excursionistas llegó a
buena hora, levantó las tiendas, se preparó
unas ligeras viandas, encendió la fogata, cantó,
platicó, procedió a tirar las tiendas, aprovechando
que ya había gente adentro, las volvió a levantar,
hizo ronda para despertar a los que ya se habían dormido,
volvió a erigir las tiendas y poco a poco se fue disgregando,
al poco tiempo no quedaban más que tres o cuatro montañistas,
curioso como lo es este Gnomo, se acercó a escuchar
la plática, ésta resultó bastante entretenida...:

—Ja, Ja, Ja, Ja, Ja, Ja, Ja, francamente si es para dar risa, hace más de una semana que lo leí y todavía sigo riéndome.

—Te refieres al ´ltimo "Ja-ja".

—No, me refiero al último artículo que salió en un periódico, acerca de la Revista Alpinismo, Ja, Ja, Ja, verdaderamente tiene gracia.

—¡Ah!, ya sé, te refieres a lo que escribió
el autor de la pieza "Yo sólo yo y nadie más que yo".

—Bueno, así se le conoce, por más que hay algunos
que, contra toda la razón insisten en llamarle "El Pirata".

—Creo que es un apodo injusto, creo que se acerca más
a su descripción esta frase: "Es un pobre tipo
inocente, que cree que tiene mil amigos, pero los tiene en
la imaginación".

—Muy acertada e ingeniosa la frase se ve que quien la hizo
conoce la psicología de esta persona.

—No es posible, digo, porque yo creí que sólo
tenían psicología las personas inteligentes.

—Dices bien, pero es que "El Pirata" lo es, lo
que pasa es que a veces interpone sus sentimientos personales
a la razón, pero no por eso puede decirse que sea tonto.

—Más que tonto, vanidoso.

—Dejémonos de cosas freudianas y veamos que es lo
que te ha producido tanta risa.

—Pues fíjate que hace no más de un año
el excursionismo era el deporte perfecto, estaba perfectamente
bien organizado, no había accidentes, no se destruían
albergues, no se pintarrajeaban los monumentos ni se embadurnaban
los bellos paisajes, no había pachuchos, reinaba el
orden y la moralidad, todos los excursionistas leían
Shakespeare (y nunca pronunciaban "chiascaspiare"),
comentaban a "Schopenaguer" [Nota de CR: se refiere
a Schopenhahuer], conocían al dedillo las teorías
de Platón, )no, no nos referimos al platón del
arroz con leche), Sócrates, Aristóteles, etc.,
cada mes se levantaba un nuevo albergue, se había depurado
la técnica de tal forma que Todos, sin excepción
eran capaces, no más que se les diera la oportunidad,
de subir al Everest, en excursión magna tipo 12 de octubre.

—¿Qué se te pasó la dosis de "cucharadas" o mejor dicho, de cuál fumaste?

—Nada de eso, según la autorizada (?) opinión
de quien estamos comentando eso era lo que pasaba hace apenas
un año...

—Más bien parece un cuento de hadas.

—¡Bueno! Me van a dejar terminar "u" qué.

—No, sigue, que pasó, el cuento es bonito.

—No más sin chotear, bueno pues resulta que hace como
un año vino un par de tipos alevosos, que con la peor
intención del mundo se pusieron a editar una revistilla,
y "ahí" tienes tú, que con todo y
que no sabían escribir, ni sabían de lo que
estaban hablando, en un año tan solo acabaron con esa
idílica calma, ellos, y tan solo ellos, tienen la culpa
de todos y cada uno de los accidentes ocurridos, de esa "tremenda
ola de vulgaridad" que nos trae del ala, ese par de elementos
desconocidos, por el maquiavélico procedimiento de
editar una revista barata, que ha gustado, en un año,
bueno, en menos de un año, derrumbaron la obra constructiva
de 27 años de Deporte organizado, ellos son los culpables
de que esté tan dividido el excursionismo, dándose
unas mañas que solo ellos conocen (si hasta parece
que son el diablo) se las arreglaron para fundar una serie
de agrupaciones divisionistas, L.J.Z.E, A.O.E., F.M.E. y creo
que hasta un Círculo Alpino, amén de un "titipuchal"
de clubes libres para dividir el excursionismo, inventaron
la política montañista, en virtud de diabólicas
artes hasta provocaron una avalancha en el Popo[catépetl]...

—Ellos solitos hicieron todo eso?

—Eso y mucho más, según el periodista que te
digo, pero es no es todo, te voy a demostrar lo malevos que
son, en contraposición con la angelical candidez de
"yo sólo yo". Imagínate que esta alma
de Dios, tal vez presintiendo la nefasta labor que iban a
desarrollar, bondadosamente se ofreció ponerse al frente
de la publicación...

—Eso yo lo llamo sentarse cuando está puesta la mesa...

—No me interrumpas, de ninguna manera este señor quería
aprovecharse del trabajo de los demás, "nuncamente",
es incapaz de ello, él será hasta lambiscón,
si tú quieres, que yo no lo considero así, pero
no le gusta aprovecharse de lo que hacen los demás,
lo que pasa es que quiso sacrificarse, por el prójimo,
echarse una dura labor a sus espaldas, además tenía
la firme convicción de que, hablando, como acostumbra,
de sus mil amigos en las páginas de esa revistilla,
y dándose un poco de taco, iba a contrarrestar tan
nefasta intervención, pero el par de obcecados editores,
no supieron comprender la altura de miras del injustamente
llamado "pirata" y se negaron a que él fuese
Director, lo más que le ofrecieron (¡Oh!, santa
incomprensión hacia los genios) fue una columna en
su revstilla, cosa que, naturalmente herido en su amor propio
no aceptó.

—Voy, voy, por la forma en que lo defiendes hasta parece
que le debes algún favor.

—No, lo que pasa es que yo siempre he sido amigo de la gente
inocente, además el artículo me produjo mucha,
pero mucha risa, y siendo esta tan escasa hay que agradecérsela
a quien nos la proporciona.

—En eso tienes razón, pero sospecho que no va a reír
tanto cuando vea lo que le contesta "Rompe...viento",
si hasta parece que le tiene tomado el número.

—Hará mal "Rompe...viento", si lo comenta,
a lo macho, si yo fuera Director de la Revista si algo le
ponía, lo trataba en el "Excursionismo en Broma".

—¿Oí mal o efectivamente dijiste "Excursionismo
en broma"?

—No, oíste bien, efectivamente, de una persona a quien
nadie toma en serio, hay que hablar en la columna que se supone
destinada a cosas festivas, un lugar para cada cosa y cada
cosa en su lugar, es más, si alguna vez "yo sólo
yo" quisiera escribir para la revistucha, le asignaría
esta sección, tiene una facilidad innata para escribir
en una forma no seria, fantástica, y así hasta
nos quitaríamos de encima al pasado de el Gnomo, con sus chistes sangrones.


Al oír esto a su humilde servidor el Gnomo, se le quitaron
las ganas que tenía de presentarse ante el grupo, y
decidimos, siquiera por una vez, dar un descanso al anónimo
conversador, por tal razón en esta ocasión,
en que celebramos el primer año de vida de Alpinismo,
les doy vacaciones a los amables lectores, privándolos
de leer mis "sangronadas".

Y así estaba yo de feliz, pensando que no iba a trabajar,
cuando el Director, me exigió mi mensual colaboración,
por tal motivo y para no dejar en blanco esta sección,
transcribí la charla oída en la pernoctada.

Por si acaso hay un lector, o lectora, que se preocupe por
las aventuras del inmortal Pantaleón Quintanilla
(al menos esas son mis esperanzas) tengo el gusto de participarle
que en el próximo número de Alpinismo continuará
esta "aproximación" de novela.

Y aquí le cortamos...


© Alpinismo, revista mensual. Tomo 2, número 13, octubre
14 de 1950. Páginas 52-53.





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EL EXCURSIONISMO EN BROMA
1 julio 2001

La vida hay que tomarla en broma para verle su otra cara.







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Seguimos presentando en esta columna a los nuevos colaboradores
que, a no dudarlo, darán más realce a las páginas
de Alpinismo, toca ahora su turno a la culta y dilecta
escritora Eufrosiana Languaricara, autora de la sección
"El Plato Volador", destinada a las amas de casa,
por el periódico "El Torniquete", el periódico
que no ha podido conquistar a México ni de relajo.

["]Se toma un volcán de regulares dimensiones,
se le dota de nieve, humo, arena, piedras, barrancas y árboles
secos. (Indispensables para fotografías "artísticas").

Por otro lado se toman 15 kilos de huesos, 40 de carne, 5
litros de sangre, 20 metros de nervios y un cerebro loco (Indispensable
esta cualidad). Se mezclan los ingredientes hasta formar un
"alpinista", objeto casi humano que se dedica a
cansarse en los días en los que los demás se
dedican al descanso.

Ya una vez condimentado el "alpinista", se le adorna
con: 5 kilos de callos, ½ docena de ampollas, mataduras
y raspones, etc. Se le pone un gorrito lo mas ridículo
posible, pantalones y camisa de colores chillantes, zapatos
con puntas, un zapapico SIN sanforizar y un silbato de los
que se usan en las posadas.

Se le añade tantita salsa de "machismo",
un poco de pretensiones, un mecate de tendedero y se procede
a la tercera etapa del guiso.

Se pone en contacto el volcán con el alpinista y se
deja éste a cocimiento (vulgo: sudar) durante unas
8 horas.

Después de este tiempo, el alpinista deberá
adquirir un hermoso color amarillo verdoso, que le da mucha
vida al guiso, una vez que tenga hueco el estómago
se le rellena con un poco de jamón metido entre bolillos
duros, se agrega agua helada e insabora a discreción
y, con el objeto de que se agite conveniente[mente], se obliga
al alpinista a darle la vuelta al cráter del volcán.

Ya una vez agitado, se le raspa la parte trasera (este procedimiento
se conoce por tobogán), se le dota de una pomada contra
las quemaduras y, por último, ya que estuvo en contacto
con el volcán se le pone bajo la jurisdicción
de la lava...ndera, porque ya huele a chivo.

Si siguen cuidadosamente esta receta de alta cocina suiza,
lograrán la confección de un hermoso platillo
llamado "Hazaña Alpina" estando en condiciones
de mandar el fruto de su trabajo a cualquier periódico,
donde será debidamente corregida y aumentada, a efecto
de que pase a ser del dominio público."

Es un honor para este GNOMO el poder ir presentando a tan
distinguidos colaboradores, para mayores datos, diremos que
la Sra. Languarícara es autora de infinidad de libros
sobre repostería y culinaria, entre ellos destacan
"100 Maneras diferentes de aprovechar la alfalfa en la
comida vegetariana", "A la felicidad por el estómago",
(Obra laureada por los doctores especialistas en enfermedades
de "la caja de los pambazos"), "100 Recetas
para diferentes eventos", (Obra monumental en la que
se explica como preparar un caldo para "crudos",
hasta la manera mejor de "sazonar" el café,
en los velorios) y "El Jamón en la vida montañista"
(Obra estrictamente culinaria y sin alusiones personales para
ningún elemento veterano).

Como podrán suponer, la Sra. Languaricara, estará
a cargo de la columna Alpinismo Técnico, misma que
anda de vacaciones por el momento.

Toca ahora hablar sobre excursionismo al conocidísimo
locutor, Dr. I.Q.

 

 

 

 

 

Nota: como el Dr. I.Q. habla tan aprisa, no fue posible
reproducir su "speech", contentándonos con
hacer constar que el citado profesionista rompió el
récord de más palabras pronunciadas por minuto.

Para terminar (¡por fin!, exclamarán los lectores)
contestaremos a nuestra correspondencia.


Alpinismo, revista mensual. Tomo 1, número 8, mayo 12 de 1950. Páginas 30-31.





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