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Montañismo y Exploración
RECORRIDO POR EL ESPINAZO DEL DIABLO
15 septiembre 2000

Tres exploradores pumas realizaron en días pasados el recorrido que en épocas de la Conquista hiciera don Francisco de Ibarra por una de las zonas más escarpadas de la Sierra Madre Occidental, sobre el estado de Durango, conocida como “El Espinazo del Diablo”…







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Tres exploradores pumas realizaron en días pasados el recorrido que en épocas de la Conquista hiciera don Francisco de Ibarra por una de las zonas más escarpadas de la Sierra Madre Occidental, sobre el estado de Durango, conocida como “El Espinazo del Diablo”, recóndito lugar que guarda vestigios arqueológicos e innumerables barrancas de exuberante vegetación tropical.

Los estudiantes de la Facultad de Ingeniería Javier Leyva y Ubaldo Pimentel, acompañados por el biólogo Carlos Rangel, entrenador de Exploración en la UNAM, fueron los primeros expedicionarios mexicanos y, en este caso, universitarios en iniciar este recorrido el 3 de julio.


En los primeros 200 kilómetros los tres exploradores llegaron a San Miguel de las Cruces, en el municipio de San Dimas, para trasladarse al fondo de la Barranca de Río Presidio y posteriormente a la Barranca de Tayoritita [Tayoltita], donde existe una gran veta de oro puro de un metro de ancho.


Transcurridos 14 días, los estudiantes Leyva y Pimentel tuvieron que retornar al Distrito Federal por motivos escolares para quedarse solo y continuar dicha travesía el entrenador Rangel.


Luego de algunos días de prolongadas caminatas, el explorador universitario, con una carga a cuestas de aproximadamente 30 kilogramos de peso, llegó a cruzar seis barrancas más, de las cuales la mayor importancia arqueológica, consideró fue la de Bacís, con una profundidad de más de dos mil 500 metros.


En la barranca, casi a la mitad de su fondo se localiza una cueva grande, de difícil acceso, que contiene en su interior enterramientos y pequeñas casas de adobe en donde habitaban indígenas del lugar desde hace aproximadamente siete siglos y medio, conforme a la información reunida por el biólogo Rangel Plasencia, que incluye una interesante leyenda acerca del cultivo del agua en el interior de la cueva.


Antes de concluir la travesía el 13 de agosto, Rangel indicó que contó siempre con el apoyo de las autoridades locales, representadas por el presidente municipal de Otáez, señor Esequías Paniagua a quien recomendó se rescataran los restos arqueológicos de dichos lugares para se mostrados en un museo que pueden construir en las inmediaciones de la población. Idea que será adoptada para realizarse a corto plazo, pues urge detener la comercialización de las piezas históricas que, por desconocimiento, hacen los lugareños con el turismo extranjero que arriba en pequeña escala a esa zona.




GACETA UNAM





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