Adolfo Cortés V.

Después de conquistar la cumbre del monte Everest, a 8,848 metros, tras 41 días de expedición, Elsa Carsolio señaló a Excélsior, vía telefónica desde Katmandú, que analiza su retiro dentro del alpinismo.

Feliz por su proeza, al principio se muestra renuente a hablar sobre su futuro, mas reitera que por el momento desea seguir disfrutando esta experiencia que la convirtió en la primer alatinoamericana en lograrlo.

“Aún no me cae el veinte. Creo que era completar algo pendiente conmigo misma y la diferencia de hace 10 años es que ahora tuve madurez, perseverancia y el deseo profundo de hacer bien las cosas”, señala con una voz tenue al otro lado del auricular.

—Elsa, ¿qué viene ahora?

“No lo sé, es una decisión que tomaré después de regresar a México, dialogar con mi familia y digerir lo realizado. De repente, como ahora, me puede asaltar el gusanito por ascender otra montaña, pero la verdad deseo hacer algo que disminuya el riesgo, pues tengo dos hijos que cuidar.

“Tengo deseos de volar en un ala delta que, aunque es un deporte extremo, no es tan fuerte como el alpinismo”, señala Carsolio (sic) cuyo regreso está previsto para el 21 de mayo, aunque su esposo Carlos realiza trámites para lograr adelantar su vuelo en los próximos días.

Día de las madres

Explica que el “Día de las Madres” lo pasó en el descenso de la montaña y una caminata de seis horas, pero su regalo fue una felicitación telefónica del presidente Ernesto Zedillo Ponce de León.

“He disfrutado mucho esta expedición y recibir esta llamada fue algo inesperado, que me llena de satisfacción personal. Por ello, deseo decirles a las mujeres mexicanas que, no importa cuáles sean sus sueños, luchen por todo para lograrlos. Yo, a mis 35 años, lo conseguí, de manera que se puede teniendo los pies en la tierra. Ojalá haya madres mexicanas que puedan intentar y concretar sus ilusiones, sean deportivas o no”, concluyó.

Excélsior
Mayo 15 de 1999