Por Adrián Basilio

Qería ganarle a la montaña… y lo hizo. No importaron las fuertes y frías ráfagas de viento, que a fin de cuentas gozó, ni los 10 años de espera. Y aunque todavía no lo asimila totalmente, Elsa Ávila de Carsolio hizo realidad su sueño el pasado 5 de mayo <l conquistar la cumbre más alta del mundo: el Everest.

Gracias a su perseverancia y a que cada paso que dio de la cumbre sur a la principal lo disfrutó plenamente al grado que por un momento no se percató que “ya no había más que subir”, la única latinoamericana que ha conquistado la cima del pico ubicado a 8 mil 848 metros de altura, comparte con Reforma, por línea telefónica desde Katmandú, Nepal, los pormenores de la experiencia.

“El haber llegado a la cumbre del Everest por propio pie, como me lo había propuesto, fue algo impresionante y bastante bonito, pero que todavía no asimilo del todo. Afortunadamente la montaña me dio la oportunidad de llegar, aunque las condiciones climáticas no fueron las adecuadas porque hacía mucho viento en la parte superior y escalar así es muy difícil, sin embargo me dije a mí misma ‘tengo que ganar’ y lo hice gozando todo el camino”, comenta.

Elsa, que se preparó muy bien para esta expedición pues “arriba de los siete mil metros dependes de ti mismo, tienes que ir muy bien preparado no sólo para subir, también para el descenso y tienes que hacerlo consciente.”.

Pero además de su empeño, a Elsa la acompañaron otras cosas “muy personales” y que sin mucho insistir nos reveló:

“En este ascenso me acompañaron muchas cosas, como una medalla que bendijo el Papa y que me fue obsequiada por una tía de Carlos; otra que me dieron unos tibetanos; una deidad budista que me regaló mi amiga Viviana y otra más que me regalaron unos amigos de Estados Unidos”. Además, para no sentirse tan lejos de su patria, también llevó algo de comida mexicana y muchos líquidos porque lo más importante en la altura es rehidratarse constantemente.

Una vez a los pies de la montaña como algo que no esperaba, Carsolio recibió una llamada del Presidente Ernesto Zedillo el lunes pasado para felicitarla a nombre de todos los mexicanos por su hazaña. La montañista adelantó  que a su regreso a nuestro país seguramente tendrá un encuentro con el Primer Mandatario para profundizar sobre la expedición.

Elsa ansía volver a México pues ya extraña “el calor de su gente, la comida y por supuesto a mis hijos y mi familia”, sin embargo aún no tiene fecha precisa para hacerlo, pero espera sea antes del día 22 de este mes.

Mientras tanto empezará a adaptar este logro a cada parte de su vida como mujer, madre, esposa, empresaria, y por supuesto, como deportista, facetas en las cuales, advierte, todavía hay Elsa Carsolio para rato y para muchas cosas porque, dice, cuando uno se las propone y las hace con corazón siempre las logra.

Los mexicanos siempre han sacado la casta, Elsa lo ha hecho y espera que los demás lo hagan porque “deben atreverse a llegar a su propia cumbre ya que la vida es una montaña que escalar”.

Reforma
Mayo 15 de 1999